Entradas etiquetadas como ‘virginidad cantantes’

La preocupante obsesión por la virginidad de las cantantes

Voy a ponerte en situación. Estaba leyendo una noticia de Taylor Swift y su nueva pareja cuando, hacia el final, uno de los párrafos estaba dedicado a la virginidad de la cantante.

Narraba -con todo lujo de detalles-, cómo según las pesquisas de algunos de sus fans, era posible imaginar con quién la había ‘perdido’ y cuántos años tenía en aquel momento.

Ariana Grande

Youtube

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Para ello, habían buscado y repasado todas las letras de las canciones de la estadounidense, dándoles una interpretación que encajara con la historia de su primera experiencia.

Aquello me chocó. ¿Qué necesidad hay de revelar algo tan íntimo de una persona, por mucho que se trate de un personaje público?

Y sobre todo, ¿cómo es posible que, tantos años después, sea algo lo bastante noticiable como para que se siga incluyendo en artículos de la artista que no tienen nada que ver con ello?

Pienso en mi caso y en lo mucho que me molestaría que si ahora escribieran un artículo sobre mi libro, lo que se mencionara fuera un párrafo de con quién estuve o no en aquella ocasión, en vez de darle importancia a mi logro profesional.

Taylor no es la única, claro. Si pones en Google el nombre de cualquier cantante mujer seguido de la palabra «virginidad», te aparecen páginas y páginas de noticias con vivas descripciones de ese encuentro de las artistas, propiciadas por fans, fuentes anónimas o, de vez en cuando, ellas mismas.

Ariana Grande, Hilary Duff, Miley Cyrus son tan solo unos ejemplos. Aunque el caso más turbador es el de Britney Spears.

De la que es una de las reinas del pop, se utilizó la virginidad de manera descarada como herramienta de marketing hasta el punto de que presentadores y periodistas le preguntaban por su sexualidad como si se tratara de un interrogatorio.

Ella misma comentó en entrevistas lo incómoda que le hacía sentir haberse convertido en el mito de la «lolita» cuando cada vez aparecían hombres más mayores en sus actuaciones.

Si analizo las noticias que he leído sobre su primera vez, hay algo que comparten todas.

Lo primero es que solo se ha considerado como ‘pérdida oficial’ de virginidad el coito con un hombre (por esa regla de tres, ¿una lesbiana sigue siendo virgen?), dejando en un segundo plano el resto de prácticas sexuales.

Con esta narrativa, que además dada su fama llega a todas partes del mundo, se potencia la idea de que solo la penetración cuenta como relación sexual.

Pero también tiene una cara B, y es que juega a darla alas a las fantasías de los fans masculinos, volviéndolas más deseables al fetichizar la virginidad.

«Si no consumes su música, siempre puedes consumirla a ella», se sugiere de manera velada.

Lo segundo que tienen en común es que su sexualidad es de dominio público y tanto medios como fans se sienten con el derecho de indagar y hablar de ello en cualquier momento.

Curiosamente (o no), en el caso de los cantantes hombres, la virginidad no aparece como titular en noticias que hablan de ellos.

Sus experiencias siguen siendo suyas porque las fans no se organizan para salir de dudas, casi se podría afirmar que genera menos interés.

Y porque no existe un consumo exacerbado de su imagen al no tener tanto alcance como mito sexual como el que tienen sus compañeras de profesión.

Es más, quienes sacan el tema de sus primeras experiencias, bien lo hacen como broma («Si no me hubiera hecho famoso, aún sería virgen», decía Harry Styles) o dominan la narrativa decidiendo qué cuentan, cómo y cuando, como fue el caso de The Weeknd.

Abel Tesfaye fue de los pocos que ha compartido su historia, comentando, además, que estaba borracho y lo hizo con una mujer mucho más mayor que él, un discurso que genera preocupación más que despertar morbo, como son normalmente las historias de ellas.

Sexy, pero no demasiado

Caso excepcional es el de los hermanos Jonas, que, al llevar anillo de castidad, creaban esa expectación por ser la excepción a la norma del resto de artistas de la industria.

La diferencia de Joe, Nick y Kevin es que, como se ha sabido más adelante, lo del anillo era más teoría que práctica y no les ha supuesto un impacto negativo en su imagen haber perdido su ‘pureza’ antes de casarse.

Nada de esto es casual, es una ventaja de la cultura patriarcal aplicada al sector de la música: la virginidad de las mujeres es un valor importante, que se asocia con su moral, independientemente de que sean estrellas mundiales.

Este sesgo sexista no solo idealiza la imagen de la mujer ‘pura’ en la industria de la música, también se crean expectativas poco realistas de cómo deberían ser las mujeres y aumenta la presión por mantener la virginidad (recordemos que Britney, en cuanto la perdió y comenzó a tener una vida sexual propia, paso a ser tachada por la prensa de «promiscua» y «mala madre»).

Puede que nos pillen lejos, pero sus casos son ejemplarizantes, algo que también han vivido Miley Cyrus o Bella Thorne, tan deseadas por hombres como criticadas cuando han empezado a sacar explotar su lado sexual para sí mismas.

Si podemos hablar de la doble moral que hay respecto a la sexualidad femenina, en el caso de la industria del entretenimiento es aún más feroz.

Está la contradicción de que se espera que sean sexys y sugerentes en sus fotos, conciertos y videoclips; y a la vez se las juzga si tienen actividad sexual.

Con todo esto, se entiende el porqué de la obsesión por la virginidad de las mujeres -famosas o no-, es una forma de controlarnos.

Y puede ser usada como estrategia mediática o herramienta de ventas, ya que genera interés en torno a la vida privada de las cantantes y encumbrarlas a lo más alto, o destruirlas.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).