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¿Necesitas realmente un bálsamo para tu vulva, la nueva tendencia cosmética?

Desde que a alguien se le ocurrió por primera vez la idea de sacar un gel íntimo para limpiar la vulva, se abrió una oportunidad de negocio que hasta ese momento no había sido contemplada.

Sí, los genitales daban dinero.

O al menos las vulvas, ya que los análogos de este tipo de jabones, que sería una gama de productos para la higiene del pene brillan por su ausencia.

fruta vulva

PEXELS

En su momento (y a día de hoy) muchas miramos con desconfianza este tipo de geles.

Sobre todo porque la idea de empezar una nueva rutina de higiene con productos químicos en una zona del cuerpo que tiene su propio sistema de ‘autolavado’, parece innecesario.

Pero también porque uno de los atractivos de los geles íntimos es su perfume a menta o a flores, así que el mensaje que va implícito es, a la vez, inequívoco: la vulva huele y mal.

Ahí estaba la red flag que nos alertaba, el riesgo de que se convirtieran en una fuente de inseguridades perpetuando una idea que no solo es falsa, sino perjudicial para nuestra vida íntima. Como así ha sucedido en varios casos, por cierto.

Sin embargo, gracias a ginecólogas y expertas que llevan su tarea de divulgación a redes sociales, podría parecer que terminaríamos rebelándonos -o dejando de consumir, otra forma de revolución dentro del capitalismo- este tipo de productos.

Ellas han sido quienes más hincapié han hecho en que solo se necesita agua para limpiar los labios exteriores e interiores.

Entonces, ¿cuál ha sido la nueva ocurrencia del mercado, la alternativa a los jabones? Primero fueron las mascarillas, pero debieron de tener poco éxito porque lo que verdaderamente está arrasando son los bálsamos para vulva.

De las mascarillas de labios a los bálsamos íntimos

Esta nueva tendencia ha relevado a los geles, prometiendo hidratar y perfumar la piel de la zona. Diferente packaging, pero mismo problema, si me preguntas.

Y es que es imposible no preguntarse hasta qué punto necesitamos algo así para mantener nuestra salud íntima.

Es más, al tener una flora bacteriana vaginal, lo que puede suceder en todo caso es que los cosméticos puedan alterarla (y terminar sufriendo las molestias de la candidiasis, como bien sabemos algunas).

Este boum de bálsamos para vulva solo encuentra explicación en aprovecharse de la obsesión por la perfección estética, y ha encontrado su mercado ideal en mujeres que se sienten presionadas por llevar el estándar de belleza y juventud hasta a sus genitales.

«Úsala a diario para disfrutar de una vulva tan suave como la seda», dice una de las descripciones de estos bálsamos. «Hidrata y rejuvenece tu zona íntima», dice otra.

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Así que los cosméticos se presentarían como la solución para todas esas preocupaciones al prometer una piel suave sin ‘imperfecciones’, cuando la mayoría de ingredientes que utilizan son los mismos de las cremas hidratantes convencionales, pero con un precio de venta mucho mayor.

La clave para lograr su consumo está en saber venderlo, de ahí que los fabricantes hayan optado por presentarlo como una necesidad de nuestras vulvas en vez de un lujo innecesario, lo que son realmente.

Un ejemplo más de que el poder del marketing y del machismo pasa por ir de la mano con la premisa de que nuestras vulvas necesitan ser mejoradas o embellecidas, ya sea con productos o cirugías.

A las empresas no les sale a cuenta que nos opongamos al irreal modelo de belleza con la aceptación personal, los intereses comerciales de crearnos nuevas inseguridades son los que llevan al consumismo de productos de este estilo y que sigan apareciendo bajo nuevos nombres y estilos.

Y quiero puntualizar que no hay nada negativo en querer cuidar nuestro cuerpo -zona genital incluida-, pero hay que hacerlo de forma informada y consciente, con una perspectiva crítica que permita abrazar nuestra singularidad en cuanto a nuestra apariencia, olor, etc.

Así que en lugar de comprarte productos caros e innecesarios, opta por las prácticas de cuidado, basadas en la evidencia científica, que ya seguía tu abuela: ropa interior de algodón, una buena higiene con agua y nada de productos con perfume.

Mara Mariño

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