¿Por qué se está debatiendo sobre el BDSM en redes sociales?

Durante este fin de semana, el BDSM se ha convertido en uno de los temas de conversación en la red y no porque E. L. James haya sacado otra entrega de Cincuenta sombras de Grey.

La controversia sobre las prácticas sexuales que engloban estas siglas (bondage, dominación, sumisión y masoquismo) empezó cuando la politóloga y activista digital feminista, Júlia Díaz Collado (@salander 33), compartía un vídeo en el que hablaba de su preocupación sobre la erotización de la violencia.

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«Estamos hablando de violencia de verdad, no de pasión desmedida», explica en un reel que acumula decenas de miles de reproducciones. «Hablamos de latigazos, de golpes fuertes, es que estamos hablando de sentir dolor de verdad».

Y es que para quienes buscan la sensación, la explicación está en que tanto el dolor como el placer se producen desde el sistema límbico, y las neuronas liberan dopamina cuando se da cualquiera de esos momentos, de ahí que sea un cúmulo de sensaciones que se disfrutan.

Pero para la activista, el problema está en «erotizar y sexualizar la violencia», sobre todo porque la línea parece muy fina si tenemos en cuenta que nos encontramos en una sociedad en la que muchas mujeres ya sufren de violencia por parte de sus parejas.

«El problema es convertir una agresión en algo excitante. Es el paralelismo entre deseo sexual y violencia. Me parece más preocupante excitarte haciendo daño que no recibiéndolo», comenta.

Es difícil ser mujer y no entender las preocupaciones de Júlia escuchándola. Todas o casi todas, hemos tenido algún encuentro menos deseado del que, por cualquier motivo, no hemos sabido salir o donde nos hemos sentido en peligro.

En esas circunstancias, el denominador común eran nuestros compañeros, hombres en la gigantesca mayoría de los casos. «Cuando nos adentramos en el mundo del BDSM, casi todos los tíos heterónimo quieren dominar y ser ellos los que agreden», otra razón que explica la activista.

Sin embargo, si nos paramos a hacer memoria recordando a esos hombres que han ejercido violencia en la cama hacia nosotras, ¿lo han hecho como parte de un rol o ha sido porque, según ellos, es lo que nosotras deseamos o lo que han aprendido a ejecutar en la intimidad?

Gabriel (@gaby_dom.waves) responde a esta preocupación en otro vídeo como experto en el tema: «los boludoms o fakedoms, son detestados por la comunidad porque sus intereses van en contra de eso».

Según el divulgador, estos hombres, además de egoístas en la cama, se aproximan siempre de forma violenta a las personas con las que se relacionan, «que habitualmente son mujeres sumisas».

Como Gabriel recuerda, una agresión es «cualquier acto que atente contra la libertad sexual de una persona realizado sin su consentimiento. El BDSM se practica entre dos personas o más de forma segura, sensata y consensuada. Todas las personas participantes han expresado sus preferencias y límites».

«El BDSM es un juego de intercambio de poder en el que existe un juego de roles». Es más, en el BDSM existe una comunicación gustos, expectativas, respeto por límites y se puede parar en cualquier momento, algo que como explica el divulgador, «no es tan común en el sexo normativo».

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Coincido con la politóloga en que la permeabilización de la violencia en la cama es un tema que se debe abordar. Especialmente si tenemos en cuenta que las agresiones cada vez se dan a edades más tempranas, aumentando un 45,8% en menores de edad respecto a 2022.

Pero sí creo que esto no va de BDSM, porque estamos ante un problema estructural. Así que cabría analizar por qué se ha extendido una violencia no consentida ni consensuada, hasta el punto de que es difícil no tener un encuentro sexual sin cierta subida de tono (en cuanto a exceso de fuerza se refiere).

Júlia toca una de las claves en su vídeo cuando habla del impacto de la pornografía: «el contenido cada vez es más violento. Hemos pasado de ver fotos en una revista a vídeos cortos y profundamente violentos. Esto hace que conectemos violencia con sexo. Además es accesible para todo el mundo».

Sin educación sexual, la violencia se ha colado en el sexo, pero no bajo unos parámetros establecidos y seguros, como un juego deseado, sino como denominador común de cualquier encuentro y siempre hacia nosotras.

Es una dominación que no hemos elegido, no sabemos si nos gusta y definitivamente no sabemos cómo frenar.

Mara Mariño

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3 comentarios

  1. Dice ser El goce de un buen leñazo, eh, eh, cuidadín

    En el BDSM haz de tener mucha confianza con quien te apetezca practicarlo.
    Pegar para hacer disfrutar es muy distinto a hacerlo para herir o dañar. Debe ser todo lo contrario a infligir daño a la otra persona y debe ser comprendido y puesto como principal finalidad del juego amatorio.
    O sea, que fueran incapaz de disfrutar lastimando ni siquiera a un muñeco o muñeca. Ni siquiera al CAPTCHA, con eso te digo todo.

    25 septiembre 2023 | 13:30

  2. Dice ser me rio de janeiro

    Sinceramente, no podemos defender que el acceso y abuso de la pornografía es negativa porque normaliza y muestra una situaciones que ni son normales, ni son representativas, ni verdad….¿y queremos normalizar las prácticas BDSM? Unas practicas sexuales donde gran parte del placer procede de situaciones de dominación frente a sumisión, ¿estamos locos o que?

    ¿Alquién, sinceramente, piensa que un chaval de 12 años tiene conocimientos para diferenciar entre una situación de dominación consensuada y otra que no? Porque yo creo que no.

    Es más, como alerta la psicóloga, creo que excitarte si te hacen daño y peor aún, haciéndolo es para hacérselo mirar por un especialista. Vamos des mi mi punto de vista el BDSM es una parafilia muy cercana a otros trastornos como pueden ser la auto-lesión o automutilización.

    Luego nos sorprenderemos de que cualquier cateto de pueblo se crea el maromo de 50 sombras de Grey

    25 septiembre 2023 | 16:29

  3. Dice ser Sr. AyC

    En mi opinión el artículo mezcla churras con merinas.
    Así, al igual que si una persona usa un coche bajo la influencia del alcohol a la salida de una discoteca NO se considera Automovilismo. Sino que el Automovilismo es un deporte reglado, con unas normas claras: un circuito cerrado al tráfico y unas especificaciones técnicas y de seguridad específicas. Lo mismo pasa con el BDSM. Así pues, no se puede hablar de BDSM por el hecho de que una persona de un azote, use una cuerda o haga una película de ficción.
    Sino que el BDSM debe de ser siempre Sensato, Seguro y Consensuado.
    De manera que todos esos episodios repulsivos de violencia que relata el artículo NO son BDSM.
    Por otra parte, el BDSM no se ordena por género sino por forma de sentir o rol. De manera que una mujer puede elegir libremente el tipo de relación que le hace feliz. Bien sea Dómina o sumisa. Y puede establecer una relación BDSM con una o varias personas, que también pueden ser hombres o mujeres.
    Así que relatar el BDSM como una situación de violencia contra la mujer es un claro error.
    La violencia machista contra la mujer es una lacra social. Pero hablar con falta de rigor del BDSM no ayuda a esclarecer la situación sino a generar más confusión. Y se pierde credibilidad.
    Por favor, no pretendemos que la sociedad entienda y comprenda el BDSM solo que se nos respete.

    03 octubre 2023 | 23:42

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