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Lactancia erótica y el dilema sobre el consumo de fluidos

No fue hasta el año 2013 cuando sadismo y masoquismo dejaron de ser consideradas trastornos mentales.

Siguiendo su estela, otras tantas preferencias sexuales entraban en esa categoría en vez de ser reconocidas como variantes de la sexualidad humana.

Gracias a ello, el amplio abanico de deseos ha visto la luz y se han popularizado fetichismos que estaban al margen de lo normativo.

madre bebé biberón

PEXELS

A partir de ese cambio en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, todo lo que se dé en un contexto consensuado y seguro es aceptable.

La línea queda trazada en aquello que pueda causar malestar a la persona o a otros (de ahí que la pedofilia, por poner un ejemplo, no pueda incluirse en esta categoría).

Pero que algo suceda porque está aceptado y su experiencia no se estigmatice, no significa que sea ético, que es lo que veo que sucede con la lactancia erótica.

Esta consiste desde el simple contacto con los pechos hasta la ingesta de la leche materna, y puede tener connotaciones de sumisión, dominación o intimidad entre los participantes.

Y, como denunciaba Barbijaputa en uno de los últimos episodios de su podcast, el problema de esta práctica es que ha encontrado un campo del que apoderarse: las webs de venta o donación de leche materna.

Esas reservas de leche, que estaban destinadas para madres que no pueden dar el pecho, se convierten en objeto de deseo de fetichistas que quieren practicar la lactancia erótica.

Y aunque no tengo nada en contra de fantasear, o incluso realizar el deseo de tomar leche materna, creo que hay una diferencia masiva en la manera de llevarlo a cabo.

Porque una cosa es hacerlo desde el deseo de ambas partes o con tu pareja, algo que ya mencionó Henar Álvarez en su cómic La mala leche.

Y otra desde ponerlo en práctica a escondidas, desde el engaño, violando la confianza e integridad de quienes la ofrecen con la intención de que otras personas puedan alimentar a sus hijos.

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Lo suyo sería que buscaran formas éticas y consensuadas de explorar sus fantasías, respetando los límites y derechos de los demás.

Por otro lado, no puedo quitarme de la cabeza hasta qué punto llega el consumo del cuerpo de las mujeres gracias al capitalismo.

Da igual que tu pareja no esté en periodo de lactancia o que no tengas pareja, siempre tendrás a tu disposición una bolsa de leche para tu uso y disfrute.

A la inversa, este negocio ni existe, ni se le espera. No hay mujeres registradas en webs donde hombres venden fluidos como sudor, pis o heces.

Es más, la entrevistada en el podcast de Barbijaputa sobre este tipo de comercio, comentaba que también le habían llegado a pedir uñas de los pies.

Lo único que parece claro es que para ‘venderte’, ya sea a través de fotos, vídeos, leche materna o restos humanos, si eres mujer, siempre vas a tener mercado.

Mara Mariño

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Las fantasías sexuales más comunes y cómo probarlas (de una vez)

Por mucho que pensemos que en la cama lo que nos gusta puede ser particular, la mayoría de nosotros tenemos unos gustos parecidos que se repiten.

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Por ello The Sex Expo y CheckMarket quisieron hacer un estudio para averiguar los fetichismos más comunes entre las mujeres y los hombres cuya edad oscila entre 20 y 30 años.

Aunque son algunas de las fantasías más clásicas, si todavía no has probado alguna, tienes también algunas razones para atreverte con ellas:

  1. BDSM: un clásico desde que E. L. James lo convirtiera en un fenómeno de ventas gracias a Cincuenta sombras de Grey. Su éxito se ha trasladado a las tiendas eróticas por lo que ha vuelto más accesible. Y lógicamente, eso de jugar en la frontera del dolor y del placer, produce mucha curiosidad. Empieza por el nivel más bajo con esposas y cintas (puedes usar cinturones o pañuelos que tengas por casa) y vete escalando niveles según te vayas viendo si te gusta o no.
  2. Sexo en lugares públicos: el riesgo de que te pillen suele ser una manera de hacer la experiencia más emocionante. La combinación de adrenalina y placer hacen que los sitios públicos tengan mayor atractivo que la intimidad de la habitación. Pero antes que nada, toma nota de algunos consejos. Si quieres iniciarte en la práctica lo mejor es que lo hagas a pocos, es decir, empezando por una zona no excesivamente concurrida ni a una hora punta.
  3. Juegos de rol: o cómo jugar con el cuero y con la imaginación. Los más repetidos eran aquellos en los que los participantes juegan a ser desconocidos. El cielo es el límite, pero puedes coger inspiración de todo lo que te rodea: películas, vídeos musicales en el que tú eres Jennifer López y tu pareja Miguel Ángel Silvestre, videojuegos, series de televisión… También es la excusa perfecta para darle un segundo uso a esos disfraces que tienes en casa de antiguos carnavales.
  4. Juguetes sexuales: en la variedad está el gusto y meter en la cama complementos adereza cualquier experiencia. Son una manera de probar cosas nuevas y que además valen para todos los participantes. Lo bueno es que no hace falta que vayas al sex shop más cercano porque tienes este post con los juguetes que te puedes hacer por tu cuenta y que se encuentran fácilmente por casa.
  5. Azotes: la más que honrosa quinta posición es para los azotes, que siguen llamando la curiosidad de todas aquellas personas que fueron encuestadas. Una práctica que, aunque pueda dar un poco de ‘miedo’ si nunca se ha probado con anterioridad, es muy placentera. El azote dentro del juego es un elemento que se debe dar en su mayor parte sobre la nalga de manera firme pero tampoco excesivamente fuerte (a no ser que te lo pidan, claro).

Pero cuéntame, ¿tu Top 5 coincide con el del estudio?

Duquesa Doslabios.

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