Este finde tuve una despedida de soltera. Y en uno de los ratos muertos, nos pusimos a reflexionar de cómo habíamos ido cambiando sexualmente.
Aquello me hizo pensar en si había reaccionado de la mejor forma ante un gatillazo o eyaculación precoz. Obviamente la respuesta era que no.

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La falta de conocimiento de que eso era algo que podía suceder, pero también la ausencia de herramientas a la hora de gestionar la situación, me dejaba confusa y poco valiosa si mi pareja pasaba por aquello.
Casi como si la cosa no fuera conmigo. Y no solo podría haberlo hecho mejor, debería haberlo hecho mejor.
Pero claro, en ese momento no conocía a Andrés Suro y Anel Martínez, sexólogos de Myhixel, método natural para controlar la eyaculación.
Los expertos son conscientes de cómo afecta esto a las dos personas.
«Puede ser muy frustrante e incómoda. Además, puede ser especialmente desafiante al comienzo de una nueva relación cuando todavía se están conociendo y averiguando cómo ser vulnerables y abiertos, lo cual puede hacer difícil hablar sobre ello», afirman.
Porque mientras que para mí era algo que no tenía mucha relevancia, pasaba por alto que mi acompañante podía esta sintiendo angustia, vergüenza, frustración, baja autoestima o incluso, falta de entendimiento por mi parte.
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Y, como los sexólogos recomiendan, «atender estos sentimientos es la prioridad».
Si no se hace, «es probable que se viva la eyaculación precoz en los encuentros sexuales la mayoría de las veces o de forma recurrente antes, durante o después de la penetración», comentan.
Aunque no significa que la eyaculación precoz vaya a ser algo de por vida. Se puede trabajar haciendo piña ya que, aunque no seamos quien la experimenta, nuestro rol es fundamental.
Cómo reaccionar
– Di lo que piensas: una buena comunicación es la que se consigue al expresar la misma idea que se tiene en la cabeza. Hay que hacer un esfuerzo importante en transmitir lo que uno tiene en mente, aunque nos cueste ponerle palabras. Este ejercicio, no solo nos ayudará a aprender a identificar lo que sentimos y a nombrarlo, sino también a ser capaces de comunicarnos con nuestra pareja. De esta forma, evitaremos las ‘suposiciones’ y adivinaciones’.
– No relativices los sentimientos de la otra persona: puede que a un miembro de la pareja le genere un sentimiento muy intenso una situación concreta. Tenemos que aprender a respetar las vivencias de cada uno.
– Preguntas constructivas: cuando se dé la situación, puedes preguntarle si quiere hablar del tema. En caso afirmativo, se puede seguir con «¿Te gustaría trabajar juntos en algunos ejercicios?» «¿Prefieres empezar por tu cuenta?» «¿Quieres que disminuya la velocidad, acelere, cambie de ángulo o tomemos descansos?» Así, nos enfocamos en el ‘yo’ como solución evitando pensar qué es lo que puede hacer nuestra pareja y poner el foco en ella exclusivamente, pues no podemos controlar las acciones de los demás. Es decir, vamos a pensar qué es lo que cada uno puede aportar para solucionar el problema. Con esto, se consigue evitar conflictos de culpabilidades’.
– Otros factores esenciales: la empatía, la comunicación asertiva, la escucha activa, la normalización de la situación, y por supuesto, la motivación y el apoyo para acudir a un especialista son fundamentales durante y después. Los sexólogos recuerdan que acudir a profesionales especializados puede ayudar a afrontar esta situación.
Recuerda que cualquier disfunción sexual puede afectar la relación de una forma u otra y especialmente cuando no se habla al respecto. Por eso hacerlo con tacto, para que ninguna parte se vea dolida, es la mejor forma de encararlo.
Mara Mariño