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Monógama por elección en el mundo de las no monogamias

Si algo me ha permitido escribir este blog es conocer desde prácticas que jamás me había planteado a formas de relacionarme más allá de la monogamia.

Es más, es una de las cosas en las que creo que más nos hemos abierto mentalmente, que lo que antes ni nos sonaba (poliamor, relación abierta…), resulta cada vez más familiar.

pareja monogamia

PEXELS

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Ahora, las series o películas cada vez representan más a menudo diferentes tipos de modelos relacionales (como por ejemplo, Emily in Paris).

También en cualquier grupo de amigas, hay al menos una que tiene o ha estado durante un tiempo en una relación abierta o poliamorosa. E incluso he llegado a plantearme ¿es esto para mí?

Sí, que la monogamia sigue siendo el vínculo que predomina en la sociedad -y se da por sentado-, es indiscutible. Pero para mí, resulta el más compatible con mi forma de ser y mi perspectiva de futuro.

Con esto no digo que el resto de modelos o acuerdos me parezcan peores, sino que no van conmigo (mientras que pueden ser la alternativa perfecta para otra persona o pareja).

Como nuestro tiempo y energía son limitados, nos organizamos la vida en función de la escala de importancia que le damos a las cosas.

Para mí, en el top está desarrollarme profesionalmente y cumplir mis metas.

Esa ambición que me acompaña necesita que le dedique la mayor parte de mi energía a mi trabajo, ya sea en este blog, redes sociales o proyectos paralelos que tengo en marcha.

Y, para eso, que el resto de ámbitos de mi vida me proporcionen estabilidad y felicidad, es clave.

Hay personas para las que dedicar energía a charlar con otras personas y crear otros vínculos afectivos o sexuales, además del vínculo principal, es un aliciente, para mí es una distracción.

Priorizo la tranquilidad de tener solo un vínculo y dedicarme a crear un proyecto vital con una única persona, lo cual es más fácil de cara hacer gestión emocional (para lo que también hay que dedicar tiempo y energía).

Claro que las relaciones monógamas requieren mantenimiento y cuidados, pero para mí, afrontar una es más sencillo y práctico, aunque haya a quien le aburra la idea de estar con solo una persona.

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Siendo mi vida profesional donde elijo volcar mi energía y creatividad, la principal prioridad, quiero contar en el ámbito sentimental con una pareja que lo entienda y me apoye.

Alguien, de paso, que lo vea de la misma manera.

Porque ese soporte, llámalo compañero de vida o copiloto sentimental, es lo que me permite centrarme al máximo en lo que hago y se convierte en un soplo de aire que me da la capacidad de volar más alto y más lejos.

Y puede que esperaras una respuesta apasionada o peliculera, pero justo por haberme desprendido de los mitos del amor romántico, puedo mirar las relaciones desde una perspectiva más lógica, con razones contundentes de por qué decido mantenerme en este modelo relacional y no en otro.

A mí no me ha llegado el amor de repente y ha cambiado todo. A mí me ha llegado el amor y yo he decidido que, la mejor forma de ajustarlo a mi vida, es construyendo mano a mano con una persona.

No es un amor de «solo tengo ojos para ti» o «mi vida está vacía si tú no estás», es un amor de «te elijo cada día, de todas las personas que hay por el mundo, quiero compartir mi presente y futuro contigo».

Mara Mariño

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¿Es el momento de abrir la relación de pareja? Tres ‘swingers’ te dan consejo

En el Salón Erótico de Barcelona tuve la oportunidad de conocer a tres swingers.

Y claro, con tantos años de relación abierta a sus espaldas, una de las primeras preguntas fue cómo saber si era el momento de, estando en pareja, dejar entrar a más personas.

abrir relación pareja

PEXELS

Si algo me quedo claro después de hablar con ellos, es que no es tan sencillo como empezar a tener sexo a diestro y siniestro -quizás una de las ideas más equivocadas que tenemos de quienes se mueven en este mundillo-.

«Cada pareja tiene su momento» y no se referían solo a llegar a la edad en la que más gente decide abrir la relación (a partir de los 35 años).

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El requisito básico es «concebir el sexo solo como un juego». Y, además, el ritmo debe ser como un convoy, siempre a la velocidad del más ‘lento’ para que funcione.

Según mis entrevistados es a los 35, porque es la edad a la que las parejas están ya afianzadas y tienen estabilidad y madurez.

Sí, la madurez es imprescindible ya que la gestión emocional de ver a tu pareja disfrutando con otras personas, no es poca.

«Hay que hablarlo mucho y trabajar la parte emocional. La comunicación es súper importante», me dice una de los swingers.

Es decir, no solo entra en juego el grado de madurez individual, sino también el de la pareja. De ahí que, como ellos mismos admiten, «hay gente que lo prueba y no lo sabe llevar«.

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La certeza de que «vas a pasártelo bien», algo que no necesitaría que me afirmaran, porque es la motivación de abrir la pareja, no es la única.

Al preguntarles qué otras cosas gana la relación me contestan que mucha complicidad, un sexo excelente y por supuesto cumplir esas fantasías sexuales que tenías en la cabeza.

Claro que, tampoco significa que la pareja deba estar siempre abierta si uno de los dos quiere bajar la velocidad. De hecho, una de ellos comenta que «se hacen parones para desconectar, aclarar las ideas o bajar el ritmo».

Y la pregunta del millón: ¿y si quieres empezar? El consejo que dan es el de ir poco a poco.

Recomiendan hablar con parejas que ya están dentro antes de entrar y, sobre todo, ir a la vez (no abrir la relación solo porque uno de los miembros de la pareja quiere hacerlo).

También me parecía interesante saber algunos de los tópicos que se relacionan con esta forma de vivir las relaciones de pareja.

«Los swingers no salimos del armario, no está bien visto», me contesta uno de ellos.

Y es que en muchos casos sigue la mentalidad machista de que «tu marido te está ofreciendo», dice ella. A lo que contesta su pareja: «no puedes compartir nada que no sea tuyo y mi pareja no es mía».

También que todos los que hacen esto son adictos al sexo, que todos los días hay fiestas o que las parejas no se quieren, que es algo que se hace para reactivar la vida erótica, son otras ideas preconcebidas que no se corresponden con la realidad.

De hecho, al terminar la entrevista, uno de los swingers me contesta que lo primero es arreglar los problemas que tengas en tu relación de pareja y, si eso, «diviértete después».

Gracias a Su y Ni de @su_ni87 y a @Erotonomia por contestar a todas las preguntas, podéis encontrarles en Twitter.

Mara Mariño

¿Y si Netflix quiere que nos cuestionemos la monogamia con ‘Emily en París’?

No sé si te pasa, pero cuando reflexiono sobre la monogamia, no siento que sea algo que haya elegido realmente. Más bien, me he limitado a aceptarla en mi vida sin darme cuenta, con toda la normalidad del mundo.

@EMILYINPARIS

Tampoco existían muchas alternativas a ella.

Cuando, de más adulta, he podido reflexionar largo y tendido sobre ella, he caído en que -por mucho que no me pareciera sostenible una unión cerrada de por vida con una sola persona-, está tan integrada en la sociedad, que es muy difícil vivir de otra manera.

Todos los libros que he leído en mi adolescencia, las películas que he visto o incluso las canciones que he escuchado me hacían llegar a la misma conclusión: el amor verdadero son dos y para siempre.

Cualquier otra cosa que se saliera de ahí, no se podía llamar amor.

Está tan enrevesado este concepto con la exclusividad sexual que, poner sobre la mesa otros modelos de relación, es inaceptable para la mayoría de nosotros (y ya ni os hablo de la opinión que suscitaría en nuestro entorno más cercano).

Quizás por eso lo más subversivo de Emily en París, una de las novedades de Netflix, me parezca cómo plantean el ‘amor a la francesa’: relaciones abiertas.

Por supuesto que la serie es un cliché andante (no faltan las boinas, planos de la Torre Eiffel y cruasanes en todos los capítulos) y los franceses no escapan de él: la seducción es su estilo de vida y son incapaces de ser fieles.

El choque de la protagonista (de origen estadounidense) respecto a sus compañeros de trabajo y amigos en cuanto a las relaciones, es algo que aparece en el primer capítulo y le acompaña hasta el último de ellos.

En la ficción, lo habitual entre los parisinos es tener un matrimonio en el que los amantes están más que aceptados ¡e incluso tienen relación de amistad con ambos miembros de la pareja!

Amor y sexo a varias bandas que se puede resumir en una de las frases de la jefa de Emily: «No quiero el 100% de nadie ni que nadie tenga el 100% de mí«.

Y no puedo evitar pensar que, quizás si estos fueran los referentes de la cultura popular con los que crecemos, tendríamos una idea diferente de lo que son las parejas.

Duquesa Doslabios.

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¿Relaciones más flexibles? Reflexiones de parejas tras el confinamiento

Hasta hace poco, creía que la mayor prueba de fuego para una pareja era la de vivir juntos (descubrir las respectivas costumbres y que la relación siga, pese a ellas, es todo un reto).

Pero claro, hablo de la era precoronavirus.

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He cambiado de idea y he decidido que el desafío más grande ha sido el de aquellas parejas que han convivido juntas durante confinamiento.

Si ya de por sí el roce hace que en ciertas ocasiones surjan discusiones, lo de estar las 24 horas juntos, sin poder ver a nadie más, ha llevado la paciencia -y las broncas- a otro nivel.

No todo iba a ser malo, por supuesto, soy de las que piensa que, todas aquellas relaciones que hayan sobrevivido, han subido otro escalón.

Los meses aislados en casa han dado para mucho. Redescubrirnos a nosotros mismos, conocer de nuevo al otro y crear una rutina en pareja, cuando la vida social era poco viable, ha sido como crear una nueva relación dentro de la nuestra.

Si la cuarentena nos ha hecho reflexionar sobre la vida, el capitalismo o la política, mirar al otro y analizar de nuevo la relación, también han pasado por ahí.

Y la conclusión, en ciertos casos, no ha sido precisamente la de seguir como antes. Según un estudio realizado por la plataforma Ashley Madison, donde se han encuestado a más de 1.800 usuarios, 1 de cada 5 mujeres (19%) tiene previsto pedir una relación abierta a su pareja.

Como miembros de una sociedad monógama, que esta opción se ponga sobre la mesa, puede ser un shock siempre que una de las dos personas no se encuentre en ese punto.

Pero lo cierto es que salirse de la exclusividad parece ser el siguiente paso que algunos quieren que dé su pareja. También, según el estudio, tener citas y aventuras era la segunda actividad más deseada y esperada.

Nos tocará descubrir si será la vida sentimental para quienes acepten esta nueva forma de amor, capaz de alcanzar en popularidad a las relaciones exclusivas.

Al final, como en cualquier otro tipo de pareja, la sinceridad, la confianza y el cariño seguirán siendo las bases (con el añadido del número extra de miembros).

Duquesa Doslabios.

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