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Las mejores posturas del Kamasutra para un momento de pasión en el coche

Vale que no es el lugar preferido de la mayoría de nosotros, que solemos estar más cómodos cuando tenemos espacio para revolvernos.

Pero como nunca se sabe cuándo te puede pillar el calentón, y porque le estamos cogiendo el gusto a esto de ser esporádicos, aquí están las posturas con las que mejor te apañarás en la parte de atrás del coche. Echa hacia delante los asientos, sube el volumen de la radio y enjoy the ride.

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  1. La flor de loto: mientras él se sienta con las piernas cruzadas, ella se coloca encima de él rodeándole con las piernas y los brazos. Es perfecto para ocupar el mínimo espacio posible y para estar cara a cara con la pareja.
  2. La vaquera: pero si no le ves mucha movilidad a la postura del loto, puedes convertirla fácilmente en la she´s on topAl liberar las piernas y los brazos hay más facilidad de movimiento y se pueden aprovechar los apoyos del coche tales como los respaldos o asideros laterales.
  3. El perrito alternativo: aprovechando que los asientos de la parte de atrás están unidos, ella puede ponerse mirando hacia una de las ventanas mientras él se pone detrás. Como esta postura suele acelerar las pulsaciones y hacer que el coche termine como el de Jack y Rose en Titanic, se puede abrir la ventanilla por la que mira ella. No solo ventila el coche sino que hace que ganemos espacio si sois una pareja alta. Aunque antes de asomarte, vigila que no esté pasando nadie.
  4. El respaldo: ella debe pasar primero a la parte de atrás y «abrazarse» al respaldo de uno de los asientos mientras él se sitúa por detrás. Generalmente es más cómodo el asiento central ya que no tiene el reposacabezas tan grande como los de los laterales. Pero si no terminas de apañarte, puedes hacerla también usando como respaldo uno de los asientos delanteros.
  5. El misionero: un clásico que también podemos hacer en el coche si nos gusta mantener el contacto visual con nuestra pareja. Será más o menos cómodo para nuestras cervicales en función del tamaño del vehículo.

Duquesa Doslabios.

Sexo en el coche, ¿un clásico por necesidad?

No sé quién pasó más vergüenza, si ellos o yo. Volvía de una noche de cena y copas con amigos por la Latina, y como tuve que esperar un buen rato para poder conducir, se me hizo bastante tarde. Llovía a cántaros, así que entré corriendo al aparcamiento de la Plaza de la Cebada. Me disponía a abrir la puerta para entrar en el coche cuando los vi. Estaban, ahí, en un escarabajo negro justo al lado, acometiéndose semidesnudos. Me quedé quieta, boquiabierta, durante no sé cuantos segundos. Entonces la chica abrió los ojos, giró la cabeza y me miró. Grita ella, yo doy un respingo, el tío me mira con cara de susto primero y de cabreo después, y justo cuando empiezo a hacer el gesto de pedir perdón con las manos mientras me meto a toda prisa en el coche, aparece a lo lejos el vigilante con cara de pocos amigos. Arranco y me piro. No está mal para terminar la noche.

sexo en el coche

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Luego, ya de camino a casa, me pongo a pensar. ¿No tendrían mejor sitio? Porque la garita del vigilante estaba llena de cámaras, y además de la pillada, qué incomodidad… que no eran precisamente quinceañeros. ¿O es que era tanta la urgencia? Me pregunté cuándo fue la última vez que yo lo hice en un coche y no pude evitar sonreír. Fue hace años, en verano, en un camino de tierra cerca de la playa. El episodio me recuerda bastante a aquella canción de Extremoduro, Que sonrisa tan rara. Disimula/que ha parado la guardia civil/dónde coño he puesto el pantalón/destrozaron nuestra intimidad/pa pedir la documentación… Pues más o menos igual.

Y así, echando la vista atrás, no pude menos que sentir hacia los coches una gran gratitud. No por ese momento en particular, sino por tantos otros en los que la ecuación juventud + falta de casa y de dinero convierte a cualquier vehículo de cuatro ruedas en tu mejor aliado. Mío, y de tantos otros. Y aunque muchas veces requiera poner a prueba el ingenio y la audacia, ¿cuántos deberían sentirse agradecidos por haber tenido en su día un coche a mano? “Dios bendiga al simca mil”, decía un amigo hace años. Nadie lo explicó mejor que los Inhumanos.

Pues eso, que a falta de pan, buenas son tortas. Aunque, ahora que puedo pagarme un alquiler, va a ser que me quedo con el pan.