Entradas etiquetadas como ‘responsabilidad afectiva’

Escribir a tu ex para felicitarle la Navidad puede no ser tan buena idea como crees

Los villancicos, las luces que decoran las calles, las películas románticas navideñas donde la solitaria protagonista termina cambiándose de ciudad y encontrando el amor verdadero…

Sí, la Navidad es una época romántica porque invita a quedarse en sitios calentitos tomando algo y hablando o en casa compartiendo una manta.

El caldo de cultivo perfecto para que la nostalgia de cuando estabas en pareja te coja con la guardia baja.

Cuando te quieres dar cuenta, estás con el móvil en la mano dándole vueltas a un mensaje para tu ex. Por eso quiero convencerte de que no lo mandes.

chica móvil navidad

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Tu ex no necesita saber de ti, porque de necesitar estar al día de lo que pasa en tu vida (y tú de la suya), no sería tu ex, sería tu amigo.

Así que si ya tiene esa etiqueta, es porque está formando parte de tu pasado y ahí debería quedarse.

Cuando se habla de responsabilidad afectiva es también entender que, recibir un mensaje así, por mucho que creas que solo tiene buenos deseos, tiene un impacto en la otra persona que no conoces.

Por lo pronto, un inocente «Que pases unas felices fiestas», puede afectar a su bienestar emocional y al tuyo (si no sabes cómo se lo va a tomar).

Lo que te deja en una situación de ansiedad anticipatoria que podrías haberte ahorrado.

Y es que este tipo de tomas de contacto, pueden reabrir emociones no resueltas o heridas sin sanar (¿a quién no se le ha acelerado el pulso viendo el nombre de esa persona del pasado en la pantalla?).

Es algo que reinterfiere en el proceso de superación si una de las dos personas no ha pasado página, aunque también puede suceder incluso habiendo cerrado el capítulo.

Aunque solo pongas «Feliz Navidad, espero que todo bien», escribir es, en sí mismo, un acto que puede provocar confusión, ya que tú puedes tener claro que solo querías felicitar las fiestas, pero puede dar pie a que se piense que intentas reconciliarte y estás utilizando el periodo navideño como excusa.

Te puede interesar leer: 6 consejos para que seas mejor ex

O incluso que pueda interpretarse como falsa amabilidad, ya que el mensaje estaría motivado solo por la navidad y no por razones genuinas.

Si tu ex ha dejado claro (verbal o por acciones como dejarte de contestar en cierto punto) que no quiere saber de ti, mandar un mensaje es una manera de violar los límites establecidos.

Porque por mucho que te crees expectativas más o menos realistas, de que te va a contestar y todo va a estar bien, pueden no suceder.

Así que, con todo esto, ¿aún quieres exponerte a ello?

Me gustó mucho un consejo que dio María Esclapez en su podcast sobre superar el duelo que también se puede aplicar a este caso.

Si tienes muchas ganas de contactar o echas en falta a la otra persona, piensa en él o ella y mándale cariño mentalmente.

Deséale que esté bien, dedica unos segundos a llenarte de esa buena energía, de ese aprecio que sientes, y déjalo correr imaginando que se lo envías por el aire.

Deberías centrarte en disfrutar con las personas del presente, son tiempos para estar pendiente de la familia y amigos cercanos, todo lo que te distraiga de cenar con tu abuela -por poner un ejemplo-, es ruido.

Y la tranquilidad de no darle vueltas a momentos o personas que no van a volver, es el mejor autorregalo que puedes hacerte.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Puede que te estén haciendo «Summer shading» sin darte cuenta

El verano es la estación de tener aventuras románticas inesperadas o de dejar todo en pausa, hasta el regreso después de las vacaciones, si habías empezado a verte con alguien.

Y hay ocasiones en las que estas situaciones son las dos caras de la misma moneda, lo que se conoce como summer shading.

Chico teléfono móvil

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

El summer shading vendría a ser un tipo de ghosting más específico de esta época del año, porque comparte la falta de responsabilidad hacia la otra persona así como dejar de estar disponible para hablar o verse hasta el fin de las vacaciones.

Aunque una buena manera de resumirlo sería que es poner los matches potenciales en espera durante los meses de verano.

Un comportamiento que viene a ser lo contrario de lo que pasa en Navidad, cuando la gente quiere quedarse en casa con pareja aprovechando la temporada de edredón y manta.

Puedes identificar el summer shading cuando una de las dos personas se empieza a distanciar.

De repente tiene compromisos, eventos, viajes y todo tipo de planes típicos de la agenda vacacional a los que no puede faltar, porque ya ha prometido asistir.

Resulta una forma sutil de dejar en buenos términos a la otra persona en el banquillo sin terminar de esclarecer la situación.

El motivo, claro, es la probabilidad de conocer a otras personas y que surjan posibles amores de verano durante esos meses, pudiendo hacer lo que da la gana sin ningún tipo de remordimiento al respecto.

Además, al empatizar con el lío que supone organizar los viajes, maletas etc, la víctima del summer shading tiende a no pedir explicaciones para no agobiar todavía más.

De ahí que se justifique y normalice que haya menos comunicación (“es que no llevo el móvil a la playa”), si cancela un plan (“me caigo de sueño por el jet lag, lo dejamos para otra?”) y que haya más distancia física y emocional.

Estando sin la motivación inicial de haberos conocido y estar viéndoos con frecuencia, ¿cómo sacar la conversación del “qué somos”?

Pero, por otro lado, para compensar la desaparición, de una forma o de otra te ha hecho entender que cuando pasen estos meses, volveréis a veros y hablar como antes.

No es que no quiera, es que ahora no puede.

¿Qué puedo hacer si lo estoy viviendo?

Así como hay quien puede sentir agobio por no querer esperar, también habrá a quien le dé más igual y aproveche los meses de verano para lo mismo: disfrutar.

Lo importante es valorar si estáis en la misma página. ¿El verano es carta blanca? Genial.

¿Sientes que el summer shading te está haciendo daño? Quizás hay que terminar.

En la conversación no pueden faltar las expectativas que tenéis: qué os encaja ahora mismo y qué no.

Y si la otra persona no quiere mayor compromiso en este momento, lo cual está en todo su derecho, al menos que seas consciente y puedas tomar la decisión de si esperas a la vuelta del verano o no.

Pero no que pases unos meses de agonía preguntándote qué has hecho mal o por qué han cambiado las cosas, cuando lo que ha pasado es que te han dejado en pausa con la excusa de las vacaciones de verano.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Acostarte con el ex de tu amiga: ¿de verdad es una falta de respeto?

Hace una semana, una seguidora me preguntaba por Instagram (que si no me sigues aún, deberías hacerlo) que si había escrito algo sobre tener sexo con el ex de una amiga.

Supongo que no tenía muy claro hasta qué punto era correcto hacerlo y pregunté al resto de seguidores cómo veían la situación.

La gran mayoría se oponía por completo diciendo que era una falta de respeto hacia los amigos.

pareja sexo

PEXELS

«Uf, mucho lío», «Mi amiga vale más que un polvo», «No sería capaz», «Es raro», «Hay algo que se rompe», «Está feo»…

Pero, ¿en serio es tan tremendo?

En mi opinión -y desde ahora hasta que acabe el artículo, te animo a que me lleves la contraria- las personas no somos posesiones.

Es decir, tener una relación de pareja no nos convierte en una propiedad ni significa que ‘adquiramos’ a alguien.

Lo que sí podemos es compartir una serie de afectos e intimidad durante una etapa de nuestra vida, sentimientos que se deben trabajar también cuando esa historia llega a su fin pasando a otro plano.

Concebir a las personas que están pasando o han pasado por nuestra vida como ‘nuestras’ es una ilusión porque somos libres.

El sexo es un acto compartido más de disfrute que no tiene por qué ir acompañado de todo ese despliegue sentimental a la hora de tener un encuentro físico.

Que puede ser un polvo y ya está.

Te puede interesar leer: 6 consejos para que seas mejor ex

Lo que sí me parece imprescindible es saber en qué punto está la persona con la que mantenemos amistad.

¿Ha pasado página del todo o todavía siente algo? Si es algo que le va a generar dolor, se debe sopesar si es el mejor momento de hacerlo o se puede esperar.

Para llegar a toda esta información, nada como sentarse a hablar con esa persona y conocer si para ella su ex es un límite.

Y la razón del límite, en el caso de que sea afirmativa la respuesta.

Entiendo que aquí pueden entrar los celos o inseguridades, pero sigue siendo un trabajo que debe hacer la amiga o el amigo.

Porque si el malestar que le puede causar se debe a que considera que su ex pareja es intocable, no estaría de más hacerle entender que somos independientes y podemos tomar las decisiones que queramos.

Le he dado muchas vueltas al tema desde que me lanzó la pregunta.

Pensando en mi última pareja (con quien estuve casi 6 años), es guapo, simpático y cariñoso, podría entender que le resultara atractivo a una amiga y saltara la chispa entre ellos.

Si conmigo la cosa no funcionó, y ya hemos rehecho nuestras vidas, él puede hacer lo que quiera. Al igual que mi amiga.

Serían dos adultos sintiendo deseo el uno por el otro. Y yo no sería nadie para inmiscuirme entre ellos en el nombre de un amor que ya se apagó.

Me gustaría saberlo de la misma manera que me gusta saber otras aventuras de mi amiga. Pero en ningún caso sentiría que debo darle ‘permiso’ para hacerlo.

Creo firmemente que se pueden compartir momentos muy placenteros con quien menos lo esperas.

Y cerrarle la puerta porque tiene el título de ‘ex de’ es una pena.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

De los hombres que cuidan a las mujeres

Una vez una pareja me arropó en la cama. Con todo el cuidado del mundo, fue colocando cada parte del edredón alrededor de mi cuerpo, dejándome envuelta como un burrito.

Entre la sensación de comodidad y verle hacer algo tan sencillo, pero tan lleno de cariño como es arropar -que solemos relacionar con los padres-, me puse a llorar.

UNSPLASH

Me sentí tan atendida como nunca antes. No era un gesto extraordinario por sí solo, a la inversa había pasado otras veces. Lo increíble para mí era que él lo hubiera hecho siendo un hombre.

Porque, por desgracia, si eres hombre y cuidas a tu pareja, si te preocupas por ella, eres un «calzonazos».

Por desgracia, si eres hombre y cuidas a tu amiga, te encargas de que llegue sana y salva a casa un día que está borracha, escuchas su historia cuando te cuenta un drama, eres un «pagafantas».

Parece que lo raro es pensar en las mujeres como iguales, en seres que merecen el mismo amor, cariño y atención.

Y, si se hace, se ridiculiza hasta el punto de que un hombre no se sienta bien dispensando ese tipo de trato y reciba esos apelativos.

Porque socialmente, ese es un trato poco viril, femenino incluso (históricamente, son los cuidados nuestra parcela). Porque no hay nada menos masculino que no ver a las mujeres solo como un agujero donde meterla.

Así que quiero más igualdad para que haya más que, como aquella pareja que tuve, sepan atender y disfruten haciéndolo.

Hombres que vengan a tu casa en mitad de la noche porque la vacuna te ha dado reacción y quieren estar ahí para lo que puedas necesitar, que te den un masaje en el cuello porque llevas todo el día con el ordenador, que te digan que se encargan de la cena mientras tú vuelves de spinning o el plan con amigas…

Pero también que te escuchen cuando has tenido un problema con tu madre, que te aconsejan y te digan que no estás sola, que te den un abrazo de esos que entonan más que cualquier Coca Cola.

Que te peinen el pelo no porque necesites cepillarlo, sino porque saben que te encanta. Que se coman tu lista de reproducción de Spotify con anuncios -aunque no les apasionen ni las canciones ni escucharlas con tanta pausa publicitaria-.

Que dejen que le pongas mascarilla facial, porque saben que para ti es divertida la idea de hacer skincare juntos.

Que sepan qué día quieres un beso de afecto y el de cuando buscas sexo. Que te lean como un libro abierto porque prestan atención a lo que dices y saben el significado de ese ceño fruncido.

Que no te hagan sentir mal por estar de bajón hormonal, que te abracen el doble de fuerte y traigan galletas de chocolate a casa.

Que te canten para animarte y te abrochen el botón del cuello de la camisa porque, aunque saben que llegas, si te lo hace otra persona, es más sencillo.

Que te quieran cada día y lo demuestren cuidándote.

Y esos son los que queremos en nuestra vida y a los que querremos a lo largo de ella. Los que merecemos.

Duquesa Doslabios.
(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Tu ex no tiene por qué tener responsabilidad afectiva

Estuve con mi última expareja varios años. Los suficientes como para conocerle de todas las formas y maneras.

Para saber su plato favorito, la lista de Spotify que más se ponía en la ducha o la travesura de su infancia que más le avergonzaba.

Y él también me tenía aprendida, por supuesto.

UNSPLASH

Quizás por eso, cuando la relación se acabó, no me entraba en la cabeza que, sabiendo tan bien cómo soy, actuara de la forma que lo hizo.

Que no moviera ficha, buscara soluciones o intentara que la situación no llegara al punto que lo hizo.

Tampoco entendí que, después, no quisiera mantener una amistad cuando era algo que él había pedido en un principio.

O que, por primera vez, empezara a dejarme en visto, con mensajes sin contestar, hasta el punto de comportarse como si no existiera.

Aquello me hacía daño de una forma de la que él era consciente. Quizás por todo lo que habíamos pasado.

A lo mejor porque las personas que nos han hecho palpitar siempre van a tener la capacidad de tocarnos más la fibra sensible.

Qué más da.

Lo que no me cabía en la cabeza era que lo permitiera. Que pudiera desembarazarse así de mí como cuando dejas de hablarle al match de Tinder que se pone demasiado intenso.

Fue algo que entendí hace poco, cuando me crucé con la clásica foto de Instagram de una cuenta de psicología.

Mi ex ya no tenía un vínculo emocional conmigo y por tanto no tenía por qué tener responsabilidad afectiva.

Escucharme, tener en cuenta mis sentimientos o acompañarme en el proceso eran una serie de privilegios emocionales que, en el momento que había puesto fin a la relación, no tenía por qué recibir.

Yo esperaba por su parte una reacción hacia mí como si siguiera siendo mi pareja, pensando en aquello que habíamos vivido previamente y el cariño que podíamos seguir teniéndonos.

Lo cierto es que la situación actual, el cambio en la relación hasta el punto de disolverla, invalidaba cualquier tipo de exigencia.

Es difícil y sufrido encajarlo, sobre todo cuando viene por parte de alguien que ha sido tanto.

Pero no quita en que hay que hacer ese esfuerzo titánico en comprender que si se ha acabado, se ha acabado. Todo.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).