Archivo de junio, 2024

‘Ten una cita con el chico bajo’: los ‘shortkings’ conquistan corazones e internet

«Como parece que hay a quién le interesa, mido 1,82«, empieza la descripción de un usuario en su perfil de una aplicación para conocer gente.

No es el único, que la mayoría de hombres pongan su altura en la primera toma de contacto, la biografía, no es casualidad.

Y es que por mucho que se haya intentado convertir en lema la frase de «el tamaño no importa», parece que sí hay unos centímetros que son la excepción si juzgamos cómo ellos escriben -con mayor o menor sinceridad-, su altura.

Tom Holland y Zendaya

GTRES

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Coincide que es algo sobre lo que tuve un debate hace poco con una amiga, que confesaba que solo se fijaba en chicos que midieran más que ella.

Además de ser una chica bastante alta, es muy reflexiva, así que estuvimos haciendo el ejercicio de por qué nos centramos en esa diferencia de altura hacia arriba.

Pero esta peculiaridad en las relaciones heterosexuales, ¿es una cuestión de biología o de socialización?

Por un lado, es raro ver en la pantalla diferencias de altura incluso cuando él es más bajo que ella, lo que hemos podido comprobar en cualquiera de las películas de Tom Cruise.

Un estudio de la Universidad de Brasil quería averiguar cuánto hay de cierto en las preferencias de la altura e incluyó países como Noruega, Cuba, Canadá, Noruega y Estados Unidos para descartar diferencias culturales y quedarse con una visión más general de las preferencias como especie.

La conclusión de sus investigaciones fue que, mientras que para relación esporádica o a largo plazo las mujeres preferían parejas algo más altas de la media, los hombres sí hacían distinción y preferían mujeres bajas para algo a corto plazo y más altas para largo plazo.

Algo que los investigadores achacan a que las mujeres de menor tamaño pueden tener problemas en el parto por una pelvis menor.

Volviendo a mi amiga y a sus preferencias, puedo entender que hubiera un componente biológico de supervivencia de la especie.

Si hablamos de hace siglos, cuando las probabilidades de que te secuestraran o resistir una invasión podía depender de tener una pareja grande y fuerte, el detalle de la altura en la pareja, cobra sentido.

Sin embargo, nuestros mayores riesgos en la actualidad son recibir un mail de Hacienda avisando de que hemos hecho mal un trámite y, para enfrentarnos a esa ‘amenaza’, lo que necesitamos es un compañero o compañera que nos dé apoyo emocional.

Al tratarse la salud mental de la mayor preocupación, tener una pareja que nos ayude a enfrentarnos a los peligros que puedan amenazarla, la altura no tiene nada que ver.

El novio bajo o shortking

Como le decía a mi amiga, si hacemos un filtro de altura (siendo además bastante altas según la media española), nuestras posibilidades de poder relacionarnos se reducen bastante.

Y además, nos quedamos con mucha gente ‘fuera’ de nuestra criba que puede que sea mucho más compatible que alguien que solo cumple el requisito de la altura.

A lo mejor por eso, de un tiempo a esta parte, el término «shortking» («rey bajo», en castellano) se ha convertido en uno de los hashtags más usados en redes sociales.

Bajo esta etiqueta aparecen vídeos sobre ese novio más bajo que puede ser la pareja perfecta, pero puede pasar desapercibido por cualidades físicas superficiales.

«Ten una cita con el short king», «Por qué debes darle una oportunidad al chico bajo» o incluso «Este va a ser el verano de los short kings», son algunos de los últimos contenidos que aparecen en Instagram y Tiktok, pero también en medios.

Podría parecer que en la era en la que estamos intentando que la belleza vaya más allá de una talla, nos toca trabajar también que pase lo mismo con la altura.

Además, si nos ponemos a buscar estudios, de todo lo que queramos confirmar vamos a encontrar lo que queremos leer.

Un dato que puede interesarte es que la esperanza de vida de la gente baja es mayor, así que desde el punto de vista de una vida sentimental plena, una pareja baja a largo plazo significaría que vas a poder disfrutar de mucho tiempo a su lado.

Si eso no convence a mi amiga, yo ya no sé…

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).

Sexo casual saludable: cómo disfrutarlo sin terminar sufriendo

Terminar pillándote. Ese es el mayor miedo de quienes nos atrevemos, por lo que sea, a darle una oportunidad al sexo sin compromiso.

«No quiero nada», «No, no, yo tampoco», contesta la otra persona. En ese momento seguramente, ambas lo crean.

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Pero a veces la intimidad de unos besos -y otras cosas-, junto al buen rato pasado en compañía, puede llegar a gustarnos más de lo esperado.

Cuando te das cuenta, estás mirando el móvil cada dos por tres a ver si ha contestado a esa historia que has subido con el único objetivo de llamar su atención.

No te voy a engañar, llegado a ese punto, va a ser difícil que no sufras.

Estaría genial que en la primera conversación que comentaba hubiera alguna manera de decirle al cerebro (o al corazón), que eso es lo que hay y que apague cualquier sentimiento.

Como no es posible, nos queda solamente hacer el esfuerzo gigante de escuchar en qué punto nos sentimos respecto a lo que está pasando e identificar si algo diferente se despierta.

Si eso pasa, cuidado, porque la otra persona puede ser o no honesta. En un mundo ideal, tendría la suficiente responsabilidad afectiva de decirte que no está en ese punto y que mejor vayáis por separado.

Ante la duda, quizás eres tú quien tiene que dar el paso de irse.

No hay forma de evitar al 100% ese riesgo, aunque lo que sí que hay es la forma de que intentes hacerlo lo más respetuosamente posible, para ti y para la otra persona.

Los tiempos son relativos, puedes identificarlo la primera vez que quedáis, la segunda o que nunca te suceda y sea algo que te dicen que le está pasando contigo. Es algo que irás viendo y que irá cambiando.

Entre tanta incertidumbre, sí puedo asegurarte que es una etapa de aprendizaje, de si te gusta esto de ir por libre, de si prefieres otro tipo de vinculación… No hay es forma de saber por adelantado cómo se va a dar, pero sí que puedes comportarte de una manera empática.

¿Hay que evitar el cariño?

Hace unos días una amiga que está probando por primera vez esto del sexo sin compromiso, se preguntaba si, en esta fase de disfrutar de no tener ataduras de ningún tipo, dar un beso en la frente se puede considerar ‘terreno conflictivo’.

En otras palabras, si un gesto cariñoso podía confundir a la otra persona y hacerla creer que estaban surgiendo sentimientos.

Hablamos de una amiga que su forma de ser es esa, que su cercanía y calidez son algo propio de ella, así que lo que no tendría sentido sería que fingiera una forma de ser que no tiene.

Te puede interesar leer: ‘Para casarse’ y ‘para un buen rato’, la doble moral respecto a la sexualidad femenina

Además, yo creo que la ternura es algo que no debería ser exclusivo de los sentimientos.

Es decir, que durante el sexo podamos dispensar cariño si nos sale.  Que tengamos que tratarnos de una manera fría y distante para que quede claro que solo es sexo, me parece lo menos humano del mundo.

El problema no es el afecto, son otras las señales de que puede que el sexo se te esté quedando corto: si de repente quieres pasar más tiempo con esa persona, si ves que puede haber una relación entre vosotros, si no tienes interés en estar con otra gente…

Y, si se da el caso, lo que puedes hacer es preguntarte qué quieres hacer con lo que te está sucediendo, es tan válido confesar tus sentimientos como no hacerlo.

Lo que sí recuerda que el sexo esporádico, un ligue, un rollete, tiene que ser placentero y divertido, te tiene que gustar la experiencia. Si deja de hacerlo, puedes parar en cualquier momento.

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).

¿Cómo ligaban realmente en la época en la que se inspira ‘Bridgerton’?

Las declaraciones románticas bajo la lluvia, pedir un beso a escondidas a medianoche o acudir a la casa de la cortejada con flores, son algunas de las tácticas de ligoteo que hemos aprendido (y disfrutado) de la serie Bridgerton.

Y aunque soy muy fan del universo de romanticismo en colores pastel que narra la voz de Lady Whistledown, me picaba la curiosidad si esas tácticas podían parecerse en algo a las del periodo en el que la serie está inspirada.

Es decir, ¿era así también en la época victoriana o es más bien una licencia creativa que se han tomado Julia Quinn y Shonda Rhymes a la hora de llevar la ficción a la pantalla?

Colin Bridgerton Penélope Featherington

Netflix

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Como podrás imaginarte, en la Inglaterra del siglo XIX flirtear no se parecía en nada a las tácticas que podemos conocer actualmente.

La modernez de que a través de un mensaje privado se pueda romper el hielo y empezar una conversación era algo muy alejado de la aproximación que había por aquel entonces.

Que un caballero hablara a una dama era algo rodeado de cortesía, por lo que, según ha recopilado un aficionado a la historia, una manera de aproximarse muy común en aquella época era el uso de tarjetas impresas en las que los hombres se ofrecían como ‘escolta’ para las mujeres.

En su página web tiene varias de ellas y, lo que tienen en común, es la petición de acompañamiento, de esta forma, con el pretexto de ir con ellas a casa para que llegaran ‘a salvo’, podían mantener una conversación y conocerlas, para, más adelante, cortejarlas.

Te puede interesar leer: La tensión sexual está infravalorada (pero ‘Bridgerton’ lo soluciona)

Según las tarjetas de esta época (1880), las propuestas de acompañamiento iban desde galantes poemas hasta dibujos que representaban los riesgos que el caballero estaba dispuesto a enfrentar con tal de acompañar a la dama a casa (como un perro de aspecto peligroso, un fusil, una porra o un zapato con suela de clavos).

«Déjame ser el orgulloso pájaro que te acompañe a tu frondoso cenador o sufriré la miseria de verte marchar», pone en una de las tarjetas más poéticas.

«Querida señorita: soy de su talla y complexión, voy en su dirección, así que si no tiene objeción, me gustaría ser su protección», pone en otra.

Una versión más alternativa a las tarjetas de acompañamiento era la de aprovechar el espacio para resumir las expectativas sentimentales en una especie de currículum que bien podría ser, a día de hoy, la biografía de cualquier aplicación de ligar.

«Distribuidor mayorista de amor, besos y abrazos, solo atiendo en persona. Dame una oportunidad», dice una de las tarjetas.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Mara Mariño (@meetingmara)

Accesorios y secretismo: la seducción de ellas

En cambio, en el caso de las mujeres, la seducción se ponía en práctica de una forma muy distinta.

Dos siglos más tarde, las mujeres podemos expresar nuestras emociones y tomar la iniciativa expresando abiertamente si nos interesa alguien.

Sin embargo, en el XIX se consideraba una falta de moralidad, por lo que para ellas, encontrar una manera discreta de comunicarse, era primordial.

De ahí que muchas optaran por utilizar un lenguaje simbólico con uno de sus accesorios imprescindibles en los contextos sociales: el abanico.

Apoyarlo en la mejilla, en el regazo, abanicarse lentamente o abrirlo y cerrarlo de manera brusca… Estos gestos no eran al azar, sino códigos que recogían las revistas de la época y que podían animar al acercamiento, rechazar o incluso decir el estado civil.

También hay en esas revistas otros códigos de lenguaje con elementos que tenían su propio significado como es la sombrilla, el pañuelo de tela, el sombrero o incluso la ventana.

Que se utilizaran con la misma frecuencia es algo que parece poco probable e igual se trataba más de un artículo de entretenimiento, porque el lenguaje cuya fama ha llegado hasta la actualidad es el del abanico.

La conclusión tanto conociendo estos métodos como viendo Bridgerton es que, con el tiempo, ligar se ha convertido en algo mucho más accesible y fácil para todos.

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).

La crisis de salud entre los adolescentes: más de 1 de cada 4 tiene una ITS

Quienes tenemos amistades en el sector sanitario llevamos tiempo oyendo un agorero pronóstico: «Las ITS están aumentando».

Pero ahora tenemos los resultados del estudio del Hospital de Basurto (Bilbao) y confirman sus advertencias, ya son más de un cuarto de los adolescentes quienes se han contagiado.

adolescentes móvil

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

En la franja de edad de 14 a 18 años, un 25,3% de los participantes tenía gonorrea y un 15,5% clamidia, que, para mayor preocupación, pueden no dar la cara hasta pasado el tiempo y por tanto hacer que sus portadores sean, a su vez, silenciosos focos de contagio.

Y soy consciente de que, como apuntaba otro estudio, la mayoría vamos a tener una ITS al menos una vez en la vida.

Pero una cosa es que suceda cuando ya llevamos años de experiencias y podemos enfrentarnos al problema en la edad adulta y otra que nada más empezar tu recorrido sexual ya te contagies, que es el cambio de tendencia actual.

Además, tenemos que tener en cuenta que a esas edades la sensación de vulnerabilidad, el miedo de la regañina por parte de los progenitores o la vergüenza de que puedan enterarse los compañeros de clase son algunas de las razones que hacen que no digan nada.

Por tanto, en muchos casos, o no van al hospital -los sanitarios son los primeros en estar sorprendidos de los pocos pacientes adolescentes que tienen con la gran incidencia de infecciones-, o van tarde, lo que se paga con mayor avance de la enfermedad y con el aumento de probabilidades de contraer otras.

No estamos hablando de coger un resfriado y, a los pocos días, estar como si nada, estamos hablando de enfermedades que pueden producir dolores pélvicos crónicos, embarazos ectópicos y hasta infertilidad.

Por desgracia las mujeres tenemos más riesgo cuando contraemos una de esas enfermedades, la salud reproductiva de muchas mujeres de las próximas generaciones está en juego.

Y también su calidad de vida, tener una enfermedad inflamatoria desde tu adolescencia no es panorama alentador para nadie.

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Mara Mariño (@meetingmara)

Mucha sexualización, poca educación

Podemos debatir durante horas en los motivos que hay detrás de esto, pero la resistencia a que haya una educación sexual es la mayor responsable de un problema que se soluciona con formación acerca de las barreras de protección.

Concienciar de que hay que usar métodos que protejan la salud es ahora mismo vital, sobre todo si tenemos en cuenta que a los 8 años es cuando están teniendo sus primeros contactos con el porno.

Guste o no a los padres, sus hijos están viendo -por accidente en la mayoría de los casos cuando hablamos de esa edad- una serie de prácticas donde preservativos o barreras bucales no aparecen por ninguna parte.

¿Cómo no van a replicar lo que ven en la pantalla si es el único factor educador que tienen a mano?

El escenario que se nos plantea es que debemos empezar ponerle remedio desde las familias, los centros escolares, pero también a nivel social con campañas que promocionen la salud sexual.

De no hacerlo, de no tomar medidas urgentes, en 10 y 20 años vamos a tener una generación con una cuarta parte de sus adultos (y más a este ritmo) padeciendo las consecuencias de las enfermedades que contrajeron en su adolescencia.

No podemos seguir mirando a otro lado, no podemos mantener este vacío de conocimiento en una sociedad cada vez más sexualizada, pero más pobre en educación sexual.

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).

¿Cómo va a ser nuestra vida íntima de mayores? ¿Se sigue teniendo sexo?

«Según me hago mayor, me preocupa no volver a gustarle jamás a nadie que me guste mucho», me escribió hace poco un seguidor cuando les pregunté a través de mi perfil de Instagram cuáles eran sus preocupaciones sexuales.

Y la suya no es una reflexión atípica. Todo lo contrario, lo que le sucede a la vida sexual durante la tercera edad, es todo un misterio.

pareja mayor

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Aunque claro, ¿cómo no vamos a estar desinformados si la educación sexual, en general, es un tema que tratamos poco y mal? Si se trata de la sexualidad en esa etapa de la vida, aún más.

Nos resistimos a las etiquetas que acaban en «ista» para definir a la sociedad: machista, racista, capacitista y, por supuesto, edadista.

El edadismo es discriminar por la edad no solo a nivel institucional, sino cuando a nivel particular, nos encontramos pensando en que nuestros abuelos o padres -según la edad que tengamos- no pueden tener vida íntima.

Sí, tenemos cierta tendencia a desexualizar a la gente mayor cuando el sexo es algo que nos acompaña toda nuestra vida. Y, en parte, son responsables de esto las historias que vemos en series o películas donde es un tema que no se menciona o retrata, haciendo que solo los intérpretes jóvenes sean quienes protagonizan desnudos o escenas eróticas.

Como sexóloga, soy consciente de los cambios que experimenta cuando el estado físico, propio al envejecimiento, se mete de por medio.

Los desafíos en la cama son diferentes, sí, pero no quitan que se pueda seguir disfrutando y manteniendo una sexualidad en esa etapa vital.

Es más, una de las cosas que se estudian en este tipo de especialidades es de qué manera sentir el placer de la nueva vida sexual.

Sin embargo, las ideas que están extendidas no son de cómo readaptar la intimidad, o esos son los resultados del estudio que ha realizado la Universidad de Illinois en el mes de abril.

Uno de cada cuatro participantes (utilizaron una muestra de 18 a 35 años) respondió que el sexo a partir de cierta edad podía aumentar el riesgo de infarto o uno de cada cinco respondieron que hombres y mujeres mayores no pueden ser parejas, sino que necesitan una pareja joven para sentir conexión sexual.

Los beneficios del sexo

Estos son solo algunos de los estereotipos que podemos encontrar sobre la sexualidad en la tercera edad, a lo que hay que añadir, que tampoco es un tema que nos sintamos cómodos de sacar con los miembros de nuestra familia que puedan darnos una visión realista.

Por eso me parece fantástico el hilo de Reddit de «¿La gente mayor tiene sexo?». En el foro el usuario iniciaba la conversación con una reflexión con la que es difícil no identificarse.

«Por alguna razón he crecido pensando que a partir de los 60 o 70 no se tiene sexo», comentaba.

«Tenemos 73 años y aunque la penetración ha ido bajando a una vez cada 6 semanas desde que cumplidos 70, seguimos acariciándonos, masturbándonos, dándonos mimos y haciendo sexo oral hasta que, hace poco, mi pareja se ha ido a un centro 24 horas porque está en una fase avanzada de Alzheimer. Ahora nos cogemos de la mano cuando la visito», respondía un usuario.

En el hilo, otras personas compartían su caso o el de sus padres: «Me han llegado a decir de su residencia que tienen una vida sexual muy activa».

«Tengo 59, mi novio 52 y nunca había sido sexualmente tan activa», «Tenemos 62 y 55 y lo hacemos entre dos y tres veces a la semana, el nido vacío significa menos demandas y distracciones»…

El estar en un momento de la vida en que se quiere (y puede disfrutar), se añade que muchos tabúes o inseguridades desaparecen, de la misma manera que ya no hay riesgo de embarazo.

Además, hay números estudios que respaldan que mantener una vida íntima es beneficioso para la salud.

Esto incluye mejora de la función cardiovascular, relajación, disminución de la sensación de dolos y de los síntomas depresivos, así que no tenemos que preocuparnos porque vayamos a perder esa fuente de disfrute.

Pero sí que tendremos que seguir preocupándonos de practicarlo de manera segura porque si hay quienes no son edadistas, son las infecciones de transmisión sexual.

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).

El giro de ‘X’ abre las puertas a la explotación sexual en redes sociales

Viéndolo con perspectiva, que Twitter cambiara de nombre y lo bautizaran como «X», creo que debía habernos puesto en alerta de lo que estaba por venir.

Ahora, la letra que acompañaba la calificación cinematográfica para películas explícitas, es toda una declaración de intenciones de la nueva etapa de la que fue la red social del pajarito.

Hombre móvil x red social

ARCHIVO

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Las últimas declaraciones de la compañía de Elon Musk no me pillan por sorpresa, encontrar contenidos sexuales en Twitter no era algo desconocido para quienes usamos la plataforma.

Pero en los últimos tiempos sí que se convirtió en un spam constante, hasta el punto de que muchos usuarios preguntaban cómo configurar el perfil para evitar ese contenido.

Independientemente del hilo de Twitter (o X) que desplegaras, siempre ibas a encontrar en las respuestas pornografía en forma de imágenes o vídeos, animándote a visitar sus perfiles con el correspondiente enlace a OnlyFans.

Esto será aún más frecuente gracias a las nuevas medidas de la empresa, que buscan, según ellos, equilibrar la «libertad de expresión sexual». 

Pero, ¿al servicio de quién está esta libertad de expresión sexual? Y, sobre todo, ¿a quién beneficia?

Que una red social global como es X (con más de 619 millones de usuarios) esté regularizando la explotación sexual, fomenta la idea de que las mujeres son un bien de consumo, ya que no podemos olvidar que en OnlyFans el 90% de las creadoras son mujeres y el 70% de los suscriptores hombres.

Si se empieza a normalizar una rama del mercado sexual, no se tardará en ver con los mismos buenos ojos otras maneras de explotación como es la prostitución.

«Creemos que los usuarios deberían poder crear, distribuir y consumir material relacionado con temas sexuales siempre que se produzca y distribuya de forma consensuada», afirman desde la plataforma.

Esta es una máxima que otras webs de pornografía dicen seguir y, sin embargo, vídeos de agresiones sexuales siguen colgados en estas páginas, incluso años después de ser denunciados por las víctimas.

Las propias damnificadas son quienes alertan cada vez que reaparecen y ven, con mucha frustración, como es imposible para quienes se encuentran supervisando el contenido de estas webs, seguir el ritmo de las personas que se lo descargan y vuelven a subir por la grandísima cantidad de vídeos que hay.

O al menos, eso es lo que alegan.

Te puede interesar leer: ¿Sabías que el porno puede cargarse tu relación?

Y claro, ¿cómo no hacerse la pregunta teniendo estos antecedentes de vídeos que circulan sin consentimiento si no se puede comprobar que es consensuado hasta que no llegue la denuncia posterior?

Tener que responsabilizarse del proceso de seguimiento, volver a ver su agresión sexual colgada en internet y a libre disposición es revictimización para las mujeres afectadas.

De la misma manera que el control que supuestamente se va a aplicar para proteger a los menores de edad.

No es casualidad que a los 8 años sea el primer contacto con la pornografía, es que cuanto antes haya un enganche a este contenido, mayor cartera de posibles clientes.

Todo esto sin meterme en la parcela que intento defender desde este espacio: la de una sexualidad libre, deseada y segura.

La supuesta realidad que muestran los contenidos pornográficos mainstream está totalmente distorsionada. Son los mismos estereotipos de siempre que perpetúan una sexualidad que se basa en físicos irreales y dinámicas de violencia y sometimiento hacia las mujeres.

La sexualidad que vivimos y que están viviendo las nuevas generaciones ya se veía afectada por la influencia de la pornografía de las webs, pero este paso de X supone que por primera vez, una red social la sitúa todavía más cerca y la legitiman incluyéndola entre el resto de posts.

El objetivo real

La maniobra de Elon Musk no tiene que ver con la expresión sexual, sino con los beneficios económicos (para sorpresa de nadie).

Con el tráfico interno que pueden generar estos contenidos eróticos, podrían negociar tarifas más altas con anunciantes, que son actualmente su principal fuente de ingresos.

Aunque también hacerle la competencia a OnlyFans, ya que con la función que permite realizar pagos, no hace falta salir de X para la compra-venta en línea.

Este cambio en la política de contenidos afectará en primer lugar a los usuarios de la plataforma, sí, pero como hemos ido viendo, las implicaciones sociales no se pueden ignorar como si nada.

No hay una regulación vigente ni un control del contenido efectiva. Necesitamos que los gobiernos no dejen campar a los empresarios a sus anchas, sino que se organicen y trabajen a nivel internacional para trabajar juntos, estableciendo y haciendo cumplir las normas que supuestamente prometen con sus políticas de uso.

De lo que podemos estar seguros es de que normalizar la explotación sexual en una red social mundial puede influir en la percepción de lo que es aceptable, perpetuando ciclos de violencia y utilización de los cuerpos de las personas.

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).

Pensar en romper no es señal de que no tienes futuro con tu pareja, pero…

Hace unos días, Álvaro Cobarro, presentador del podcast Nepe, me preguntaba qué pasaba cuando, estando en una relación de pareja, te planteas si deberías romper con la otra persona.

Es decir, si el hecho de pensarlo, no era ya un indicativo de que la historia de amor estaba destinada a terminar.

hombre triste

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Puede que haya personas que, al hacerse esa pregunta, tengan una respuesta clara porque la respuesta les llega como una iluminación repentina y se dan cuenta de lo mal que estaban con esa pareja.

Pero por lo general, que te ronde la cabeza, no es la prueba de que la ruptura sea algo inminente.

Según los expertos, por nuestra mente pasan una media de 60.000 pensamientos diarios y, la mayoría de ellos, son automáticos e incontrolables.

Esto significa que, si la idea de terminar con nuestra pareja nos visita en algún momento, puede que no sea ni consciente. En otras palabras: seguramente la relación esté a salvo.

Es más, si hacemos balance de nuestras relaciones de pareja hasta la fecha, raro es dar con un ejemplo en el que ese pensamiento no haya aparecido ni una sola vez.

Pensar en si queremos o no continuar con ese vínculo es normal. Nos hacemos preguntas constantemente: de si queremos esa comida, ese gel de ducha de aloe vera o el que huele a coco, ese trabajo, ese destino vacacional, ese plan con las amigas o estar en casa…

Puede haber sido al principio de la relación, cuando aún no teníamos claro si queríamos seguir avanzando, o cuando veíamos algo que no nos gustaba de la pareja y nos planteábamos la compatibilidad.

Según vamos conociéndonos confirmamos si esa idea tiene razón de ser, y nos alejamos definitivamente, o si era una percepción errónea nuestra (sí, los pensamientos, aunque sean nuestros, pueden estar equivocados).

Eso es lo que tienen muchas reflexiones, que no tienen por qué reflejarse en las acciones, sino juicios que pasan por nuestra mente de manera fugaz y pueden ser fruto de una conducta o instante concreto.

Ruptura: las señales de alarma

Pero -claro que tenía que aparecer un «pero»- hay pensamientos que nos visitan más a menudo, de manera repetitiva se cuelan y parecen no querer irse.

Entonces si la idea de romper aparece con frecuencia, merece la pena pararse a escucharla.

En esas situaciones, es de mucha ayuda pensar en la ruptura de forma serena y razonada, porque no siempre que te planteas algo, es sinónimo de que quieras hacerlo en realidad.

De la misma manera que puede cruzarse por tu cabeza el pensamiento de que quieres cambiar la tele cuando te aparece una oferta flash, pero luego lo reflexionas y caes en que tu salón está bien así, que no necesitas una nueva porque la que tienes se ve perfectamente.

No quiero poner las relaciones de pareja a la altura de los televisores, pero es para que entendamos que del pensamiento al hecho, hay un trecho.

Si se repite la idea, merece la pena preguntarse de dónde viene, por qué pensamos eso y qué motivos puede haber detrás de esa reflexión. Es decir, ver de la manera más objetiva posible, si hay problemas en la relación.

Te puede interesar leer: ¿Es el momento de terminar la relación? Aprende a identificar las señales de tu cuerpo

Hay unas primeras señales que pueden indicar que la satisfacción amorosa no está en su mejor momento: el fin de la comunicación, de las emociones positivas hacia la otra persona, la rutina, las diferencias irresolubles, sentir que ya no hay amor o el pensar que será así el resto de mi vida (y que esa idea te produzca malestar), lo que lleva al planteamiento de «¿Esta persona es para mí?».

Tras sopesarlo, es también una herramienta muy útil comentar esas dudas a personas de confianza, que siempre van a darnos una visión menos sesgada que la nuestra.

Y, por último, indagar y descubrir los errores que puedan estar sucediendo y sobre todo, si se pueden solucionar.

No quiero terminar sin dar un poco de esperanza y recordar que se puede trabajar para que vuelva la satisfacción de la relación.

Recuerda que la pareja es un reajuste mutuo constante porque las necesidades individuales de los miembros cambian, de la misma manera que lo hacen las condiciones, circunstancias y características de la relación.

(Y también puedes seguirme en TikTok y Twitter).