Guía para ampliar tu repertorio sexual

Me las doy de original, de alternativa, de amante de la variedad. De que lo mismo te cojo en la cama que te ato con un cinturón al sofá.

Pero por mucho que disfrute de la diversidad, me definen posturas, formas de besar o maneras de tocar que reproduzco sin parar. Lo mucho que me encantan es la razón por la que no sé cómo evitar las ganas de meter un dedo en la boca de otra persona o pedir un mordisco si la ocasión se presta a ello.

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Podría decirse que forman parte de mi forma de disfrutar. Pero qué le voy a hacer si me pierdo cuando recorro los labios de otra persona con la lengua, cuando pido que se tumbe en el suelo.

Conozco bien mi repertorio erótico. Son muchos años averiguando lo que me gusta, lo que me despierta el deseo. Y también lo que puede hacer que se lo despierte a otra persona por conocerme y saber cómo reacciona mi cuerpo.

Así que peco de, en muchas ocasiones, ir a lo seguro. A ese ángulo donde sé que se me ve mejor el culo.

Cuando son las primeras veces con una persona, es fácil. Cada poco tiempo es algo diferente, tanto en un lado como en el otro.

¿Pero qué alternativa tenemos cuando el número de parejas se reduce a uno solo?

Queda fuera de la ecuación experimentar diferentes maneras de disfrutar, dejar que te hagan, conocer (y conocerte) más.

Es ahí cuando entran en juego, por lo pronto, las amigas. Esas más íntimas que te cuentan qué le hizo ese chico para estimular su punto G y terminar en un espectacular squirt.

La que te anima a que esa noche escojas vestido en vez de pantalón para hacer la de quitarse las bragas al terminar la cena, que aquello le funcionó.

Como amante de las letras, me quedo también con la literatura erótica, con los relatos, con esa fantasía que aún no he cumplido de mojarle una camisa blanca.

Repertorio es también probar sitios distintos (tanto de localización como de la propia geografía del cuerpo). Atreverse a meter de una vez ese dedo por detrás y permitirse disfrutar.

En la cama tenemos lujo de poder ser quienes queramos, de probar a modo de juego un cambio de rol que quizás de primeras no nos saldría. De salir de la zona de confort, pasar de ser sumisa a la más pura dominación -y viceversa-.

Deletrearle ‘coconut‘ con la cadera, mover ese espejo hasta que podáis veros la cara -y el cuerpo-, en cualquier postura…

Más allá de utilizar juguetes (que siempre son una buena manera de aderezar las cosas), cambiando los hábitos implica que por fin nos atrevemos con eso que de primeras parece raro. Y aprender a encontrar formas de excitarnos con ellos, por supuesto.

Duquesa Doslabios.

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2 comentarios

  1. Dice ser Susana

    Algunas partes de tu texto me han, cómo decirlo…recordado algunas cosas y situaciones, y ya sabes… una cosas lleva a otra, y otra, uff 😉

    11 junio 2021 | 12:55

  2. Dice ser Javier

    Me encanta como escribes, comparto cada palabra del artículo. Hay que dejarse llevar y explorar en lo que al morbo se refiere. Para mi es indispensable que mi pareja tenga ideas locas y me sorprenda, porqie a veces yo tambien las tengo jajaja

    13 junio 2021 | 03:07

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