Archivo de septiembre, 2023

Tener mejor sexo también depende de tus niveles de amor propio

Cuando tu vida sexual está de capa caída, puedes pensar que has tenido mala suerte, que con quienes te topas, la conexión no funciona últimamente o que igual no se han dado las condiciones para que fuera un encuentro que recordar de mejor manera, pero ¿qué hay de mirar hacia ti?

En otras palabras, ¿estás teniendo una racha sexual más floja o es que tu (baja) autoestima te está afectando a nivel íntimo?

chica autoestima

SAVAGE X FENTY

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

La consideración que tengamos sobre nuestra persona es un factor para tener buen sexo que nunca contemplamos.

Supongo que porque resulta más fácil ir a una tienda erótica, y encontrar una novedad con la que distraerse, que trabajar el amor propio, algo tan abstracto que no sabemos ni por dónde abordar.

Así que empezaré por el principio: tu autoestima sexual es la creencia de si eres una persona sexualmente atractiva o sexualmente capaz. Es decir, cómo te ves en diferentes momentos, tanto desde fuera como dentro, del intercambio sexual.

Y es que la percepción que tengas de tu cuerpo va a ser determinante. Si en alguna etapa de tu vida has recibido comentarios negativos, o crees que no encajas en los estereotipos de belleza, es probable que no te sientas del todo a gusto en un momento en el que, además, la sensación de vulnerabilidad aumenta conforme el porcentaje de ropa disminuye.

Esto te puede llevar a estar con la concentración puesta en tu cuerpo, en ‘esconder’ las zonas que sientes más expuestas a recibir comentarios o en ir moviéndote de manera que no las descubra tu acompañante.

Un comportamiento que no solo te distrae del placer -el disfrute está ligado con la relajación y la falta de preocupaciones, estar dándole vueltas a temas externos nos aleja del orgasmo-, sino que además la otra persona puede interpretar como falta de interés por tu parte.

Baja autoestima, alto riesgo para tu salud sexual

A principios de esta semana se celebraba el Día Mundial de la Salud Sexual, que es el estado de bienestar físico y mental de nuestra esfera íntima. Un bienestar que se ve truncado cuando los pensamientos que tenemos sobre nuestro erotismo son negativos.

Además, existe una relación entre tener baja la autoestima y probar prácticas de alto riesgo.

Es decir, con una buena autoestima, el sexo es solo una prolongación de las decisiones basadas en lo que quieres, en el respeto de los límites que has marcado, así como en todo aquello que consideras bueno para ti (personas incluidas).

Si la autoestima está por los suelos, puedes llegar a pensar que lo único que puedes ofrecer es tu sexualidad e incluso tener sexo con gente con la que, quizás, no quieres tenerlo realmente.

Así como que te resulte más complicado escuchar tus propios deseos o decir que no a ciertas prácticas en el momento en que las estás viviendo.

Y a esto se le suma la sensación posterior de culpa o frustración por no haber sabido frenarlo, lo que te lleva a sentir aún peor.

Otra derivación de la baja autoestima es el extremo contrario: manifestaciones arrogantes acerca de las capacidades amatorias o afirmaciones exageradas sobre el cuerpo.

Seguro que se te viene a la mente alguna pareja que has podido tener que se jactaba de alguna técnica o parte de su anatomía.

Si alguno de los ejemplos que he relatado te han sonado familiares, es probable que sea el momento de hacerte un chequeo de autoestima y preguntarte a qué se debe esa insatisfacción.

Puedes empezar por olvidarte de los estándares de belleza o tratar de encontrar el origen de esa poca consideración hacia ti. Y, en el proceso de averiguarlo (por tu cuenta o con ayuda), compartirlo con alguien de tu entorno cercano, o tu pareja, para que tengas una fuente de apoyo.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Por qué nos cuesta tanto estar pendientes de nuestra salud sexual?

Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, algo que, si no tenemos controlado (o no vamos revisando de manera periódica) debería entrar en nuestros planes, aunque sea aprovechando este artículo como recordatorio.

Y es que según el XI Barómetro los Españoles y el Sexo de Control más de la mitad de los hombres (52,4%) nunca ha acudido al especialista y un 20% de las mujeres tampoco. Pero, ¿por qué ocurre esto?

salud sexual

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Estar pendientes de nuestra salud sexual nos cuesta por varios motivos.

El primero de todo es la falta de educación sexual. Solo el 5% de los colegios en Madrid reciben este tipo de formación, por poner un ejemplo.

Además, las charlas que recibimos (apenas dos o tres horas en toda nuestra etapa escolar) no son suficientes. Tampoco hay campañas de concienciación que, de adultos, nos sensibilicen de la importancia que tiene mantener un seguimiento de nuestra salud íntima.

Juega en contra de la salud sexual el estigma que, a día de hoy, todavía rodea este ámbito de nuestra vida. En el propio tráfico de este blog puedo comprobar cómo los artículos relativos a la salud interesan mucho menos que los que escribo de cualquier otro tema.

Y sin embargo, poner esto sobre la mesa, es decir, normalizar las conversaciones en las que podamos hablar -en caso de que nos hayamos contagiado-, sin miedo de recibir juicios o comentarios de nuestro entorno, es muy necesario.

Aunque una de las razones por las que no le prestamos suficiente atención a nuestra salud íntima es porque tendemos a confiar en que la otra persona está ‘limpia’ (cuando según el barómetro, 4 de cada 10 no conoce el estado de salud de la persona con la que se acuesta).

Esto nos lleva a relajarnos y realizar prácticas de riesgo, como el caso de utilizar el preservativo para la penetración -sigue siendo el método de barrera por excelencia-, pero no para hacer sexo oral, por ejemplo, cuando es otra vía de contagio.

Te puede interesar leer: Así son las láminas para hacer sexo oral (igual de placentero) sin el riesgo de contagiarte nada

También creo que el hecho de que revisar la salud sexual dependa de cada persona, y no sea una cita periódica que te ‘salta’ como cuando en tu infancia te avisan de la renovación de las vacunas, es otra traba.

Hace que te distancies, que lo dejes en el último puesto de prioridades y termines por no buscarle un hueco en tu ajetreada rutina.

En mi experiencia, si además intentas estar más encima de tu salud íntima, no siempre te toman en serio. Si no tienes síntomas, no te suelen mandar pruebas ni mucho menos una cita con especialista.

Tienes que decir que has tenido una práctica de riesgo para que te tomen en serio. No te hacen un chequeo así porque sí y las citologías, la prueba que detecta el cáncer de cuello de útero, cada vez se distancian más años.

Pero que la Sanidad esté bajo mínimos es algo que nos está costando la salud y no debería ser así.

Además, aunque no se vea ningún cambio externo en los genitales, no significa que todo esté bien. Hay enfermedades que tardan años en dar la cara, por eso hay que ir teniendo esta cita como algo recurrente.

Diría que también nos invade una falsa sensación de seguridad en lo que a ITS se refiere. Que haya fármacos que permiten hacer vida normal incluso cuando hay una enfermedad de transmisión sexual, y no peligre la vida, hace que nos las tomemos menos en serio.

Sin embargo, aun con todas estas razones, si ya somos mayores para tener sexo, para planear un encuentro con alguien, hay que serlo para pedir cita al centro de salud e ir revisándose «los bajos», como diría mi madre.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Ellos dicen ‘te quiero’ antes, según un estudio (y las dos hipótesis son muy distintas)

Conocer a alguien que te gusta es un proceso en el que se suben varios peldaños: la primera cita, el primer beso, la primera vez que tenéis sexo… No necesariamente en ese orden, pero son algunos de los hitos de cara a construir un vínculo.

Y el primer «te quiero», por supuesto.

pareja amor relación

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Decir «te quiero» es más que verbalizar los sentimientos, son dos palabras con poder transformador, al igual que el famoso «yo os declaro marido y mujer», que convierte una relación de pareja en un matrimonio.

Cuando decimos a otra persona que la queremos, además de expresar lo que estamos sintiendo, estamos abrazando un nuevo nivel de intimidad y, de alguna manera, nos comprometemos más con la relación.

Quien lo recibe puede manifestar su reciprocidad, decir en qué punto está o, en caso de que no se corresponda, poner sobre la mesa que es unidireccional.

Pero, independientemente de la respuesta, decir «te quiero» tiene unos objetivos de los que no somos ni conscientes, y es algo que ha descubierto un reciente estudio realizado por psicólogos de Reino Unido en parejas heterosexuales.

Lo primero que han averiguado los expertos es que, por mucho que sea un momento personal que depende de un montón de factores, son los hombres quienes lo dicen primero.

Ellos, a quienes más les achacamos miedo al compromiso y dificultad a la hora de manifestar sus emociones, por una masculinidad heteronormativa, que dice que lo varonil es no mostrarse vulnerable (¿y qué es querer a alguien sino darle el poder de que nos haga daño?).

Sí, el estudio parece llevarnos la contraria a quienes podíamos pensar que vivimos en una sociedad donde puede parecer que somos nosotras quienes antes estamos listas para avanzar al siguiente nivel.

Las razones: diferenciarse o avanzar en la intimidad

Aunque, más allá de la sorpresa de saber que ellos llevan la iniciativa, según los datos que han recogido en su investigación, me han parecido interesantes las hipótesis que han elaborado al respecto.

Por un lado, apoyan la propuesta de que confesar el amor es una estrategia inconsciente para mostrar su potencial en un entorno con mucha competencia entre hombres.

A día de hoy, ya no es solo el trabajo, el gimnasio o los amigos de amigos, el riesgo de tener rivales se traslada al mundo digital, donde hombres de cualquier parte del mundo pueden deslizarse en los DMs.

Decir las dos palabras mostraría que están involucrados en que la relación siga avanzando, un hecho que se valoraría positivamente entre las mujeres (pese a tener más opciones en su entorno).

La manera de diferenciarse no son los detalles o el tiempo de calidad, es declararse.

Su otra hipótesis es que si el contexto es el contrario -y hay más mujeres que hombres-, confesar los sentimientos sería una estrategia inconsciente para favorecer la intimidad, ya que en su marco social hay más oportunidades de apareamiento.

Los expertos británicos están realizando más estudios para entender cómo las personas navegan en las relaciones, pero queda claro con esta primera observación que sería la reacción de quien recibe el «te quiero» la principal motivación, ya que estaría ligada a un comportamiento posterior.

Un ‘beneficio’ que puede ir desde corresponder las emociones, cerrar la relación o abrirle la puerta a la intimidad, cambios en el trato que no tendrían que ver con la razón de la profesión de los sentimientos.

¿Y si nosotras no lo decimos por miedo?

Sin quitarle mérito a los expertos, mi hipótesis acerca de sus resultados, es que los hombres lo dicen antes porque las mujeres se frenan a la hora de hacerlo.

Por desgracia, actualmente ser transparente e ir con las emociones a flor de piel se ha tachado como algo negativo.

Mostrar interés, hablar de sentimientos, exponer que se quiere avanzar y, por supuesto, decir «te quiero», cuestan por el miedo que nos persigue de ser calificadas como intensas o desesperadas.

Intensas por sentir algo normal, por querer que la relación avance, como es normal, o por querer hablar las cosas para no vivir en la incertidumbre y gozar de estabilidad emocional, como es normal.

El interés romántico debe ser sutil, velado, casi secreto. Una especie de partida de póker en la que nadie puede revelar su jugada hasta tener la mano asegurada.

La solución por la que optamos es dar un paso atrás y quedar a la espera de que sea él quien lo diga para no ‘asustarle’ y que cambie de idea respecto a seguir conociéndonos.

No tengo estudios ni pruebas al respecto, pero artículos sobre «El castigo de ser supermujeres», «¿Qué hacer si asustas a los hombres?» o «Las 8 cosas que intimidan a los hombres», hablan por sí solos.

Parece claro que tenemos pendiente el perderle miedo al amedrentar al otro por la simple razón de que que nos merecemos a una persona con una buena gestión emocional.

Alguien digno de escuchar esas dos palabras y no huir, lo que significa, por fin, atrevernos a decirlo cuando lo sintamos.

Nos hemos hecho dueñas de nuestra carrera, de nuestra vida, de nuestras finanzas, de nuestras decisiones… Es el momento de hacernos dueñas del «te quiero».

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).