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¿Eres fetichista? Este psicólogo te resuelve la gran duda

Siempre hay algo. Algo que te da reparo compartir incluso con tu amiga con la que tienes más confianza. Algo que tú disfrutas -porque vaya si lo haces- pero sabes que no está bien visto por tratarse de un fetichismo.

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Y puede ser desde una pasión desmesurada por oler la ropa interior de otra persona, conseguir alcanzar el clímax solo si participan los pies en el juego o pasear toda una tarde con un juguete metido en cualquiera de tus orificios, porque es la orden que has recibido.

Lo que tienen en común es precisamente lo que las hace peculiares. Se escapan de lo convencional, del sexo que sí parece moralmente aceptable simplemente por estar más extendido.

Pero, ¿te digo algo? No somos bichos raros.

Y me he encargado de tener un punto de vista profesional antes de escribirlo. José Alberto Medina Martín, (@sex_esteem en Instagram) psicólogo y sexólogo, me ha tranquilizado al respecto.

Porque, para empezar, creemos que el hecho de que nos excite algo en concreto del cuerpo, como puede ser (aquí hablo en mi caso) una barba o vello corporal, ya significa que es un fetichismo, lo que es una confusión muy frecuente.

“Si solo obtienes placer en prácticas sexuales que involucran esa parte, objeto o material, sí se considera fetichismo, que estaría englobado dentro de las parafilias. Son prácticas sexuales no convencionales que se salen del modelo de una sexualidad normal, normal de norma”, afirma el psicólogo.

Es más, para él, que necesites una práctica distinta (se me ocurre como ser escupido o insultado) para llegar al orgasmo, solo tiene una dificultad y es que des con alguien a quien también pueda gustarle eso.

“Cuando solo obtienes placer del fetichismo, ya sea cuero, tacones, fusta o una parte del cuerpo, hay un problema de cara al público que se pueda encontrar. Es más complicado encontrar parejas sexuales con tus preferencias, se cierra el abanico de las posibilidades”, reflexiona.

“El caso es que interiorices que tienes la capacidad de tener gustos por otras cosas, la capacidad está ahí. Pero si no quieres explorarla por cualquier motivo -y quieres seguir ciñéndote a tu parafilia porque te encuentras cómoda así-, no hay ningún problema contigo”, afirma el experto.

En sus palabras: “Es una práctica más. Tiene una serie de dificultades a la hora de encontrar pareja/público con la que disfrutar de ella, pero todo el mundo tiene su espacio y su público, aunque sea más difícil de encontrarlo”.

Solo es un problema si te supone un problema, no porque venga en un libro”, resume.

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Y ¿qué pasa si me encuentro a una persona fetichista pero mi vida sexual es más convencional? José Alberto resuelve la duda.

“Si no te gustan esas prácticas -o no al mismo nivel que a tu pareja-, estás en todo tu derecho de decir no. Es cuestión de encontrar un punto de encuentro. Si no lo hay, no pasa nada. Hay mucha gente en el mundo”, declara.

En lo que coincidimos ambos es que la carga social de tener este tipo de preferencias sigue siendo muy grande. Quitarle peso no empieza en la intimidad de la habitación.

“Ambas partes tienen que tener en cuenta que es una práctica más y no hay ninguna alteración neurológica ni ningún tipo de enfermedad o patología. Por mucho que quieran hablar los manuales de trastornos parafílicos simplemente son gustos.”

Duquesa Doslabios.
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