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Los mejores preliminares sexuales para volver loca a una mujer

Querid@s,

Hoy me dirijo exclusivamente a los varones. A nuestros, novios, amantes y consortes. Préstenme atención caballeros, porque antes de meterla en caliente, hay que precalentar el horno y encender la chispa. Como canta The Boss, you can’t start a fire without a spark (algo así como sin chispa no hay fuego).

Si no me equivoco, ustedes los hombres están diseñados para fecundarnos a la mayor brevedad posible, pero a nosotras nos va más eso de vísteme despacio que tengo prisa. Hay que joderse. De nuevo no nos aclaramos ni para follar. En las cuestiones amatorias, no siempre todo va a ser llegar y besar el santo, porque los benditos preliminares importan. Y mucho. Me temo que hay que prestarle más atención de la que estiman oportuna a los prolegómenos sexuales, que en ocasiones, nos encienden más que la penetración. Sobre todo si nos encontramos ante un micro pene. Y no se me ofendan, es sólo un pequeño guiño.

Nadie debería posicionar los preludios del sexo a la cola en los rankings de las experiencias sexuales, pues no en vano, durante los mismos se desarrolla la excitación de la pareja y la lubricación de los genitales de ambos.

¿Que cuánto tienen que durar?  No hay normas ni prisas querid@s, salvo que sólo tengan tiempo para uno rapidito y fuera. Los preliminares pueden perdurar lo que dura un parpadeo o hasta varias horas antes de pasar a la fornicación pura y dura. Tampoco se duerman en los laureles, que el polvo es para hoy. Los profesionales de Durex dicen en su célebre Informe Durex que para que todos queden satisfechos y nadie se queje, el asunto preliminar debe durar más de 21 minutos.

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No es preciso que se haga todo de golpe, ni en el mismo polvo, como pollos sin cabeza, como quien sigue la lista de la compra por el supermercado. Se trata de ir innovando, probando cada día una cosa y comparando los resultados. Aprender qué teclas y cómo tocarlas para afinarnos como a una guitarra. De lo que se trata durante los preliminares es de calentar motores, de ir subiendo la temperatura para que cuando llegue el momento del folleteo puro y duro, todo esté a punto de caramelo.

Ahora sí, vayamos al grano. Sus variedades son infinitas, desde la más leve invitación a través de la palabra, pasando por miradas lascivas o maniobras descaradas que invitan a la lascivia, incluyendo tocamientos sin querer. O roces absolutamente premeditados.

Comenzamos..

1. Atrezo: Una estancia decorada con esmero, unas sábanas limpias y que el ambiente no huela a tigre siempre harán del acto sexual una experiencia más placentera. Eviten dejar la ropa tirada por el suelo, es altamente desaconsejable. Es posible que si una mujer observa toda esta juerga de ropa sucia, ustedes no la vuelvan a ver. Nada de polvo, el único polvo que debe haber es el que están a punto de echar. No se olviden de poner su playlist particular, esa que tienen bautizada como Música para follar. Solo les digo que intenten evitar los temas manidos, sean un poquito originales. Aunque algunos nunca fallan.

2. Vayan limpios y aseados, por favor. Nos gusta que huelan bien, a pan recién hecho, a canela o simplemente a hombre. Personalmente me conformo con que no huela a tigre o lleve una sugerente colonia. ¿Entendido tigre? Nada de fragancias pachuli o le pondrán de patitas en la calle.

3. Desnúdenla. Desnudar al otro, en este caso a la otra, es un arte. A veces rápido y con fuerza desmedida, otras despacito y con buena letra. Vayan deshaciéndose de cada capa y observen como su cuerpo se estremece. Obsérvenlo como si fuera una obra de arte y háganselo saber.

4. Sean ese hombre que susurra guarradas al oído. Díganle cositas lindas y románticas o frases más caviladas, sexys y húmedas. Los angloparlantes lo llaman sexy talking. En algún momento, en algún lugar, alguien sugirió que “la mejor forma de llegar a los ovarios es por la trompa de Eustaquio”.

5. Bésenla. De todas las maneras posibles, en todos los rincones que encuentre en su cuerpo. En la cara, en la boca, en el cuello, en las manos, en los pies, en las orejas. Con o sin lengua. No se olviden de los pechos, nos encanta que nos coman las tetas. Es un hecho. Y el culo. Y el sexo. Con cariño, con deseo y con mucha pasión. Cómansela a besos. O a  mordiscos.

6. Tóquenla y magreenla. Metan mano allá donde puedan. Deténganse en cada recoveco. Manoseen, palpen, acaricien. Recuerden que las tetas no son bolas anti estrés, son tetas. Trátenlas como se merecen, tóquenlas como lo que son. Hablaremos de este tema en el futuro. Y a nosotras, acaríciennos como si fuéramos una mariposa, como si fuera la última vez que fueran a tocar chicha.

7. Si son de los que les gusta el sabor del lado salvaje de la vida, y del sexo, recuerden que siempre hay tiempo para los juegos de roles. Si hay confianza, se atreven y los dos están predispuestos, pueden jugar a los médicos. O jugar a una de profesores y alumnos. Si les pone el rollo galáctico, ella puede ser la princesa Leia y usted Han Solo. O al revés.

8. Accesorios calentorros: No a todo el mundo le van estas historias, pero si no le hacen ascos a los juguetes sexuales, pueden hacerse con geles, plumas, esencias, ungüentos comestibles y aceites destinados a nuestras vergüenzas que nos ponen on fire. También dildos y vibradores (también les hablaré de los mejores en el futuro). A estas alturas de la faena, a la chica se le debe de estar haciendo el chichi Pepsi cola.

Si esto se le queda corto, definitivamente lo suyo son las tendencias hardcore. Desde que apareció Grey, ya nada volverá a ser como antes. Véndenle los ojos, métanle una bola china en la boca, átenla con unas esposas (mejor de cuero, las tipo carcelarias pueden fracturarle la muñeca), y denle unos azotes. El mundo hardcore no tiene límites.

9. Ahora es el momento de comérsela entera. Pongan toda la carne en el asador y no se dejen nada en el plato. Que es de mala medicación. Devórenla, porque hoy es noche de sexo. Y demuéstrenle que nadie la va a tocar como ustedes. Ha llegado la hora de la verdad, el de todo para adentro. Por fin les toca el turno a su herramienta particular. Aquí querid@s, ya les dejo solo ante el peligro. Esta es su batalla y confío en que sabrán librarla de manera infalible, como un gran follador. Recuerden que las azotainas, los tirones de pelo, la intensidad de las embestidas y las introducciones del pene por orificios alternos al habitual dependen del gusto de la consumidora. Escúchenla, obsérvenla, entiéndanla. Y cumpla sus fantasías, a ver si es verdad.

A por ella y denle caña machotes. Y usted señora, suéltese la melena y sea esa que en la calle es una dama y en la cama, una puta.

Que follen mucho y mejor.