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¿Quieres comprarle un juguete sexual a tu novia? No cometas estos errores

Soy la primera que, cuando entra a una tienda erótica toca todo lo que tiene al alcance de la mano y curiosea como la que más.

Y, como las dependientas de Lovesexing me contaron, como clientes tenemos hábitos mucho más cuestionables.

PEXELS

Pero, en el caso de los hombres, entra en conflicto el tema que tenemos tan pendiente: la educación sexual.

Las expertas me comentaban que era habitual que entraran chicos algo confundidos en la tienda.

Una petición muy habitual, que reciben por parte de ellos, es la de que están buscando juguetes anales para sus novias.

Con esto, o bien no son conscientes de que el ano masculino y el femenino son iguales o bien es la excusa que usan porque no se sienten preparados para decir que es para ellos.

Sea cual sea, quiero recordar que, gracias a sus terminaciones nerviosas, el ano es placentero para todos (a no ser que tengas hemorroides).

Así que que los juguetes destinados a ello hacen disfrutar a ambos miembros de la pareja.

Pasa también que, cuando esos devotos novios van en busca del regalo perfecto (lo cual aplaudo), no saben muy bien qué es lo que más puede excitarle a sus parejas.

Ante la pregunta de si su chica es vaginal o clitoriana, se quedan en blanco. ¿Cómo saberlo si cuando practican sexo del que sea, disfruta tanto de un cunnilingus como de la penetración?

Mi consejo es recordar si, para llegar al orgasmo, ella siempre necesita estimulación externa del clítoris.

Siendo ese el caso, un juguete que se encargue de esa parte (como un succionador o un dildo con apéndice externo que vibra), será el mejor regalo.

Yendo en pareja, no mejora la cosa cuando se dan ciertas actitudes hacia la otra persona, como por ejemplo pensar que no hace falta cierto juguete teniendo un pene ‘en casa’.

Nos toca ir rompiendo con la idea de que los productos eróticos son sustitutivos. Es el momento de verlos como complementos.

Si algo consiguen es abrir un mundo de posibilidades a nuevas sensaciones y prácticas que, sin ellos, nos estamos perdiendo, como la doble penetración, por ejemplo, o el pegging.

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En definitiva, hacen más variada y entretenida nuestra vida íntima.

Lo que me confirman es que la mayoría de la clientela masculina solo compra para sus parejas y van directos al juguete más popular: el succionador de clítoris.

Y, por lo general, la lencería masculina no es algo que les interese (aunque os digo desde ya que hay cierto tipo de calzoncillos que nos encantaría veros lucir), ni se plantean juguetes compartidos.

A esto último también hay que darle una vuelta. Las propias dependientas me comentaron que no tiene ningún sentido.

Hay anillos, pinzas, juguetes que estimulan los genitales de ambos o artículos con mando a distancia que son perfectos para pasar un buen rato en compañía.

Así que espero que la próxima vez que un lector vaya a comprar algo a una tienda erótica, se atreva a mirar más allá del estante de los succionadores, que hay todo un mundo de cosas.

Mara Mariño.

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Succionadores de clítoris para orgasmos sin prisas

Si algo tiene el succionador de clítoris es velocidad. ¿Una mañana estresante? ¿Discusión con una amiga? ¿Tu suegra que quiere encasquetarte un objeto decorativo horrible? 30 segundos a solas con el juguete y todo desaparece.

LELO

Aunque claro, puesta a sacarle una pega (¿en serio voy a atreverme a hacer semejante cosa?), es eso de lo único que puedo quejarme. Que es tan rápido como cuando te entre el mono de hamburguesa y vas al restaurante fast food que tienes más cerca.

Te quita las ganas, claro. Pero no es lo mismo que prepararte el plato con ingredientes de calidad y degustarlo en condiciones. Con las dos manos y la boca llena disfrutando de cada bocado –sí, sigo hablando de la hamburguesa-.

Vale que ya tocaba que la industria de los juguetes sexuales se centrara en las 8.000 terminaciones nerviosas del clítoris (el doble que en el glande), pero ¿hemos perdido el interés por lo demás?

Parece que el placer es el nuevo objeto de consumo.

Una nueva incorporación a la lista de servicios instantáneos junto con las plataformas de streaming que nos reproducen la película o serie que queremos, la red de reparto que nos trae la cena que elegimos en una aplicación o la venta premium con envío en 24 horas para tener en la puerta a la mañana siguiente lo que hemos comprado el día anterior.

La cultura de la inmediatez.

Luchar contra ella pasa por algo muy sencillo, recuperar el sexo de una forma que, llegar al orgasmo cuanto antes, no sea la única motivación.

Es algo que podemos hacer por nuestra cuenta: probando nuevos movimientos, un relato, una estimulación menos directa pero igual de excitante.

Y sí, también hay juguetes que se encargan de ello. Sila, de Lelo, es un buen ejemplo. El succionador que ha lanzado en 2021 la marca sueca de artículos eróticos de lujo no es para chicas con prisas.

Es lo primero de lo que me doy cuenta al experimentar en carne propia la boquilla -amplia y aplanada en comparación con la abertura circular del modelo anterior-.

No solo recoge más partes a las que llega la estimulación con las ondas, sino que se aleja del clítoris llegando a él también, claro, pero de una forma más indirecta.

El orgasmo está asegurado, pero no será tan instantáneo.

Precisamente, que los juguetes nos hagan tomarnos nuestro tiempo hace que podamos permitirnos el lujo de fantasear un poco más, de imaginar quién está produciendo esas sensaciones en la piel, de centrarnos más allá del clítoris y, con la mano libre, pellizcar un pezón al mismo tiempo.

Nos da el tiempo suficiente de aderezar la vibración con otros elementos. Y, dedicarnos al sexo con calma, incluso el que se limita a nuestro uso y disfrute particular, es también un lujo que deberíamos valorar más.

Duquesa Doslabios.

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