De los hombres que cuidan a las mujeres

Una vez una pareja me arropó en la cama. Con todo el cuidado del mundo, fue colocando cada parte del edredón alrededor de mi cuerpo, dejándome envuelta como un burrito.

Entre la sensación de comodidad y verle hacer algo tan sencillo, pero tan lleno de cariño como es arropar -que solemos relacionar con los padres-, me puse a llorar.

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Me sentí tan atendida como nunca antes. No era un gesto extraordinario por sí solo, a la inversa había pasado otras veces. Lo increíble para mí era que él lo hubiera hecho siendo un hombre.

Porque, por desgracia, si eres hombre y cuidas a tu pareja, si te preocupas por ella, eres un «calzonazos».

Por desgracia, si eres hombre y cuidas a tu amiga, te encargas de que llegue sana y salva a casa un día que está borracha, escuchas su historia cuando te cuenta un drama, eres un «pagafantas».

Parece que lo raro es pensar en las mujeres como iguales, en seres que merecen el mismo amor, cariño y atención.

Y, si se hace, se ridiculiza hasta el punto de que un hombre no se sienta bien dispensando ese tipo de trato y reciba esos apelativos.

Porque socialmente, ese es un trato poco viril, femenino incluso (históricamente, son los cuidados nuestra parcela). Porque no hay nada menos masculino que no ver a las mujeres solo como un agujero donde meterla.

Así que quiero más igualdad para que haya más que, como aquella pareja que tuve, sepan atender y disfruten haciéndolo.

Hombres que vengan a tu casa en mitad de la noche porque la vacuna te ha dado reacción y quieren estar ahí para lo que puedas necesitar, que te den un masaje en el cuello porque llevas todo el día con el ordenador, que te digan que se encargan de la cena mientras tú vuelves de spinning o el plan con amigas…

Pero también que te escuchen cuando has tenido un problema con tu madre, que te aconsejan y te digan que no estás sola, que te den un abrazo de esos que entonan más que cualquier Coca Cola.

Que te peinen el pelo no porque necesites cepillarlo, sino porque saben que te encanta. Que se coman tu lista de reproducción de Spotify con anuncios -aunque no les apasionen ni las canciones ni escucharlas con tanta pausa publicitaria-.

Que dejen que le pongas mascarilla facial, porque saben que para ti es divertida la idea de hacer skincare juntos.

Que sepan qué día quieres un beso de afecto y el de cuando buscas sexo. Que te lean como un libro abierto porque prestan atención a lo que dices y saben el significado de ese ceño fruncido.

Que no te hagan sentir mal por estar de bajón hormonal, que te abracen el doble de fuerte y traigan galletas de chocolate a casa.

Que te canten para animarte y te abrochen el botón del cuello de la camisa porque, aunque saben que llegas, si te lo hace otra persona, es más sencillo.

Que te quieran cada día y lo demuestren cuidándote.

Y esos son los que queremos en nuestra vida y a los que querremos a lo largo de ella. Los que merecemos.

Duquesa Doslabios.
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2 comentarios

  1. Dice ser pepa

    Mi difunto padre, cuando salía de novios con mi madre y aún no vivían juntos, bajaba a verla a la parada del autobús a las 6 de la mañana antes de que ella se fuera a trabajar, aunque fuera por estar 10 minutos con ella. Esto en el frío invierno norteño. Esto hace ya 40 años.
    Y era el tío más serio, introvertido y casi hasta duro que te puedas imaginar; todo lo contrario de lo que imaginarías que es un «calzonazos sensiblón», vaya.

    Quien es detallista y cariñoso lo es, independientemente de su género: también las hay frías como témpanos que no darían un abrazo ni a un tierno cachorrito.

    Otra cosa es que os juntéis con tíos que sólo os quieren (o que sólo los queréis) para empotraros mutuamente… porque hija, que eso que cuentas te parezca anecdótico me parece muy triste y dice mucho del tipo de relaciones que has tenido.

    03 diciembre 2021 | 14:00

  2. Dice ser Poochie

    Hola, me gustaría comentar este artículo únicamente con la única intención de hacerte reflexionar un poco.

    «Lo increíble para mí era que él lo hubiera hecho siendo un hombre.

    Porque, por desgracia, si eres hombre y cuidas a tu pareja, si te preocupas por ella, eres un “calzonazos”.»

    No sé si esto te lo ha inculcado tu círculo feminista, o si es que has tenido terribles experiencias con los hombres a lo largo de tu vida, que también puede ser, pero me atrevería a afirmar que esto no se ajusta a la realidad para nada. Diría que la inmensa mayoría de los hombres se desviven por cuidar y proteger a «sus» mujeres. Es más, históricamente, eso siempre ha sido una de las características masculinas por excelencia, lo que se le exije a un «hombre de verdad». Un «calzonazos» se refiere más bien a alguien que se deja mangonear, hace todo lo que su mujer le dice sin tener ni voz ni voto, y se deja humillar haciendo la vista gorda incluso a infidelidades en casos extremos.

    Lo curioso es que todas esas actitudes que describes posteriormente y que les exijes a los hombres han sido fuertemente criticadas por el feminismo de hace décadas, indicando que son conductas parternalistas en las que se trata a la mujer más como a una niña, que como a un ser humano adulto, capaz, e independiente. De hecho, en mi opinión entrarían incluso en la categoría de lo tóxico. Me ha recordado un poco a la situación en la que estaban las mujeres en los años 50 en Estados Unidos. Sólo te ha faltado añadir algo así como: «quiero a un hombre que me traiga el periódico mientras me fumo un puro en mi sillón». Obviamente, los miembros de la pareja deben cuidarse y atenderse entre sí, pero ese nivel de exigencia en una sola dirección, como si tu chico fuera una suerte de mayordomo personal, no me parece sana. Sólo imagina a un hombre diciendo: «quiero a una mujer que me dé masajes y me lleve el desayuno a la cama, es lo que me merezco». ¿No pensarías que es un machista de manual? Las feministas que escuchen eso, ¿no le dirían inmediatamente: «ni soy tu criada, ni soy tu madre»?

    Lo que describes creo que podría resumirse en la frase: «tienes que tratarme como a una reina», algo que no deja de ser extremadamente sexista, como si todo tu bienestar fuera responsabilidad de tu «hombre». Es, además, algo propio del amor romántico e idealizado, el tipo de amor que, irónicamente, más critica el feminismo de hoy en día. Por eso pienso que este artículo es tremendamente contradictorio con la ideología que siempre intentas transmitir en tus escritos, me parece que intentas por todos los medios aparentar ser súper feminista, pero que sin embargo albergas ideas y conductas que son todo lo contrario.

    En fin, es sólo una apreciación mía, y mi opinión después de leer muchas cosas de las que escribes, sé que es muy posible que pienses que sólo soy un subnormal al que nadie le ha dado vela en este entierro. XD

    Saaaaludos.

    03 diciembre 2021 | 18:38

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