¿Por qué nunca deberíamos fingir un orgasmo?

No deberíamos mentir. Así, en general. Quitando las mentiras piadosas, me encantaría que viviéramos en un mundo en el que todos fuéramos sinceros y nos dijéramos la verdad (qué ingenua, ¿no?).

Sería tan fácil como «Mira no, no me apetece quedar», «No quiero seguir conociéndote», «No me gustas», «Ya no te quiero» o «Por mucho que sigamos, no voy a correrme».

UNSPLASH

Todavía nos cuesta parar de tener sexo si no llegamos al clímax, al orgasmo, ese punto final con solo de percusión y un fuego artificial.

Preferimos hacer cambios sin fin y buscar otras formas de seguir incluso poniendo en práctica posturas que podrían ganarse un hueco en cualquier rutina de acróbata. «Sube la pierna, baja un poco el culo, vamos al suelo, contra la pared, ¿y el chorro de la ducha?».

Todo con tal de evitar parar y decir que no tenemos el día, que no nos encontramos bien, que hace demasiado calor, que el cansancio se empieza a acusar o que igual ya está bien después de dos horas sin parar.

Es una de las razones por las que hay quienes optan por hacer que están teniendo un orgasmo espectacular. «Sí cariño, ya me he corrido, podemos pasar a otra cosa».

Sucede lo mismo con los orgasmos que se fingen para complacer a la otra persona, que no sienta que no ha estado a la altura o que no nos ha hecho disfrutar. Que, ante todo, su ego no sufra.

Especialmente cuando son esos casos de quienes preguntan cada poco tiempo si nos está gustando o si se ha empleado a fondo en una ejecución de sexo oral.

Pero ni con esas fingir el orgasmo debería ser una opción que contempláramos. Deberíamos normalizar que lo hemos pasado bien o que no nos apetece continuar sin que resulte raro ni con la sensación de que ha sido una experiencia incompleta, con ese fleco suelto.

Incluso es preferible coger y decir «Me gusta cómo me estás comiendo pero no tengo la cabeza aquí» que seguir dándole bola a algo que no termina de pasar si no queremos continuar.

Es darle la vuelta al sexo, quitando de la ecuación (o simplemente otorgándole menor peso al orgasmo) y dándole el protagonismo a la afinidad, ese feeling, la química sexual y el placer en general.

Disfrutar del camino en compañía no debería ser una carrera a contrarreloj a ver cuánto se tarda en llegar a la línea de meta. Es un trayecto en el que hay experiencias tan intensas que bien pueden equipararse a un orgasmo.

En definitiva, disfrutando de cada bocado, beso, cachete o caricia y dándole el mismo peso que a cualquier otro momento. Porque igual es que lo tiene (y solo nos queda aprender a disfrutarlo como tal).

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).

3 comentarios

  1. Si los hombres dijesen la verdad pocos matrimonios y relaciones sexuales habría en el planeta.

    09 junio 2021 | 13:11

  2. Dice ser Javier

    Qué razón tiene la Duquesa, fingir en el acto es algo totalmente absurdo. Por experiencia, lo más importante en las relaciones íntimas de pareja, lo más importante es la comunicación. Si no la hay se producen muchas situaciones que no querríamos que pasen. Impaciente espero al próximo artículo.

    09 junio 2021 | 23:02

  3. La única verdad que dicen las mujeres es MÁS, MAS, MAS, SIGUE, SIGUE, SIGUE, NO PARES.

    11 junio 2021 | 11:12

Los comentarios están cerrados.