¿Estamos al borde de la recesión sexual?

Sí, yo también he oído que 2020 va a ser el año de la recesión económica, que va a tocar apretarse el cinturón. Y lo peor es que las tendencias sexuales parecen indicar que en la intimidad puede pasar algo parecido.

GTRES

Los millennials y la generación Z no pensamos en el sexo de la misma manera que nuestros padres. Y, ¿quienes son los culpables? La tecnología, esa que tanto nos encanta pero que nos está cambiando la vida sin que nos demos cuenta.

Puede que nuestras fantasías estén mejor vistas ahora que hace décadas, que tengamos la libertad de hacer todo tipo de prácticas o que incluso seamos capaces de vivir una sexualidad más plena e igualitaria, pero nada de eso importa.

Nos estamos alejando del sexo.

Ya os he contado que Netflix ha sido capaz de robarle el protagonismo a los genitales. Pero el fenómeno está sucediendo a nivel mundial.

Vale que en el salón gobierna la tele, pero en la cama es el teléfono quien manda. Es lo último que vemos antes de acostarnos y lo primero al levantarnos.

Si a eso le sumamos el porno, que se ha encargado de satisfacer el deseo sexual sin necesidad de una segunda persona, o la creciente popularidad de los robots sexuales, la situación no pinta muy bien.

Y por último, tiene también su parte de responsabilidad la cultura de las relaciones esporádicas, del match y el superlike. Que por mucho que pueda venirnos bien en ciertas ocasiones, hace que las relaciones de todo tipo -sexuales y sentimentales- se vean como algo de usar y tirar.

Mi idea de qué hacer ante este panorama desolador es correr a buscar refugio. Al abrigo de una buena compañía, por supuesto.

Duquesa Doslabios.

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3 comentarios

  1. Dice ser HiperComercializaciónDelSexo

    Tal y como dices quizá el problema sea la hipercomercialización del sexo, me explicaré: En la era de las nuevas tecnologías: Una página porno o una foto de tu fantasía erótica (por ejemplo con algún famoso) y dos masturbaciones bien echas y aquí paz y después gloria, y se acabó el calentón.
    O un rollo de una noche en las aplicaciones de ligoteo hetero o gay y salvo que uno o una sea un cardo borriquero (aunque también los cardos hayan olla donde cocerse que hay morbos para todo), y asunto solucionado, necesidad «biológica» resuelta (leáse calentón del momento).
    Te ahorras el salir, el ir a zonas de copas, el «cortejo», ya sea este hetero, gay o n-sexual.
    Pero se pierde mucha magia, por eso quizá mucha gente empiece a entender, que un buen polvo con sentimiento es como comer en un restaurante gourmet: Pocas veces se suele hacer, pero cuando lo haces, merece la pena.

    😀

    08 enero 2020 | 12:00

  2. Dice ser kjt

    Yo no veo apenas la tele y tampoco tengo sexo. Una cosa no te asegura la otra.

    08 enero 2020 | 13:26

  3. Dice ser sepuedeopinar

    Artículo con bastante razón.
    Y para mi entender se debe al porno (machista e humillante) y a los juguetes eróticos (para ambos sexos)
    Se ha conmutado la sexualidad por la genitalidad y considero que es el punto clave

    08 enero 2020 | 21:26

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