La ingeniera y la socióloga que van a hacer las calles más seguras para las españolas

Cuando empecé a salir sola, de las primeras cosas que me desaconsejó mi madre fue cruzar uno de los barrios en el que se encuentra la calle con más denuncias de apuñalamientos de Madrid.

Barrio que no estaba muy lejos de nuestro piso, así que nos pillaba de camino en muchas ocasiones.

Aunque seguí a rajatabla aquella recomendación, y busqué rutas alternativas, de adulta no me quedó otra que frecuentarlo, ya que me mudé con mi pareja a la calle perpendicular.

mujer andando calle

PEXELS

Si bien nunca vi un navajazo (aquello sucedía de madrugada), no había día en el que no me hicieran algún comentario por la calle. Incluso llegaron a seguirme en bicicleta durante un tramo de mi camino.

Para mi exnovio aquello no era para tanto y tenía que aprender a relativizar. Para mí era un desgaste normalizarlo.

Pensarás que tuve mala suerte con mi barrio, pero el acoso callejero se ha repetido por Gran Vía, por Retiro, por Príncipe Pío y hasta por Castellana, cuando un desconocido paró su coche en uno de los laterales del Ministerio de Defensa y me invitó a subir con él.

Y en todas y cada una de las veces, mi reacción fue la misma: agachar la cabeza y apretar el paso. Tampoco es que hubiera otra opción, ¿no?

Contra esta idea fue que se revelaron Begoña Guadaño y Clara Espinosa, ingeniera de caminos y socióloga especializada en tecnología y violencia de género respectivamente.

Acaban de lanzar un proyecto, B.MUUN que aún está en fase beta, pero apunta maneras, ya que su objetivo es convertir las ciudades españolas en lugares más seguros para las mujeres.

La herramienta se encuentra todavía en desarrollo y funciona por invitación, sin embargo algunas periodistas pudimos probarla hace unos días.

Al acceder muestra un navegador que va marcando rutas, un sistema de navegación diseñado en base a la información recibida por otras usuarias que hayan reportado situaciones de acoso.

Es decir, te lleva a casa por la vía que considera más segura teniendo también en cuenta el trazado urbano.

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Otro de los pilares de esta web, que ha sido financiada por el Ministerio de Igualdad después de que Begoña y Clara presentaran el proyecto a concurso, es la creación de una red de espacios concienciados y preparados para socorrer en situaciones de riesgo.

Su objetivo es que establecimientos de nuestros barrios reciban una formación de atención y recepción de víctimas de acoso y abuso sexual callejero a los que se podrá acudir en caso de peligro.

Aunque también ‘pone en el mapa’ qué negocios como peluquerías, restaurantes o tiendas están concienciados en lo que a seguridad de las mujeres se refiere.

Y quizás en esa colectividad reside la emoción de este proyecto, en sentir que tienes una mano amiga a tan solo unos metros de distancia y que, a la vez, son otras mujeres las que han ido avisando de sus experiencias, cuidando todas de todas.

Un botón de socorro

Aunque lo más interesante es el botón de SOS, una opción que comparte la ubicación con los contactos que se hayan elegido previamente y comienza a registrar en audio lo que sucede desde ese momento.

Una vez pulsada la opción de auxilio, el navegador te dirige al punto B.MUUN más cercano donde, entre los protocolos a seguir, está el de llamar al 112.

Poco después del evento de presentación, le contaba a mi padre lo que me conmovía que se tomara el acoso callejero como un tema serio que se debe combatir.

Él opinaba que no debería haber una lista de calles con un ‘visto bueno’ para circular, porque las mujeres tendríamos salir a la calle sin miedo y sin evitar ningún lugar, ya que todos deberían ser seguros para nosotras.

Yo le comentaba que, por desgracia, aplicación móvil o no, ya vamos buscando esas vías alternativas que -creemos- nos mantienen más a salvo, en vez de otras donde nos sentimos más expuestas.

Sí, en un mundo ideal las mujeres podemos volver a casa como nos da la gana, incluso solas y borrachas sin sufrir ataques físicos o verbales. Pero no estamos en un mundo ideal.

No quita que, de manera paralela, no se destinen esfuerzos para concienciar a los hombres de que una mujer andando por la calle no invita a comentarios ni tocamientos no deseados.

Pero si, mientras tanto, aparecen recursos que tienen en cuenta nuestra manera de movernos, que nos dan opción de mandar localización inmediata y hasta grabar lo que nos rodea (por si necesitamos pruebas para emprender medidas legales) o cualquier cosa que nos haga sentir un mínimo de seguridad, lo cogeremos sin dudar.

Mara Mariño

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