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De ‘pedos’ vaginales a manchas de sangre, las reacciones (normales) del cuerpo al sexo

Cuando llega el momento de entrar a la acción en la cama, crees que lo tienes todo bajo control. La lista de Spotify perfecta (hay que amortizar el premium ahora que por fin te has decidido a pagarlo), la temperatura del piso, ropa interior sin agujeros ni antiguas manchas de regla…

GTRES

Pero tu cuerpo tiene otros planes y puede que al terminar, cuando estés volviendo a la calma, toda tu vagina se relaje expulsando un sonoro pedo en su cara.

Por muy ‘tierra trágame’ que parezca la situación, es solo una de las cosas normales que a todos (o casi) nos toca enfrentarnos en el periodo poscoital: que un poco de aire se haya ‘colado’ en la vagina.

No hay nada como normalizarlo con una carcajada para quitarle hierro al asunto (y además, acabas de peerte en su cara, eso bien merece compartir unas risas).

Las flatulencias vaginales son solo la punta del iceberg. Porque si algo compartimos todas (y si no lo haces, deberías empezar ya) es que después de tener sexo te entran ganas de hacer pis.

En el caso de que no las tengas, ve igualmente y evítate una infección de orina. Es la manera que tiene el cuerpo de eliminar las posibles bacterias que del roce, se encuentren en la uretra.

No solo los microorganismos entran en acción por el contacto, también pueden salir rojeces en zonas que no imaginas, sobre todo si el vello ha sido rasurado recientemente.

Claro que, si no desaparece al cabo del día, es recomendable que visites a un especialista, no vaya a ser que tengas algo más preocupante que un poco de escozor porque has disfrutado de un cunnilingus hecho con barba de tres días.

Sentir picor o algo de dolor es también medianamente habitual teniendo en cuenta que son zonas muy sensibles. Al mínimo arañazo, roce o tirón sin querer podemos hacer daño. Lo que me lleva a una de los visitantes más habituales después de tener sexo: la sangre.

Si ya os comentaba que teniendo sexo anal, sangrar es bastante común (recordad que los vasos sanguíneos de la zona se rompen fácilmente), puede suceder lo mismo si se practica sexo vaginal.

La sangre no solo puede aparecer por la cercanía de la menstruación, también porque se ha hecho con demasiado ímpetu o incluso porque la penetración ha ido mal y, cuando te miras -todas a hacernos con un espejito para estos casos- encuentras un desgarro vaginal.

Por lo general, este tipo de heridas se solucionan a los pocos días con un poco de cuidado y abstención. Aunque si ves que no cicatriza, aplica el principio de precaución y ve a que lo miren, que son zonas muy propensas a pillar una infección.

Duquesa Doslabios.

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Pedos vaginales: lo que querías saber pero no te atrevías a preguntar

Estás a punto de alcanzar el orgasmo. En pleno éxtasis del momento le pides al chico que os desplacéis al borde de la cama y te siga dando mientras tú te alcanzas con el índice el clítoris. Cambiáis rápidamente de postura, él sigue y… Ahí viene.

Anne Hathaway también ha experimentado los pedos vaginales. GTRES

Te dejas llevar y con las últimas contracciones le dices que ya podéis cambiar de postura y continuar. Él sale y, seguidamente, se escapa de tu interior una ventosidad más propia de los domingos de fabada en casa de tu abuela que del momento tórrido que estáis viviendo en la habitación del hotel.

Él se queda callado mirándote con un gesto indescifrable a caballo entre el horror y el asco. Definitivamente el morbo ha desaparecido. ¿Por qué a ti? ¿Por qué?

Hola, soy la Duquesa Doslabios. Quizás me recuerdes de otras entregas de cosas que querías saber pero no tenías a quién preguntar como por ejemplo los errores que cometes cuando practicas un cunnilingus.

Y si no me recuerdas, aquí están mis redes sociales para que no me pierdas de vista (Twitter y Facebook) porque esto que te voy a contar te interesa.

Sí, era el momento de hacer de tripas corazón y poner este tema sobre la mesa. Y tocaba hacerlo por dos motivos, en primer lugar porque estoy cansada de tener que pedir disculpas cuando me pasa lo que os he relatado al principio, como si realmente me hubiera tirado un pedo y no supiera controlar mis gases (cuando en realidad tengo el esfínter entrenadísimo) y en segundo lugar porque me niego a seguir prolongando una idea que es falsa.

Creo que a todas nos ha pasado eso de estar dedicadas a los alegres menesteres de la desnudez y el regocijo y desinflarnos como una gaita gallega en cuanto volvemos a tener libre el conducto vaginal.

Ese sonido se produce por aire, sí, pero no por ningún tipo de gas ya que la vagina no comunica con el aparato digestivo y por tanto no es una vía de salida de los pedos. De hecho, fijaos si son diferentes que no tienen olor, ya que no derivan de la fermentación de bacterias en el intestino.

La ventosidad vaginal se debe al aire que se ha introducido previamente. ¿Qué cómo? Pues con el pene.

Es algo involuntario que se produce porque las paredes vaginales se expanden, por lo que al bajar produce ese sonido.

Si todavía no los has experimentado en la cama, que es la manera más habitual de conocerlos, con la edad se producen por la pérdida de tono muscular en las paredes vaginales. Te puede pasar haciendo cosas tan rutinarias como levantarte de la silla o ejecutar esa postura de la vela invertida de yoga.

Aunque es una cosa del cuerpo, entiendo que no nos hace mucha gracia ir pedorreándonos por la vida, por lo que los ejercicios de Kegel o el uso de bolas chinas vienen estupendamente para fortalecer los músculos de la zona.

Respecto a la cama, sabed que no podéis controlar cómo hacer para evitar el sonido de flatulencia ya que no tenemos esfínter, así que relajaos y disfrutad del momento sin pensar en que pueda haberse quedado aire dentro.

No hace falta que os desgañitéis fingiendo una tos que tape el ruidito. Y a quienes escuchéis el sonido, solo pedimos que sepáis por qué es y no nos hagáis sentir mal, que simplemente es algo natural a lo que no hay que darle mayor importancia.

Duquesa Doslabios.