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Consejos y preferencias sexuales de algunas de las más famosas de Hollywood

Atarse a la cama, pasearse desnuda, disfrazarse… La revista Glamour México ha recopilado algunas de las recomendaciones, fantasías y preferencias sexuales que varias famosas y celebrities han admitido sin pudor a lo largo de distintas entrevistas. No es que sean la bomba, la verdad, de hecho, son bastante normalitas, pero os detallo algunas a continuación como pura curiosidad:

-Eva Longoria. Es de las que disfrutan con los jueguecitos. Cuando estaba casada con el jugador de baloncesto Tony Parker, además de tatuares en el cuello el número de su camiseta, afirmó que le resultaba de lo más excitante “ser atada a la cama con pañuelos de seda”.

Brad Pitt y Angelina Jolie

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-Heidi Klum. Además de por su éxito en las pasarelas, la top model alemana es conocida por su afición a disfrazarse, inclinación que, según cuenta ella misma, le gusta llevar hasta el dormitorio. «Es bueno jugar a disfrazarte, hacer un esfuerzo por salirte de la norma. Si eres salvaje y un poco loca, déjalo salir para que la otra persona sepa bien que dentro de ti vive un pequeño demonio al que le gusta salir de vez en cuando”, dijo en una entrevista.

-Gwyneth Paltrow. La actriz confesó en más de una ocasión que su mejor manera de evitar una pelea conyugal era con el sexo oral. Está claro que, por bien que se le diera, que nadie lo duda, no era suficiente, dada su reciente separación, tras 10 años de matrimonio, de Chris Martin (Coldplay).

-Eva Mendes. A esta escultural actriz y modelo, ex del también actor Ryan Gosling, lo que le pone es el sexo viajero. “He tenido sexo en los 50 estados de Estados Unidos. Fue durante un road trip cuando era más joven y nunca me sentí tan sexy”, comentó. Cree que es algo que una mujer debería experimentar al menos una vez en la vida.

SCARLETT JOHANSSON

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-Scarlett Johansson. La voluptuosa actriz, actualmente embarazada, ha confesado que le gusta mucho hacer el amor en el coche. «¡Me encanta! El asiento trasero es perfecto», afirma.

-Carmen Electra. Es una de los sex symbol de los 90, y tiene claro que no hay nada como un buen striptease para sorprender a un hombre. Incluso editó su propio DVD para enseñar cómo hacerlo correctamente.

-Christina Aguilera. La cantante apuesta por desprenderse de la ropa y pasear la desnudez por la casa mientras haces las tareas cotidianas. «Se trata de hacer las cosas que acostumbras, pero desde otra perspectiva. Es candente y mantendrá viva la llama”, afirma.

-Olivia Munn. La actriz, modelo, presentadora y escritora estadounidense recomienda decir guarradas, cuantas más, mejor: “Sé que a muchas personas les resulta difícil… No saben qué decir, cómo empezar y cuándo parar. Y claro, al principio sienten que suenan ridículos. Y probablemente así sea. Pero déjenme decirles algo: funciona”.

-Cameron Díaz. La rubísima recomienda, por encima de todo, no fingir jamás. «Ser sexy es involucrarte en el momento por completo, no importa si eres tímida o muy caliente. Fingir siempre es ridículo y nunca funciona. Puede traer demasiados problemas después en una relación”. En la misma línea se expresó Olivia Wilde: “Puedes mentirle a tu familia en Navidad y decirles que la cena estuvo perfecta. Pero nunca puedes mentirle a tu vagina.”

-Angelina Jolie. La actriz confesó que ella y el padre de sus hijos, Brad Pitt, tenían unos cuantos sitios especiales donde les gustaba hacer el amor, entre ellos “detrás de la cascada de la piscina”.

Hipnosis erótica, ¿terapia alternativa y orgasmos sin contacto?

Desinhibición, experiencia erótica mental y orgasmos sin contacto físico alguno. Eso es lo que se promete desde lo que se viene a llamar “hipnosis erótica”. Yo no había oído hablar de ello, la verdad, pero mi amiga Mariana, argentina de Buenos Aires que estos días anda de okupa en mi casa, me cuenta que allí se ve cada vez más, ofertándose a veces como una especie de servicio sexual y, otras, como terapia alternativa para tratar ciertos tipos de disfunciones.

En el primero de los casos, se trata de hipnotizar a los clientes/pacientes para acceder a su inconsciente y, a través de un relato erótico guionizado y absolutamente personalizado, proporcionarles placer y llevarlos a vivir determinadas fantasías. El hipnotizado, siguiendo las instrucciones y sugerencias de su guía, sentirá físicamente lo que este o esta le «ordene» sentir. Es una experiencia mental de disfrute sexual a través de la palabra. El cuerpo, entretanto, descansa relajado y en ningún caso hay contacto físico.

hipnosis

GTRES

Al estar liberados de las represiones e inhibiciones propias del estado de vigilia, en esas sesiones hipnóticas uno puede ser todo aquello que desee, desde una dominatrix vengadora a un alto ejecutivo que en la intimidad disfruta con unos cuantos azotes, todo vale. En varios países de América Latina y en Estados Unidos, algunas terapeutas incluso venden sus sesiones hipnóticas a modo de podcast.

Personalmente, este uso de la hipnosis me recuerda a aquella peli futurista con Arnold Schwarzeneger, Desafío Total, en la que la gente acudía a una compañía especializada en implantar falsos recuerdos para vivir todo tipo de experiencias. O a aquella otra con Sandra Bullock, Demolition Man, en la que la gente follaba sin tocarse. Ocurre que las relaciones sexuales con intercambio de fluidos eran ilegales y para experimentar el sexo, la gente se metía en una cabina simuladora en la que los participantes se colocaban un casco que actuaba como estimulador en los centros del placer del cerebro. Pues eso, que me parece estupendo que exista y que la gente lo practique, pero yo me quedo con la piel y el intercambio de fluidos.

La otra vertiente es, como decía, la terapéutica. Consiste en llevar al paciente a un estado de relajación en el que, libre de represiones y estimulado eróticamente, pueda centrarse en aspectos particulares que le provoquen angustia o bloqueos, revelando situaciones reprimidas y desmontando sus consiguientes síntomas. Así, a través de evocaciones sexuales se intenta facilitar la exteriorización de conflictos inconscientes, con lo que se puede atacar mejor problemas como la anorgasmia o la disfunción eréctil. No obstante, son muchos los expertos que expresan sus dudas acerca de su efectividad. A saber.

Fantasías sexuales sí, gracias

Un atractivo desconocido/a se sienta frente a ti en el metro y no te quita la vista de encima. Cuando te levantas porque estás a punto de llegar a tu parada, se coloca tras de ti y te susurra algo al oído que te provoca escalofríos. Minutos después os estáis arrancando la ropa en un pequeño pero confortable hotel.

No, no lo has hecho nunca, es solo una fantasía. Esa, o hacer un trío, follarte a tu cuñado/a, hacer el amor mientras alguien mira, seducir al fontanero o quedarte atrapada con Brad Pitt en el ascensor justo cuando pasa su peor crisis con Angelina. Son solo unos ejemplos, porque fantasías sexuales hay de todos los tipos y colores. Comienzan en la pubertad y suelen acompañarnos, si tenemos suerte, durante toda nuestra vida.

El sueño de la esposa del pescador

El sueño de la esposa del pescador por Hokusai (wikipedia)

En España, según las estadísticas a las que he estado echando un ojo, fantasean en torno al 70% de los hombres y el 48% de las mujeres. Otros estudios dicen que no, que lo hacen a partes iguales. En lo que sí que coinciden los expertos es en que atribuyen distintas formas de fantasear a hombres y mujeres, achacándoles a ellas ensoñaciones de contenido más romántico. Personalmente, no sé a qué mujeres se refieren, porque ni una sola de las que conozco me ha confesado una fantasía de ese tipo, pero claro, eso no cuenta como estudio ni tiene ningún afán estadístico.

En cualquier caso, fantasear no es sinónimo de desear. Porque una cosa es dejar volar la imaginación, que resulta muy sano además de estimulante, y otra muy distinta llevarlo a la práctica. Aunque hay gente para todo, claro está. Muchos fingen llevar sus fantasías sexuales a la realidad en forma de juegos eróticos con sus parejas o compañeros de cama, pero eso no es lo mismo. Ejemplo: vestirse de prostituta y que tu chico simule contratarte en plena calle no es igual que acostarte realmente con un desconocido a cambio de dinero. Y lo digo sin criticar ni lo uno ni lo otro, solo digo que no es igual.

Las fantasías sexuales son, según Freud, representaciones mentales con el sexo como protagonista “no destinadas a ejecutarse”. Muchas veces son difíciles de concretar y otras resultan casi imposibles de realizar (véase el caso de Brad Pitt). Aunque eso no quiere decir que algunos no las lleven a cabo. El caso del trío, por ejemplo, es de lo más recurrente, y lo cierto es que casi todos los que lo han practicado entre la gente que conozco me reconocen que no se cumplieron sus expectativas y que no resultó como habían imaginado. “Quería hacerlo una vez antes de morir”, me dice uno que no tiene intención de repetir. Otro, en cambio, sostiene que nunca vivirá nada igual sexualmente hablando.

fotograma de `La reina Margot'Sé de alguna fantasía bastante más atrevida que ha acabado como el rosario de la aurora para su protagonista. Porque en la literatura a la reina Margot le sale muy bien cuando sale por las noches oculta bajo una máscara a buscar varones con los que aliviar sus fuegos, pero esta otra que yo me sé acabó en comisaría poniendo una denuncia. A su casa que fue a punta de navaja, donde lo único que no le robaron fueron las bragas.

Las fantasías sexuales son un gran afrodisíaco, un antídoto de lo más eficaz para combatir el aburrimiento y miserias que en ocasiones nos ofrece la realidad. No comprometen a nada, solo la imaginación. Solo que, si se llevan a la práctica, pueden perder el efecto estimulante y, a veces, jugarnos una mala pasada. Eso, o que resulta que al final soy una mojigata.