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¿Es el yoga la nueva versión del Kamasutra?

Lo confieso, desde hace unos meses he empezado a hacer yoga. De manera amateur, claro, tirando de vídeos de internet y con el material mínimo imprescindible, la colchoneta.

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Puede que todavía no me note mucho más flexible, en comparación con mis comienzos, he encontrado posturas muy cómodas a las que, rápidamente extrapolé a otro momento también placentero.

¿Por qué no hacer la prueba de si mi nueva actividad podría tener un hueco en mi vida sexual? Voy a ahorrarme la charla de que, en general, esta disciplina es beneficiosa para la intimidad.

Aunque los beneficios físicos como la flexibilidad o el bienestar general ya me parecen dos alicientes que van a mejorar la experiencia.

A lo que voy es a lo práctico, a trasladar esos asanas (el nombre que reciben las posturas en el yoga) al momento de follar.

Vale, he sido bastante selectiva. No digo que todas sirvan para aderezar los momentos de pasión. ¿Alguien se imagina intimando de cualquier manera en un ‘guerrero’? Para mí, quedan descartadas las posturas de equilibrio.

No pasa lo mismo con aquellas más cómodas y estables, que son las que realmente recomiendo. De hecho, el asana del perro es uno que comparten por igual el sexo y la práctica (¡y pensabas que no habías hecho yoga en tu vida!).

Puesta a quedarme con una favorita, esa sería sin duda la del ‘bebé feliz’. Que consiste en estar tumbada con la espalda apoyada y elevar las piernas flexionales hasta coger los pies con las manos (que las rodillas apunten a las axilas).

En esta pose las sensaciones son muy parecidas a las del ‘pretzel’ al permitir una penetración muy profunda. Y además es comodísima para la espalda.

Otra con la que también estoy experimentando es el ‘puente’. Para entrar en este asana, se deja la espalda apoyada, las piernas flexionales con los talones cerca de las nalgas y por último se eleva la cadera con ambos brazos bien apoyados a lo largo del suelo.

Ya que la cuarentena es larga, os animo a probarlo y seguir investigando.

Duquesa Doslabios.

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Las grandes ventajas de cambiar de postura en la cama durante el sexo

En la cama me he encontrado con gente muy fiel a sus posturas predilectas y otra con el culo inquieto, de esa que parece que cambian de posición cada dos por tres como si quisieran sellar una tarjeta con todas las poses del Kamasutra.

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Soy una gran partidaria de darle un giro a las cosas de vez en cuando, pero ¿en serio era necesario que justo cuando estaba a punto de correrme le diera por girar de nuevo?

Pequeñas anécdotas aparte, ir cambiando no solo es una cuestión de hacer más variada la experiencia. Es también una necesidad por cuestiones físicas (aguantar 20 minutos con la pierna posando como Victoria Beckham solo está al alcance de la ex Spice Girl).

El dato también lo confirma el último estudio de JOYclub -una comunidad basada en la sexualidad liberal-, que ha preguntado a más 5.000 miembros acerca de sus comportamientos en la cama.

La mayoría, un 62% cambia de postura dos o tres veces en cada acto sexual. El motivo más repetido es que, «sin cambios regulares, el sexo sería aburrido».

Una afirmación que secunda el 87% de los encuestados. Solo un 13% está a favor de empezar y acabar de la misma forma.

Más allá de la variedad en la vida sexual, el cambio de posición permite compensar posibles incompatibilidades como la altura, así como estimular diferentes zonas.

En mi caso, tengo muy presente cuáles son las que me permiten alcanzar más fácilmente el orgasmo, por lo que suelen aparecer en mi repertorio.

Además de las diferentes sensaciones, experimentar nuevos puntos de vista es otra de las ventajas de ir transformando las posiciones (y si queréis saber de lo que hablo, cambiar el orden más común del 69 te descubre partes de tu pareja sorprendentes).

Así que, ¿a qué esperas para cambiar?

Duquesa Doslabios.

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El misionero puede ser la postura sexual más divertida (si sigues estos consejos)

Los puentes sobre el río Madison, un Cadillac, el Chanel 2.55, los álbumes de los Beatles, el sillón Egg de Arne Jacobsen, una fotografía de Helmut Newton o el misionero tienen algo en común, entran en la categoría de clásicos.

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Amada y denostada a partes iguales, la postura más conocida del sexo juega con la ventaja de lo placentera que resulta para los participantes, pero también con que, de lo fácil, tendemos a recurrir a ella más que a otras, lo que la convierte en un básico poco sorprendente de nuestro repertorio.

Y aunque siempre podemos poner música de fondo (cualquiera de los discos de los Beatles, ya que los he mencionado), hay más formas de añadirle picante.

Como todo en esta vida, el secreto no está tanto en la posición que escogemos sino en la actitud que ponemos al elegirla. De nada sirve repasar el kamasutra si las ganas que ponemos al hacerlo son las mismas con las que contestamos los mails de trabajo el lunes a primera hora de la mañana.

El misionero se adapta a todo: puede ser romántico con intercambio de miradas, puede ser salvaje con mordiscos, puede ser duro con arañazos o puede ser profundo y suave haciéndolo más tierno.

¿La clave? No centrarse tanto en la postura sino en la experiencia, en el momento. De hecho, ¿por qué no aprovechar la coyuntura, y con coyuntura me refiero a tener su oreja a la altura de tu boca, y decirle lo que te está gustando, lo mojada que estás o que quieres sentirle más lento, pero hasta el fondo?

Encuentra la postura que mejor te funcione. El misionero no es solo tirarte en la cama con las piernas abiertas y esperar a que hagan todo el trabajo. Arquea la espalda, estira los pies, apóyate sobre la punta de los dedos, ayuda con el movimiento… Puedes incluso añadir un cojín que te haga estar con la cadera más incorporada.

Las dos manos libres te permiten jugar. Puedes pasarlas por su cabeza, su espalda, puedes agarrar las nalgas, acompañar con las manos o incluso tocarte. Y es que no hay nada más placentero que poner en práctica las posturas con el clítoris a mano (literalmente).

Es quizás ese uno de los grandes inconvenientes del misionero, que la estimulación femenina en esa zona brilla por su ausencia. O bien te encargas tú de ella o le pides a la otra persona que realice un poco de TAC. No, no es que te haga un diagnóstico médico en pleno polvo.

El TAC es la Técnica de Alineación en el Coito (hablaré de ello más adelante), una variación del misionero que consiste en que el hombre se alce un poco para que su pubis alcance el clítoris y lo estimule con el movimiento.

¿Te parece una variante simplona? Pues más de la mitad de las mujeres que la integraron en su rutina, llegaron al orgasmo según un estudio publicado en el Journal of Sex and Marital Therapy.

Así que, llega el momento de hacer del misionero algo menos más religioso y más visceral, que suele ser lo más divertido del sexo.

Duquesa Doslabios.

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Posiciones para cuando te puede el cansancio (pero aún así estás caliente)

Típico día de diario por la noche, ambos estáis hechos fosfatina y solo queréis tiraros en la cama a dormir.

Pero con el ojo a medio cerrar empiezas ver a tu pareja desnudándose y como no eres de piedra (aunque te pese el cuerpo una tonelada por el cansancio), te entran las ganas. Para esos casos puedes optar por posturas en las que no tengas que moverte mucho. ¿Cuáles? Aquí tienes algunas ideas:

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Cucharita: gírate hacia uno de tus costados, pegaos el uno contra el otro y aprovecha una de las posturas para vagos por excelencia. Lo único que tenéis que hacer es darle un poco de movimiento y listo.

Misionero: ¿es necesario que la explique? Perfecta para las mujeres que no quieren mover un músculo, aunque procura interactuar con tu pareja y no quedarte despatarrada haciendo la estrellita de mar. El sexo es una cosa de dos.

-Cara a cara: Cambia el turno. Es el momento de que él se tumbe. Aprovecha para colocarte encima con todo tu cuerpo cubriéndole y repta levemente sobre él de delante hacia detrás.

Siéntate encima: la clásica postura perfecta para cuando estáis en el sofá y os ponéis tontorrones. Aprovecha que él está contra el respaldo y bien colocado para utilizarle como punto de apoyo. Seguir viendo la película es ya elección vuestra

-69 lateral, mucho más cómodo que el arácnido. Gira unos 90 grados la postura que tanto conoces. Evita que uno de los dos esté tumbado mientras el otro tiene que aguantar su peso. Se realiza apoyados sobre los costados como un 69 convencional.

Y, si conoces otras posturas que sean ideales para cuando la vaguería alcanza sus máximos niveles, te animo a compartir tus ideas en la caja de comentarios y a seguirme en las redes sociales (mi Facebook y Twitter) para estar al tanto de más posts como este para cuando andes con pocas ideas.

Duquesa Doslabios.

Posturas atrevidas para salir de las clásicas al practicar sexo

No estoy diciendo que el sexo sea aburrido, pero todos tenemos un repertorio de posturas favoritas, que, repetimos a menudo por comodidad, pereza a la hora de buscar cosas nuevas o porque nos permiten alcanzar el orgasmo más fácilmente.

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Sin embargo, no podemos quedarnos ahí, por muy a gusto que estemos tumbados mientras el otro hace todo el trabajo. Solo se vive una vez y el kamasutra tiene un montón de posturas para probar y darle algo de gracia a la vida sexual:

  1. Cunnilingus trasero: lo de dar una vuelta de 180 grados aquí debes aplicarlo de manera literal. Olvídate de acceder por la puerta delantera al clítoris. Aunque practicar sexo oral desde atrás mientras ella está en la postura del perrito, recomiendo estar tumbada bocabajo, ya que te encuentras totalmente relajada disfrutando de lo que sucede a tus espaldas.

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  2. Carretilla: ideal para tonificar los brazos. Ella se coloca en el borde de la cama apoyándose sobre sus codos mientras él la levanta en peso y se sitúa por detrás entre las piernas. Piensa que si al empezar no aguantas tu propio peso, con el paso del tiempo terminarás por resistir más tiempo en la postura. Si por lo que sea termináis cayéndoos, las risas estarán aseguradas (y la risa es la puerta del amor).

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  3. Piernas sobre los hombros: nada cómoda si las dimensiones de tu pareja están por encima de la media pero muy placentera para todas las demás. Es perfecta porque te recordará al misionero hasta que compares las sensaciones, lo que hará que esta postura bata a la clásica por goleada. Puedes hacerla todavía más innovadora si él se coloca sobre sus rodillas.

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  4. El candelabro italiano o la diosa de la larga cabellera (imagino que el nombre fue puesto en honor a que la persona que esté abajo, se come todo el pelo como no se ande con ojo) son perfectas para salir de la zona de comfort y cambiar el rol activo de vez en cuando. Se puede mejorar el equilibrio si la mujer apoya los pies y brazos a los lados y los utiliza como puntos de apoyo.

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  5. El 69 arácnido: porque también se puede añadir picante a la postura por excelencia del sexo oral. Él se debe colocar sentado con las piernas entreabiertas mientras ella, situada de espaldas a él, flexiona el tronco hasta que ambos se alcancen mutuamente. Tener un cierto nivel de flexibilidad para no hacerse daño es lo ideal, así que si quieres probarla pero lo tuyo no es la elasticidad, empieza poco a poco.

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¿Se te ocurren otras posturas para innovar en la cama? ¿Cuáles son los trucos que utilizas? No os olvidéis de compartir vuestra experiencia en los comentarios, que ya sabéis que me encanta leeros y tomar nota de vuestras sugerencias.

Duquesa Doslabios.

Las mejores posturas del Kamasutra para un momento de pasión en el coche

Vale que no es el lugar preferido de la mayoría de nosotros, que solemos estar más cómodos cuando tenemos espacio para revolvernos.

Pero como nunca se sabe cuándo te puede pillar el calentón, y porque le estamos cogiendo el gusto a esto de ser esporádicos, aquí están las posturas con las que mejor te apañarás en la parte de atrás del coche. Echa hacia delante los asientos, sube el volumen de la radio y enjoy the ride.

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  1. La flor de loto: mientras él se sienta con las piernas cruzadas, ella se coloca encima de él rodeándole con las piernas y los brazos. Es perfecto para ocupar el mínimo espacio posible y para estar cara a cara con la pareja.
  2. La vaquera: pero si no le ves mucha movilidad a la postura del loto, puedes convertirla fácilmente en la she´s on topAl liberar las piernas y los brazos hay más facilidad de movimiento y se pueden aprovechar los apoyos del coche tales como los respaldos o asideros laterales.
  3. El perrito alternativo: aprovechando que los asientos de la parte de atrás están unidos, ella puede ponerse mirando hacia una de las ventanas mientras él se pone detrás. Como esta postura suele acelerar las pulsaciones y hacer que el coche termine como el de Jack y Rose en Titanic, se puede abrir la ventanilla por la que mira ella. No solo ventila el coche sino que hace que ganemos espacio si sois una pareja alta. Aunque antes de asomarte, vigila que no esté pasando nadie.
  4. El respaldo: ella debe pasar primero a la parte de atrás y «abrazarse» al respaldo de uno de los asientos mientras él se sitúa por detrás. Generalmente es más cómodo el asiento central ya que no tiene el reposacabezas tan grande como los de los laterales. Pero si no terminas de apañarte, puedes hacerla también usando como respaldo uno de los asientos delanteros.
  5. El misionero: un clásico que también podemos hacer en el coche si nos gusta mantener el contacto visual con nuestra pareja. Será más o menos cómodo para nuestras cervicales en función del tamaño del vehículo.

Duquesa Doslabios.

Experimentando con el 69 vertical

La realidad nunca es tan bonita como nos la presentan.

La hamburguesa del McDonald’s no cumple las expectativas que prometen los carteles, la calle no es más glamurosa por ir conduciendo el coche que tanto te encantaba cuando veías el anuncio y el kamasutra no es tan factible como parece.

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El amargo sabor de la realidad sexual se lo achaco a un vídeo de Nacho Vidal. El actor aparecía realizando un 69 vertical. Vertical: con todas sus letras, sus dos pies en el suelo y una chica cabeza abajo.

Inmediatamente mandé el enlace del vídeo a mi compañero: “Minuto 3:48, tenemos que probar esto”.

La postura, pese a intrigarme, no me parecía especialmente complicada de primeras. Ambos somos de buen fondo en cuanto a cama se refiere.

“¿Cómo hacemos?” Pregunté confusa a la hora de colocarnos. El primer paso es que él empiece sentado en el borde de la cama. Se colocó mis piernas sobre los hombros y yo me aferré a su cintura con más fuerza que Tarzán a una liana (¿quién inventa estas posturas?).

Tras ponerse de pie sujetándonos el uno al otro por la cintura, y comprobando que no me caía de cabeza y me arriesgaba a romperme la crisma, procedimos a ejercer el 69.

Ah… 69 vertical, tan fácil que pareces y tan complicado que eres. Al segundo de estar cabeza abajo fue como si toda la sangre de mi cuerpo se hubiera puesto de acuerdo para organizar la fiesta del latido punzante en mi cráneo.

Pese a que intenté armarme de fuerza, valor, aire y llamar a la acróbata sexual que hay en mí, no hubo manera y terminé tirando la toalla y casi tirándome al suelo agradeciendo que la gravedad volviera estar a mi favor y no en mi contra.

No sé si es algo que, como el yoga, se pueda trabajar con entreno y fuerza de voluntad o es que no estoy hecha para salir del plano horizontal. Quedo a la espera de segundas opiniones: las vuestras.

Duquesa Doslabios.

Un libro sobre sexo: Cuando el negro se hace rosa

Querid@s,

Hoy quisiera compartir con ustedes un libro sobre sexo. Cuando el negro se hace rosa es un retrato deconstruido en colaboración donde cada pieza es independiente, pero que juntas crean un fresco panorámico y delicioso. Este libro-objeto es un homenaje al erotismo y a la sexualidad de la mano de 10 artistas: Amaia Arrazola, Paula Bonet, Ricardo Cavolo, David de las Heras, Maria Herreros, LyonaIvanova, Mariadiamantes, Sergio Mora, Conrad Roset y Chamo San. 

Un libro de sexo. Ya nos lo advierten sus 10 autores (y amigos entre ellos) en el escueto aviso para navegantes de la contraportada de ‘Cuando el negro se hace rosa‘ (Lunwerg). Cda uno de ellos usa el dibujo o la pintura para expresar a su manera su experiencia interior y experimentan con el erotismo, con el objetivo de construir la más sugerente de las ficciones de una sexualidad expresada de manera muy particular en cada caso.

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A medida que el lector-espectador va pasando página, coitos, orgías, amor lésbico, masturbación, caricias y besuqueos, y fantasías sexuales van revelándose en forma de acordeón sexual. Podría confundirse con un recopilatorio de posturas sexuales, una suerte de Kamasutra en negro y rosa, pero realmente es un decálogo de escenas eróticas y sensuales, cada una obra de uno de los coponentes de esta nueva generación de ilustradores.

La idea surgió en una cena de las pasadas Navidades. Pensat y fet. Ahí mismo decidieron que el libro iría de sexo, apostando por el bitono en negro y rosa. Además tendría forma de instrumento musical, de acordeón para ser más precisos. Se serviría al lector guardado en un elegante estuche negro. Una ilustración por página y en el reverso de cada una, un texto (narrativo, abstractos, poéticos, surrealistas) u otros guiños.

Y así cada loco con su tema.

LYONA

Por qué negro y rosa? Son los colores de las zonas erógenas de la antomía humana: labios y pezones, según afirma la propia Lyona (nombre artístico de Marta Puig). Ella se atreve con una orgía casera en mitad del salón en la que una botella vacía parece estar a punto de caerse al suelo, un felino voyeur observa desde el sofá.

Lyona añade «Busco su boca. La muerdo y lo enveneno. Agonizando, mete su mano dentro de mis bragas y encuentra su perfecta madriguera. Acaricio su cola. Agonizamos los dos. Ella, que sigue detrás de mí acariciándome, se estremece al sentir el animal dentro de ella. La tiene bien cogida y no permitirá que se escape».

CONRAD ROSET

La expresión de las caricias entre dos cuerpos es la creación de Conrad Roset. En su reverso, apenas escribe: ‘Los amantes’ sobre un fondo de cuerpos. Roset es de los que piensa que una imagen vale más que mil palabras.

MARIA HERREROS

Maria Herreros  nos deleita con una explícita estampa erótica japonesa. El texto que acompaña: «Buenas noches, mi coñito; me voy a acostar y pajearme hasta acabar. Escribe más y más sucias cosas, querida. Acaricia tu coñito mientras me escribes para hacer peor y peor lo que escribes. Escribe grandes las palabras obscenas y subráyalas y bésalas y ponlas un momento en tu dulce sexo caliente, querida… haz más si quieres y mándame entonces la carta, mi querida pajarita folladora». Lo que escribe es un fragmento de una de las epistolas que James Joyce envió a su esposa, Nora Barnacle.

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MARIA DIAMANTES

Mientras la ilustración de Maria Diamantes dibuja el placer de la masturbación femenina. En el reverso no pone nada, sólo un pequeño clítoris rosa rodeado dos palabras. Amor mío.

MASTURB

PAULA BONET

Paula Bonet dibuja esta escena lésbica y escribe: «La humedad y el calor te retendrán conmigo; entra muy dentro y tiembla. Y el juego empezaba una vez desdoblados. Mi sexo en tu cara y el tuyo en la mía. Tus dientes presionan muy fuerte mi coño. Tu lengua en mi lengua, tu leche en mi boca. Lametazos en la noche del tacto. Pero primero que muerdan tus manos mi piel como muerden mis labios».

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AMAIA ARRAZOLA

Amaia Arrazola muestra las fantasías sexuales y sueños eróticos de aquellas personas que se tiran toda la noche pensando el uno en el otro, pero al final nunca pasa nada. Estas son sus palabras: de acompañamiento «Follaban en la ducha. Follaban en la mesa, encima de una silla, en el sofá. Durante horas que parecían minutos, durante días que parecían horas. Lo hacían por la mañana al despertar, después de la siesta y antes de cenar».

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Atrévanse con este libro de sexo en el que cada artista ―desde su imaginario personal― aporta un detalle, un momento, una instantánea, creando un conjunto de escenas eróticas o sexuales que cuentan una bonita historia con final feliz. Y por sólo 25 euros.

Que follen mucho y mejor.

Una de las mejores posturas etiquetadas por el Kamasutra: el vuelo de la mariposa

Querid@s,

Si las cosas se están poniendo sosas entre usted y su amante, y desea probar nuevas sexperiencias para darle sabor y color a su vida entre las sábanas, he aquí una de las maravillas de ese catálogo de posturas etiquetadas para el goce sexual, el venerado Kama-Sutra. El más antiguo de los manuales amorosos que conocemos, obra de un sabio libidinoso indio llamado Vatsyayana, encierra más de 100 posturas dedicadas a la pasión.

En el libro se habla de relaciones entre hombre y mujeres, así que no me tilden de homófoba – pues no lo soy- o lo que corresponda llamarme en esta ocasión. Mi única intención es compartir con ustedes las enseñanzas de este genio impúdico sobre lo que más sabe: posturas a las que agarrarse cuando un hombre y una mujer follan. Si les continúa molestando, inviertan los roles a su gusto y santas pascuas. Que por cierto olvide felicitárselas. Espero que sepan disculparme. Nunca he sido buena para las fechas.

Y ahora despleguemos alas, alcemos el vuelo. Despegamos…

La clave para alcanzar el vuelo con esta postura consiste en alinearse correctamente con su amante. Como si ella fuera Marte y él Venus, o al revés- tanto da- y hubieran de colocarse en fila india plantándole cara al astro rey. Primero, encuentre un sitio sobre el que la mujer pueda estirarse cómodamente y el hombre pueda estar de pie frente a usted. Piensen concienzudamente en el escenario y no escatimen en imaginación y coraje. Lo más importante de todo: conviene que se trate de un sitio en el que la pelvis femenina esté unos 30 centímetros por debajo de la masculina. Para poder llevar a cabo esta postura les aclaro de antemano que es necesario abandonar la habitación o al menos colocarse en el borde de la cama o el enser que hayan escogido para darse tan concupiscente homenaje.

En esta posición, el hombre deberá posicionarse de pie y erguido entre las piernas la que se encuentra a punto de echarse a volar. Cuando ya esté estirada, levante las piernas (también puede alzarlas él) y colóquelas sobre los hombros del caballero para que espalda y cuerpo formen un ángulo (siempre se pueden añadir cojines para lograr mayor elevación). Es momento de pasar a la acción. Hágalo sin remilgos, sin piedad; elévela ligeramente hacia arriba mientras la penetra con pasión y si no es demasiado pedir agárrela por debajo de la cadera y cójale debidamente el trasero mientras la embiste rijosamente.

Esta es postura perfecta para alcanzar el éxtasis sin que suponga un gran desgaste de energía para ninguno de los dos amantes. La inclinación pélvica ofrece al pene un acceso total a la madriguera y supone una fricción de sugerente intensidad para los dos. Cuando esta postura sexual se practica con meneos sutiles y suma delicadeza es igualito que un sueño. Dulces sueños ya les aseguro.

Antes de dejarles marchar, vean las dos caras de la moneda, el ying y el yang del vuelo de la mariposa. Por un lado, esta postura está perfectamente concebida para los amantes más cachondos, no en vano permite una penetración profunda y también crea un ángulo óptimo para la estimulación vaginal. Es también una gran posición para concebir una bonita y larga descendencia a la que arrojar al mundanal ruido. Por el otro, la penetración profunda tampoco está hecha para todo el mundo y podría salirles el tiro por la culata y acabar perjudicando a la mujer participante, especialmente cuando las parejas están muy bien dotadas.

Beneficios y tribulaciones aparte, el resultado será un orgasmo que le hará sentir como en el mismísimo cielo. Ya me contarán, si quieren.

Que follen mucho y mejor.

Hamaca-sutra, los secretos del sexo colgante

Una hamaca en una playa paradisíaca y un cóctel fresquito. Esa es la imagen que a menudo acude a mi mente cuando, devorada por el estrés y la vorágine cotidiana, empiezo a fantasear con unos días de descanso, placer y relax. Y cuanto más lejos, mejor. Pero mira tú por dónde ahora me entero (tarde, sí, qué le voy a hacer) de que esos sencillos trozos de tela, además de descanso y comodidad, se han convertido en un instrumento sexual casi de culto en muchos lugares de América Latina por su flexibilidad y dinamismo.

mayasutraNo es que lo haya practicado, a quién voy a engañar… Pero un amiga muy cercana que acaba de llegar de Venezuela viene contando mil maravillas. Ha pasado allí tres semanas por un viaje de trabajo y ha conocido a un maromo que la ha vuelto loca. El tipo le habló de un libro del filósofo venezolano Carlos Torrealba, en el que este describe más de 60 posiciones para hacer el amor en una hamaca. Por lo visto el hombre se dedicó a hacer entrevistas y recoger testimonios en la zona Maya y recopiló numerosas posiciones sexuales de estas características. El resultado es lo que se conoce como el Hamaca-Sutra.

Mi amiga, como os digo, viene entusiasmada, con dos hamacas en la maleta para colgar no sé dónde, porque ella no tiene ni terraza ni jardín. Digo yo que igual viene tan feliz por eso de que es bailarina y claro, la flexibilidad es lo que tiene. Porque no me digas tú a mí que esto del hamaca-sutra es apto para todo el mundo… Vamos, no quiero yo imaginarme a más de uno y de una colgando del trapo este en cuestión mientras la contraparte intenta atinar en alguna de sus partes nobles en pleno balanceo.

En cualquier caso, tras echar un vistazo a algunas de las ilustraciones de Torrealba que me ha mostrado mi amiga, no dejo de pensar que igual merece la pena ejercitarse y ponerse en forma. Todo sea por descubrir un nuevo mundo de posibilidades.