Problemas en el paraíso, cuando su familia va por delante de la relación

La primera lo aguantas, la segunda lo soportas, la tercera confías en que no llegue una cuarta y a la cuarta vez que pone a su familia por delante de tu relación, te planteas si te sigue mereciendo la pena.

GTRES

Son tres los minutos que se espera en cortar el cordón umbilical después de nacer. Justo después, el bebé empieza a respirar por su cuenta. O, al menos, suele ser lo habitual.

Según avanzo, me sigo encontrando personas que no han sabido desprenderse de esa unión, que siguen sin coger aire por sus propios medios. Siempre enganchados, siempre unidos, siempre dependientes de la familia.

Y, por supuesto, terminan con gente a la que le toca vivir con ello -por mucho que elegimos compartir nuestra vida con una pareja, sus padres y hermanos vienen en el pack, nos tocan por defecto-.

Soy la primera que tuvo ‘mamitis’ en los primeros años, pero una cosa es una fase que pasó con el tiempo, y otra muy diferente que sigan siendo lo más importante.

Llega un momento, esa gota que colma el vaso, en el que la familia de uno de los dos es solo motivo de discusión en la pareja.

Hay varias señales de alarma que podemos ir reconociendo, pequeñas pistas que te revelan que estabas en un error si pensabas que la relación era de dos.

Cuando lo primero es la felicidad del núcleo familiar, su comodidad y sus deseos, lograrlo pasa por encima de ti. Eso significa que es el momento de plantearse hasta qué punto sois, más que una pareja, un pequeño grupo en el que ni siquiera ocupas los primeros puestos.

Los valores, las expectativas, la presión familiar o incluso los límites de la intimidad son algunos de los sentimientos que experimentas cuando te encuentras en segundo lugar ante las imposiciones constantes.

Y, por mucho que creamos, con toda la buena voluntad del mundo, que por amor podemos aguantar, llega un momento en el que no se puede más. Aunque no es tan preocupante, un estudio de la revista Psychology Today reveló que tres de cada cuatro parejas tienen problemas con sus suegros (aunque no especifica si se tratan por este motivo).

¿La solución? Ni hacer elegir entre uno u otro bando, ni romper la relación. Hablar.

Empezar a crear límites con la familia que sean respetados, informar a nuestra pareja de cómo nos hace sentir la situación y establecer un consenso de una manera asertiva, es decir, comunicando de forma clara nuestros deseos sin agresividad ni pasividad. Respetando a los demás, sí, pero respetando antes las necesidades propias.

Si ni con esas funciona, el plan B es sacar la red, hay muchos peces en el mar. En cambio, esa persona no va a dejar de estar colgada del anzuelo de su familia por mucho que nos pese.

Duquesa Doslabios.

(Y acuérdate de seguirme en Twitter y Facebook).

5 comentarios

  1. Dice ser Jesús

    En relación con el artículo, mi experiencia ha sido nefasta. He intentado hablar muchas veces con mi mujer con respecto a las constantes visitas de su familiar a mi hogar, y sin aviso previo. Se presentan un día sí y otro también, sin llamar antes, ni avisar, como Pedro por su casa. Y qué me contesta ella? Que su familia hace lo que la parece y que no será ella quien les ponga trabas al constante «porculeo». Pero por fin se va a acabar… He tenido que bañar a mi bebé a deshoras porque prácticamente ni me dejaban, yo era un ser nulo en mi propia casa. Eso trastorna. Y por mucho que elucubremos el 95% de los matrimonios tienen serios problemas con la familia política

    22 agosto 2019 | 12:55

  2. Dice ser JRG

    Se puede tener una relación muy unida con tu familia y a la vez estar en paz con tu pareja. Lo que hay son personas con celos por la unión de su pareja y sus familiares. Quizá porque ell@s nunca tuvieron una unión tan fuerte con sus propias familias.

    22 agosto 2019 | 12:57

  3. Dice ser Flus

    En mi caso nunca tuve ese problema pero conozco gente que sí… y me da pena y rabia a partes iguales.
    No entiendo muy bien el comentario nº 2 pero le diré que claro que se puede estar muy unido a tu familia… pero ten claro, bien claro, que tu familia es la que has elegido para compartir el camino.
    La otra siempre estará ahí (si hay buena relación, se entiende)…. pero has escogido caminar acompañado, no con una «comparsa»… por tanto formas un núcleo diferente al hogar que te crió.

    22 agosto 2019 | 14:24

  4. Dice ser J

    JRG, yo creo que no se trata de celos hacia los familiares de tu pareja; se trata de que tu familia política debe respetar tu privacidad, por mucha familia que sea. Mi familia jamás ha aparecido en mi entorno de mujer e hija sin previo aviso, y siempre llamando y consensuando con antelación. Eso se llama RESPETAR al prójimo. Lo que no es de recibo es ser padre, y que te quiten ilusiones de un plumazo. Yo sé que un bebé tira mucho, pero de ahí a apropíarselo por el artículo 23 me parece vergonzoso. Y no sólo eso, autoinvitarse a cenar, venir a casa a las 22 h de repente, y marcharse a la 1, entre semana, ¿pero qué es eso? Yo nunca he tenido celos de mi familia política, simplemente les cogí un asco bestial, y eso no se puede evitar cuando te invaden porque sí.

    22 agosto 2019 | 14:34

  5. Dice ser RqR

    ¿Celos son que entren en tu casa como le place a familia política o que te toque aguantar cuñados o suegros inoportunos durante años? Pasa también porque no decimos que no. Un no a tiempo vale más que diez mil horas de hablar sin llegar a ningún sitio. Y si ese no, nos lleva a discusiones o la ruptura, lo prefiero, con hijos o sin ellos, las parejas son reemplazables, nuestra vida no.

    23 agosto 2019 | 10:19

Los comentarios están cerrados.