Archivo de octubre, 2021

¿Por qué cada vez hay más parejas en las apps de ligar?

Todas las que hemos estado en Tinder -o una aplicación del estilo- compartimos lo siguiente (y no es que nos hayan dado plantón, que también).

En algún momento de bucear por esa pecera de perfiles, nos ha saltado la cuenta de una pareja.

Una pareja en busca y captura del tercer elemento con el que hacer un trío.

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Y claro, como mujer soltera si conocer a una persona por una aplicación ya resulta a veces incómodo, ni os cuento lo que es ‘tropezarse’ con esto.

Porque ahí no es que vaya a darse una oportunidad de que suceda algo más. Se tiene muy claro lo que puede pasar.

Al final, este tipo de perfiles, escriben lo que buscan ya sea o en la biografía o por mensaje. «Somos abiertos de mente», «Queremos pasarlo bien»

Así que primeras ya sabes que vas a ser un tercer elemento externo que ayudará a revitalizar su vida sexual.

Ya no eres “Sara, 25, amante de los gatos” ni “Erica, capricornio y artista”. Eres el juguetito sexual de la semana.

Cuando me he encontrado esto, me ha parecido una genitalización tan extrema que resultaba hasta perezosa.

Aunque también es verdad que mi objetivo al usar esa app distaba mucho de montarme un trío con gente aleatoria.

Al abrirme un perfil, lo de ser colocada entre dos desconocidos como una lámina de queso en un sandwich mixto no entraba en mis planes.

Y yo respeto por completo a quien se apunte a una experiencia de este estilo (aunque a día de hoy sigo sin conocer a nadie que se haya montado un trío a ciegas vía Tinder).

Otro detalle curioso es que la mayoría de parejas que encontré estaban formadas por chico y chica.

Poco o nada probable era que entre swipe y swipe aparecieran dos tíos ni dos mujeres.

Con esto no digo que no se lancen las parejas a probar nuevas experiencias, todo lo contrario.

Es más, el hecho de que cada vez tengamos una mentalidad más abierta en cuanto al sexo -y podamos atrevernos a probar en pareja este tipo de experiencias- nos llevan a tríos, orgías, intercambios de parejas, juguetes, parafilias, fantasías…

En resumen: una sexualidad más variada y divertida.

Lo único criticable para mí es la vía de llevarlo a cabo.

Igual se debería limitar a las aplicaciones en las que se buscan específicamente los tríos (que las hay) en vez de pescar en Tinder.

Que, hasta donde yo sé, folles o no, es para conocerse de uno en uno.

Y este tipo de abordajes, al menos por lo que yo he experimentado, resultan bastante violentos.

Duquesa Doslabios.

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Según un stripper, esto es imprescindible cuando quieres desnudarte ante alguien

Desnudarse es un arte. Es algo que entendí la primera vez que vi a un chico pelearse por quitarse los calcetines estando tumbado.

No fue lo más erótico del mundo, pero hace poco aprendí que podría haberlo sido con un pequeño cambio.

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Pero no es que yo me las vaya dando de experta.

Admito que era de esas que pensaba que hacer un striptease era tan sencillo como poner You can leave your hat on y dejarse llevar por el momento.

Como hace poco coincidí con un amigo de un amigo que sí se había formado para trabajar de stripper, me pudo la curiosidad.

Es más, era habitual para sus amigos comentarlo en reuniones por si él se arrancaba con algún paso (dejando fuera el aspecto de quitarse la ropa, por supuesto).

Así que el experto fue muy claro al descubrirme cuál era el requisito imprescindible para hacer un buen striptease: contacto visual.

Así que ni una selección musical digna de Bar Coyote ni los pasos de Jennifer Lopez ni, como mencionaba al principio, saber quitarse los calcetines con un poco de arte.

No despegar la vista de encima.

Ya de por sí, desnudarse es algo que nos hace sentir vulnerables. Nos mostramos como somos y no tenemos ropa tras la que escondernos.

Algo tan íntimo se convierte en erótico en el momento que hacemos partícipe a una segunda persona.

Mirar mientras las prendas van cayendo grita a voces que queremos que nos vean, que nos recorran el cuerpo con los ojos, toda la piel antes de hacerlo con los dedos.

Y si para quien está en pleno proceso de desvestimiento supone el morbo de saber que quiere ser observado, también para el voyeur es toda una experiencia.

Duquesa Doslabios.

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Esta escala del sabotaje romántico te ayuda a entender por qué te cargas tus relaciones

No es hasta la enésima vez que algo falla en tu nueva relación que te planteas que, igual esta vez, no ha sido culpa de la otra persona.

Es más, tienes incluso amigas -esas amantes del psicoanálisis- que están convencidas de que si no encuentras el amor es porque tú te encargas de ponerle piedras en el camino.

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Puedes hacerlo de tres maneras: cambiando de relación cada poco tiempo porque no te parece ninguna lo bastante buena, estar en una relación larga pero sin abrirte emocionalmente o decidir que buscar el amor no es lo tuyo y no establecer vínculos.

Conocerte más en ese sentido es algo que puedes averiguar gracias a la doctora Raquel Peel. Esta psicóloga ha desarrollado la ‘Escala del Sabotaje de Relaciones’ para medir de forma concreta cómo torpedeamos nuestros lazos románticos.

Son 12 comportamientos sobre las formas más típicas de protegerse ante el miedo: estar a la defensiva, problemas de confianza, falta de herramientas a la hora de trabajar en la relación.

La puntuación en la escala puede ayudar a identificar cuáles son los problemas que hay (se mide cada cuestión del 1 al 7: 1 completamente en desacuerdo y 7 completamente de acuerdo).

De esta manera, aquellas que saquen la puntuación más alta son las que revelan cuáles son nuestros asuntos pendientes en la relación y en qué debemos trabajar.

Y es que, por desgracia, tener miedo cuando comienza una historia de amor es algo bastante habitual.

Como explicó la psicóloga al presentar su escala «si estamos enamorados, somos vulnerables. Puede que las cosas no salgan bien y terminemos sufriendo».

Asumir que pueden rompernos el corazón es la cara B del amor.

Lo bueno de esta escala es que es un buen punto de partida para identificar por dónde empezar a sentarse a hablar con la otra persona.

¿Te apuntas a hacerla con tu pareja?

1. Me culpan injustamente de los problemas en mi relación.
2. Muy a menudo me siento incomprendido/a por mi pareja.
3. Siento que mi pareja me critica constantemente.
4. Mi pareja me hace sentir inferior.
5. Me molesta la cantidad de tiempo que mi pareja pasa con sus amistades.
6. Creo que para que mi pareja esté a salvo, tengo que saber dónde está.
7. Siento celos de mi pareja.
8. A veces compruebo los perfiles de redes sociales de mi pareja.
9. Cuando me doy cuenta de que mi pareja está molesta, no intento ponerme en su situación para entender su punto de vista.
10. No suelo encontrar soluciones y trabajar en los problemas de la relación.
11. Si estoy equivocada/o sobre algo no se lo admito a mi pareja.
12. No me gusta que mi pareja me diga las cosas que tengo que hacer para mejorar la relación de pareja.

Duquesa Doslabios.

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¿Cómo sabes si es el momento de volver a tener citas?

Después de quedarme soltera, lo tuve fácil para saber cuándo quería volver a tener citas.

Necesitaba quedar con gente que no me preguntara por mi ex por el simple hecho de que no supieran de su existencia y la conversación no girara en torno a él.

Aquello me llevó a tener una serie de citas desiguales. Yo conseguía ‘huir’ del nombre de mi anterior pareja, pero no buscaba conectar emocionalmente con nadie.

En ese momento, por mucho que la otra persona me resultara estupenda (que algunos lo fueron), me veía incapaz de poder llegar a algo más.

Tenía citas, sí, pero para mí no era más que una vía de escape y no un interés real de conocer y bucear en el chico que tenía enfrente.

El clavo que saca a otro clavo no funcionaba en este caso por mucho que siguiera la recomendación de seguir quedando.

No dependía de cuántos pudieran completar la agenda, sino de que mi capacidad emocional llevaba el ‘modo avión’.

El miedo al dolor o a que volviera a pasar lo mismo eran claros: no estaba preparada para volver a la carga.

Cualquier profesional habría visto claramente mi problema: al bloquear mi habilidad de estar presente de manera emocional con alguien, no podía dejar que las cosas prosperaran.

No se tiene la energía para tener citas si todavía el pasado está estancado en el momento actual. Lo mismo pasa si no entendemos en qué punto nos encontramos.

Por mucho que quisiera salir y distraerme, el hecho de bordear el problema de raíz -que no estaba lista para abrirme– no concordaba con las relaciones que podía tener.

Solo dejándome seguir un proceso en el que poder llorar, perdonar, soltar lastre, aprender y volver a empezar.

Que si somos conscientes de que no estamos en ese punto, no enredemos a personas que pueden estar interesadas y dedicándonos esa energía que no somos capaces de darles de vuelta.

Duquesa Doslabios.

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