Hay experiencias en la cama que la mayoría compartimos: que te baje la regla en pleno arranque de pasión, sentir que el orgasmo tarda demasiado en llegar y preocuparte por ello (y que tarde aún más)…
Y entre todas esas vivencias íntimas, se encuentra también la de que tu acompañante haya tenido una pérdida de erección.
El problema es cuando, pese a que se trata de algo normal que hayamos podido encontrarnos en algún momento, por la falta de educación sexual no sabemos ni cómo responder a ello ni cómo acompañar a la otra persona.
![pérdida erección pene](https://cdnb.20m.es/sites/108/2024/06/pexels-deon-black-3867281-6376544-620x413.jpg)
PEXELS
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Por lo pronto, una disfunción eréctil -el nombre oficial- o «gatillazo» sucede en la primera etapa de nuestra vida por causas psicológicas, o al menos es así en la mayoría de casos.
Con la edad, esas causas pueden ser mixtas, lo que tienen en común es que como aún existen muchos mitos y prejuicios sobre la sexualidad masculina, puede darse un bloqueo, falta de confianza, vergüenza o ansiedad.
Es decir, una serie de emociones que se entrometen y nos dificultan a la hora de gestionar esa situación.
Ya sea una pérdida de erección puntual o algo que se repite (en cuyo caso sería recomendable buscar ayuda profesional), la erección es algo que si le pasa a la otra persona, no puedes controlar, igual que su reacción.
Lo que sí podemos es tener una serie de herramientas en cuanto a alternativas para reaccionar según se necesite: siguiendo el encuentro con otra alternativa, dando apoyo emocional, hablando del tema…
Que se pierda la erección no significa que no se pueda seguir disfrutando de la actividad sexual, es más, hay diferentes maneras que permiten darle rienda suelta a las ganas.
Hay otras prácticas como caricias, besos o sexo oral que pueden ser muy placenteras y además ayudan a mantener la conexión (¿quién dijo que se cortaba el rollo?). Incluso puede ser un buen momento para introducir un juguete sexual.
Con estas vías, nos alejamos de una sexualidad que se reduce únicamente al coito –el famoso coitocentrismo del que habrás oído hablar- y se alivia la presión y el estrés que están asociados con la necesidad de mantener una erección para tener sexo.
Pero si el mood ha cambiado y la otra persona no tiene ganas de seguir con el sexo, optar por actividades que relajen y disminuyan la ansiedad que puede haber experimentado es otra buena alternativa.
Esa situación de nerviosismo se puede contrarrestar con algo que reduzca el estrés, como puede ser un masaje que mantenga el ambiente íntimo.
O, para las personas más cariñosas, dedicar un rato a una buena sesión de mimos, también fortalece el vínculo emocional.
Para terminar las ideas, un baño o ducha relajante pueden ayudar a mitigar la ansiedad y que se sienta cómodo. Aunque no hay nada que se pueda comparar -para saber a ciencia cierta qué funcionará mejor- que preguntar qué necesita de ti.
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Cómo sacar el tema
Siendo algo delicado, abordarlo puede tener efectos positivos, ya que no se vive como un tabú. Pero plantearnos el hablar de esto puede dejar más preguntas que respuestas, ¿cómo se saca el tema sin ofender?
Para hablar de ello hay que tirar de sensibilidad y decirle a la otra persona que no pasa nada y que estás ahí para apoyarle, algo que puede aliviar la presión.
En función de sus ganas de profundizar en el asunto (recuerda que hay gente que se siente más cómoda abriéndose que otra), puedes continuar con el tema o directamente decirle cosas bonitas.
Remarcar sus virtudes, como puede ser recordar lo mucho que te gusta estar en su compañía o pasar tiempo -u otras cosas que se quieran expresar-, tiene como ‘efecto secundario’ aumentar la confianza del acompañante.
Y, por supuesto, reafirmar que lo sucedido no cambia cómo te sientes y que lo importante de conectar sexualmente es el placer mutuo.
Sí, tener un gatillazo o que tu pareja lo tenga, puede ser una experiencia confusa y frustrante, por lo que hace falta mucha paciencia y comprensión, pero también recordar que la conexión emocional y la intimidad no dependen solo del contacto físico.