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Algunos consejos de ‘sexting’ para personas a las que les cuesta escribir

A estas alturas de nuestra relación deberías saber lo mucho que me gusta escribir. Para trabajar aquí, para emocionar cuando una amiga me pide un brindis en su boda y para excitar, por supuesto.

No hay mayor superpoder o sensación de control que saber que con tus palabras puedes excitar a alguien sin tocarlo.

Y es que, como el microondas, los mensajes subidos de tono tienen un único objetivo: calentar.

Para calentar hay que ir a ese órgano sexual por excelencia, el cerebro. Pero ¿cómo estimularlo?

sexting chico teléfono móvil

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Una de las formas más sencillas es atemperarlo mediante recuerdos.

Narrar historias que ya han pasado, hace que la otra persona las vuelva a vivir dándole una puerta de escape de su presente. Ejemplo: «Recuerdo cuando cogiste mi juguete morado y lo colocaste sobre mi clítoris. Tuvimos que meternos en casa porque se había asomado gente a la terraza de enfrente»

Pero, ¿para qué quedarse en la realidad pudiendo inventar una fantasía?

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«No nos conocemos, pero vengo de la Tierra Media. Soy una elfa guerrera, capitana de los ejércitos de mi raza, y necesito tu ayuda. ¿Me acompañas en esta aventura?».

O jugar a crear situaciones hipotéticas: «¿Qué harías si apareciera en tu casa llevando solo una gabardina y nada debajo de ella?»

Es clave, cuando nos comunicamos a través de la palabra, que las descripciones vengan acompañadas con todo lujo de detalles.

Contar con los cinco sentidos logra que el cerebro pueda reproducir la historia: «Has vuelto de salir a correr. Puedo oler tu sudor y eso me anima a levantarme para frenar la gota que ha empezado a bajarte por el cuello y saborear la sal de tu pecho».

«¿En qué piensas cuando escuchas mis gemidos?», «¿Podrías describir mi sabor?»

Para que la otra persona se sienta aún más involucrada puedes jugar con la interacción: «Quiero saber cómo te gustaría que siguiera/¿qué quieres que haga con mis manos?»

Y, aunque soy partidaria de limitarlo a los mensajes (porque para mí, no hay nada como un buen texto erótico), también puedes añadir una foto.

No, tiene por qué ser un selfie de tus genitales. ¿Has pensado en otras partes de tu cuerpo o un objeto o lugar que vayas a utilizar en el relato? Cualquier cosa puede funcionar.

«Te voy a mandar una foto para que des rienda suelta a la imaginación», «¿Tienes curiosidad por ver qué llevo ahora mismo?» o «Quiero que te imagines que la mano que sale en la foto es la tuya».

Para terminar, acompañar la historia con notas de voz es otra manera de despertar las ganas.

Mi mejor amiga y yo tenemos competición de las voces más sexys del mundo. Esas que excitan hasta cuando dicen «declaración de la renta».

Así que si sientes más confianza con las notas de voz, solo necesitas darle a ‘grabar’ aplicándote los mismos consejos.

No importa el formato, lo que importa es disfrutar del juego.

Mara Mariño

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Sexo por videollamada: del miedo a la (buena) experiencia personal

Que escriba sobre sexo no hace que todas las prácticas del mundo me encanten. Es más, trabajo aparte, siempre he tenido más predisposición a unas que a otras.

Y, al final, dedicarme también a ello, ha hecho que descubra fetiches o juguetes que ni me planteaba.

UNSPLASH

Me puedo atrever a probarlas tanto movida por la curiosidad, como para escribir sobre ellas.

Pero las que forman parte de mi vida íntima, esas que realmente me excitan, son más cuestión de gustos que otra cosa.

De hecho, siempre he tenido muy claro que el sexo a través de una pantalla no era mucho lo mío.

A no ser que se tratara de sexting, por supuesto. Con un teclado a mano y la protección de que no se me ve la cara, me siento lanzada.

No tengo problema en mandar mensajes eróticos o inventarme fantasías o tramas en las que los dos somos los protagonistas.

Manejarme con la cámara es otra historia.

Son dos las cosas que más me echan para atrás del sexo por videollamada. La primera, el posible uso de las imágenes después del momento de pasión.

Por desgracia, el miedo al revenge porn es algo que socialmente se ha conseguido inculcar a las mujeres.

«No mandes fotos desnuda» «No muestres tu cuerpo». Y, si se filtran esas imágenes, «Es que ella nunca tenía que haberlo hecho».

Como la culpa va a recaer en mí misma (y no en el ser que las difundiera), era un motivo más que de peso para ahorrarme el trago.

(Soy el claro ejemplo de que todas esas campañas tienen su resultado. Así se nos controla, amigas).

La segunda es la frialdad de la pantalla, el sentirme incómoda delante de una cámara encendida sin tener muy claro cómo moverme o hacia dónde enfocar.

Así que para mí es fácil encontrar excusas para no ponerlo en práctica. Un día es la conexión débil, otro la falta de intimidad, el no haber encontrado tiempo, etc.

Siempre tirando de motivos de peso hasta que llega el día en el que la distancia se hace insostenible y la tecnología, mi enemiga sexual, se convierte en un puente entre dos países.

Que haya confianza absoluta es fundamental en todos los aspectos. Hacerlo con alguien que adore cada centímetro de piel y la respete como para no compartirla sin nuestro consentimiento.

Pero también una tonelada de ganas de sentirse cerca, lo que realmente hace que la barrera del teléfono desaparezca…

Y se convierta en tu herramienta de voyeur. Con la que puedes pedir esas cosas a las que quizás, en directo, prestabas menos atención.

O incluso cumplir fantasías. Que se toque, que enfoque la cámara hacia la zona que deseas… Y tú hacer lo mismo.

Duquesa Doslabios.

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‘Sexting’, videollamadas o juguetes con control remoto: así va a ser tu vida sexual en 2021

Es 14 de enero, nos quedan todavía 11 meses y medio por delante del nuevo año (¿quién dijo miedo?) y a día de hoy, no es difícil hacerme una idea de cómo va a ser.

Tan extraño como el anterior, por lo pronto. La distancia social, las restricciones de movilidad, los toques de queda y, por supuesto, el virus y el miedo al contagio van a seguir siendo los factores que harán que conocer a alguien sea casi un milagro.

Y ya ni os hablo de enamorarse.

Pero por difícil que parezca, la parte positiva es que si hay ganas, habrá formas. O, al menos eso es lo que adelanta el informe de WOW Tech, empresa de bienestar sexual, sobre las tendencias de 2021.

LELO

Que vamos a refugiarnos más todavía en el universo digital, es la mayor de todas.

Dile «Hola» a Tinder, a colarte en los mensajes directos del Instagram de la persona que te gusta, a mandarle un WhatsApp con cualquier excusa y, en definitiva, a hablar hasta las tantas de la mañana.

No podrás quedar en persona porque quizás prefiere esperar a que sus abuelos estén vacunados, pero las publicaciones de su perfil que te permitirán asomarte a su vida, te servirán para estudiarle de cerca y saber si quieres mantener ese plan de hamburguesa y brownie cuando llegue el momento.

Lo que significa también que ha llegado la ocasión de que nos convirtamos en expertos en seducción lateral. La videollamada es el nuevo terreno a conquistar con sonrisas y caídas de ojos.

Y si el sexting sigue siendo un terreno resbaladizo que no quieres pisar, nos queda la alternativa de la foto de 15 segundos de Instagram que después se borra sin dejar rastro (y te avisa si le hacen una captura de pantalla).

Pero mi propuesta es tirar de imaginación y de teclado e intentar convencer a la otra persona de que también podéis excitaros delante de la pantalla. Empezar por un relato erótico a pares puede ser la forma de adelantar lo que sucedería en un encuentro físico.

(Quiero darle las gracias desde aquí a esos juguetes que se pueden usar a distancia y vienen genial para estos casos.)

Que suba la temperatura sin poder usar ningún estímulo visual será una tendencia de la que ‘culparíamos’ al audio-porno. Los relatos narrados cada vez son más populares y en Quinn o Calíope puedes encontrar historias que te transportarán lejos de cualquier confinamiento.

2021 será un año de romper con los alicientes que teníamos hasta ahora, de deconstruirnos, de educarnos. Y especialmente de hacerlo en materia sexual. Series, podcast, canales de Youtube y hasta cuentas en redes sociales de expertos nos dejarán sin excusas.

Ya no podremos culpar a la escasa hora de educación sexual del colegio.

Por último, los métodos anticonceptivos volverán a estar en el punto de mira. Las mujeres cada vez nos resistimos más al uso de hormonas por los efectos secundarios.

También parte de ese empoderamiento consiste en vivir nuestros cambios hormonales e incluso menstruaciones de una manera más natural (la copa es la nueva mejor amiga para ser conscientes de cómo es nuestra regla, cuánto sangramos, qué color y forma tenemos o incluso que no pasa nada por mancharnos las manos).

Que barreras como el preservativo sean las más populares debería hacer reflexionar de lo necesarios que son los métodos que no cambien nuestra libido ni el funcionamiento del cuerpo.

Duquesa Doslabios.

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¿Deseo en la distancia? Siempre nos quedará el sexo virtual

Cuando digo que me gusta mantener cierta distancia en mis relaciones, definitivamente no me esperaba que sería por una cuarentena.

URBAN OUTFITTERS FACEBOOK

Coincidirás conmigo en que, al principio, estaba bien lo de poder dedicarnos tiempo, ese que se nos niega en el día a día con tantas obligaciones.

Pero muchas estamos ya hasta el gorro de la mascarilla y preferiríamos cambiar la enésima rutina de belleza por un abrazo o un buen meneo.

Una vez declarado el estado de alarma, no queda otra que luchar para que nuestra vida sentimental no termine desapareciendo.

Y sí, admito que los que vivimos en pareja, lo tenemos relativamente fácil. Es casi imposible que no se dé el roce (aunque no siempre sea sinónimo de sexo y sí de discusiones).

Sin embargo, ¿cuántos casos conocemos de esa amiga dramáticamente separada de su crush? Yo tengo ya unas cuantas.

Quienes están distanciados de su pareja ya tienen claro que el sexo por videollamada es la alternativa que les queda. Son los nuevos expertos en striptease y masturbación frente al objetivo.

Pero ¿y si todavía no hay confianza como para compartir la intimidad a través de la cámara porque estamos en la fase de conocernos?

Lo primero, quiero tranquilizarte. No significa que tu vida sexual vaya a quedar relegada al succionador de clítoris o a tu mano (si no tuviste la previsión de hacerte con uno antes de que cerraran los sex shops). O, al menos, no si no quieres.

Mi sugerencia es que empieces por el sexting. No solo es divertido, sino que te obliga a darle a la imaginación y a calentar el terreno pensando en cuando os veáis, un momento que será espectacular si se ha mantenido la química.

Incluso, si te ves capaz, puedes mandar alguna foto para completar la fantasía. Aunque asegúrate de que envías correctamente la imagen, nadie quiere que termine en tu grupo de spinning.

Un paso más allá sería el sexo telefónico, que además es una gran forma de conectar si el teclado se te queda corto.

Puedes empezar relatando dónde te tocas, dónde te gustaría que te tocaran, cómo te hace sentir… Incluso puedes jugar a mandar sobre la otra persona y luego cambiar los papeles. Cuantos más detalles, susurros, jadeos y, ¿por qué no?, gemidos, será mejor la experiencia.

Los nervios son los únicos enemigos, así que antes de ponerte a ello, tranquilízate y busca el momento. Ya no tienes la excusa del tiempo, así que planificar la llamada será la primera ayuda a la hora de mentalizarse.

También conseguirá que esperes ese rato con muchas ganas y plena dedicación por tu parte. Y, por supuesto, atrévete a experimentar o a improvisar.

Al final, la distancia no tiene nada que hacer con la separación física si se tienen ganas y medios alternativos.

Duquesa Doslabios.

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¿Ha muerto el sexo telefónico?

¿Os acordáis del sexo telefónico? Bueno, pues yo no. Me he dado cuenta de que todo lo que sé sobre sexo a través del aparato (el aparato del teléfono, ya me entendéis) lo he visto en películas o en series antiguas. Y con antiguas quiero decir de 1990.

GTRES

Pero ni yo, ni la mayoría de las personas de mi círculo cercano, todos millennials de principios de los 90, habíamos probado a tener sexo a través del auricular. De hecho, lo más excitada que me he sentido hablando por teléfono fue una vez que mi pareja me llama decirme que ya había cogido las pizzas.

¿Significa entonces que el sexo por teléfono ha muerto?

Puede que me digáis, quienes sí lo conozcáis de oídas, por aquello de que el estímulo es auditivo, que no me pierdo nada, que ha evolucionado, que ahora tenemos más opciones para poner en práctica nuestras perversiones sin necesidad de estar pegados.

En mi caso, habiendo tenido una relación a distancia, estoy familiarizada con las formas de crear intimidad a través de un ordenador, sin embargo he de admitir que el sexo telefónico 2.0 me parece de todo menos excitante.

Lo de ver a la otra persona desnuda en una especie de chat sexual cutre de mala calidad que me recuerda a los vídeos de publicidad, que aparecen como pantallas emergentes, no termina de ponerme.

La velocidad de la conexión, verte también a ti misma en la pequeña pantalla haciendo cosas que te hacen pensar que pareces totalmente ridícula o el miedo de que te oigan los compañeros de piso, son cosas que enfrían un poco el momento. Y no es que mejore con auriculares, menos todavía si tiendes a ser torpe por naturaleza.

Quizás se podría hablar del sexting como sustitutivo, que viene de unir las palabras «sex» y texting» refiriéndose a mandar mensajes de carácter sexual, pero la forma de utilizar el móvil para excitar a alguien tampoco me parece la más efectiva.

Desde que los móviles tienen cámara, el sexting que predomina es el del envío de imágenes. De hecho, si te paras a pensarlo, ¿cuántas exparejas tuyas tienen fotos comprometidas de ti? Yo he hecho las cuentas, son varias.

Llega un momento en el que las fotos se intercambian sin más, simplemente como aliciente visual. Y claro que a nadie le amarga un dulce, especialmente si llega en un momento inesperado en plena clase de Bioquímica o en una jornada dura de oficina, pero a mí, como buena amante de las letras, se me queda cojo.

Si me dais a elegir, me quedo sin duda con el sexting redactado. Ese que no precisa casi de emoticonos pero que, de insinuante, resulta tan potente como una buena copa de vino rosado (o del afrodisíaco que se os venga a la cabeza en vuestro caso).

El sexting vía mensaje juega con el juguete sexual más potente que tiene el ser humano, la imaginación. Precisamente el mismo principio que estimula el sexo telefónico. Excitarse viendo una imagen es tan sencillo que la pornografía ha hecho de ello un negocio, pero ¿qué hay de la dificultad, el morbo y el reto que supone conducir a alguien al orgasmo jugando con sus fantasías únicamente a través de la voz? ¿No os parece un buen motivo como para recuperarlo?

Duquesa Doslabios.

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Los peligros del “sexting” y cómo evitarlos

Querid@s,

El ciberacoso al igual que el acoso a secas existe. Y es una de las consecuencias más graves del “sexting”. Si ustedes son padres de criaturas adolescentes y jóvenes que empiezan a asomarse al mundo adulto y especialmente al sexo, esto les interesa. Ahora, a veces, se liga como antes, pero también se liga de una forma que antes no existía. Los tiempos cambian. En los últimos años, el término “sexting” se ha extendido rápidamente entre los adolescentes y jóvenes de todo el mundo. Este fenómeno potencialmente peligroso, que consiste en intercambiar datos íntimos a través de aplicaciones como WhatsApp, Viber, Snapchat, Skype o a través de redes sociales, puede conllevar graves consecuencias para sus usuarios. Con datos íntimos me refiero a mensajes calientes, fotografía y vídeos desnudos, tocándose, etc… Todo esto está muy bien, siempre que se haga con conocimiento de causa, pero si este intercambio se realiza entre menores que no tienen ni idea de las consecuencias que un mal uso del sexting puede tener, el pastel puede ser bien distinto.

sexting

El otro día yo misma utilizaba una aplicación de ligoteo y tuve un magnífico crash con un chico que no es una celebrity, pero sí es un personaje conocido. Empezamos a hablar y nos pusimos cachondos enseguida. El me mandó varias fotos que me sonrojaron y que me excitaron bastante. El tipo no se cortó un pelo y me mando una foto desnudito y tocándose. Estaba muy bien dotado. Aunque algunos de ustedes no lo piense, soy una persona en mis cabales y discreta. Otros no lo son. ¿Qué puede ocurrir con la foto? Si hubiera querido actuar de mala fe la hubiera publicado de mil formas o hubiera llamado a un medio de comunicación casposo para vender la exclusiva. Pero yo no soy así, aunque muchos sí lo son. Ese es el quid de la cuestión. Nunca se sabe quién está realmente al otro lado, nunca se sabe si a la persona a la que le manda usted (o sus hijos) esos pedacitos de tu intimidad le va a jugar una mala pasada.

Los canales de comunicación de hoy en día no piden permiso para colgar sus fotos o vídeos en Internet. Además operan a la velocidad del mismísimo rayo y permiten un intercambio instantáneo de todos ellos. No es de extrañar que esos datos que confiamos «que quede entre nosotros» pierdan ipso facto su privacidad e incluso lleguen a manos de extraños y degenerados. Y no tienen ni puta gracia. Maldita la gracia que le puede hacer a un@ verse de cierta guisa en páginas web pornográficas. Incluso en la deepweb, en páginas de pornografía o pedofilia. Sólo de pensar que un pederasta mostoso se la está cascando mientras ve en la pantalla a esa hija que no tengo, se me llevan los demonios.

sextingggComo le ocurrió a Angie Varona cuando tenía 14 años. Por darle gusto a su novio, colgó fotos en bañador, bikini  y ropa muy pequeña en la plataforma Photo Bucket a la que sólo podían entrar ella y su novio. Algún listillo le hackeó la cuenta y en cuestión de poco tiempo sus fotos privadas y otras 89,000 más supuestamente suyas se propagaron por las páginas más sórdidas de internet y de la deepweb. Se convirtió en una de las niñas más buscadas en internet. Por si fuera poco, la acosaban en el colegio, la cambiaron de colegio hasta dos veces, la amenazaban con abusar sexualmente de ella, hasta iban a buscarla a su casa. Se convirtió en un símbolo sexual y su imagen se t¡utiliza sin su consentimiento en anuncios emergentes para paginas de contenido sexual. A pesar del infierno por el que ha tenido que pasar esta chica, no se puede hacer nada. Las fotos no pueden retirarse de la web porque no son pornográficas ni sexualmente explícitas. Para más INRI, a Angie le decían que todo lo que le había ocurrido se lo merecía, le decían que la iban a violar porque lo iba pidiendo a gritos. Tócate los cojones. Malnacidos.

En el peor de los casos, esos contenidos pueden ser utilizados por ciberdelincuentes que chantajean a sus víctimas. No pretendo ser alarmista, pero puede ocurrir y ocurre que algunos adolescentes se conviertan en objeto de acoso por parte de sus compañeros. Según un reciente estudio de Kaspersky Lab, el ciberacoso es la mayor preocupación para más de la mitad de los padres españoles. Además, casi la mitad de estos progenitores cree que las amenazas online hacia los más pequeños siguen aumentando y cerca de un 35% piensa que no tiene control sobre lo que sus hijos hacen en Internet. Aunque los padres estén al loro de internet, el comportamiento de los adultos con este medio es diferente al de los adolescentes. El problema no es la falta de conocimientos tecnológicos de los padres, sino la falta de información sobre cómo y para qué utilizan los adolescentes las tecnologías, cómo utilizan las redes sociales, qué riesgos corren.

De nuevo, creo que la solución, si es que existe, es educación para los más jóvenes y tolerencia 0 con esa gentuza de ciberdelincuentes y ciberacosadores. He aquí algunos vídeos que disuaden a los más jóvenes de entregarse al sexting sin medir las consecuencias.

Para ellos y para ellas:

Kaspersky Lab recomienda algunos consejos para evitar las graves consecuencias del “sexting”:

  1. No intercambies fotografías íntimas. Tampoco con extraños, aunque te insistan a hacerlo.
  2. No envíes contenidos privados para atraer la atención de otra persona. Es probable que comparta esas imágenes o vídeos solo por diversión.
  3. No bromees con este tipo de imágenes o vídeos. Te traerá problemas.
  4. No publiques fotos íntimas en las redes sociales. Siempre habrá alguien que las pueda usar en tu contra.
  5. Instala una solución de seguridad que ponga especial atención en estos peligros, como Safe Kids de Kaspersky Lab.

Si los contenidos se hacen públicos:

  1. No comentes las imágenes o vídeos publicados en las redes sociales. Así se evitará atraer mayor atención.
  2. Es posible nivelar las consecuencias negativas mediante la publicación de contenidos positivos en las redes sociales. La mejor forma de hacer frente a esta situación es ignorar todos los comentarios que tengan que ver con el incidente.
  3. Independientemente de la plataforma donde se hayan publicado estos contenidos personales, se recomienda ponerse en contacto con el administrador para informarle que esas imágenes o videos fueron publicados sin consentimiento de la persona. En este caso, la plataforma se verá obligada a eliminarlos.
  4. Si estas recomendaciones no son suficientes, lo mejor es contactar con un abogado además de estudiar la legislación en materia de protección de datos personales y distribución de pornografía infantil.
  5. Denunciar  el delito ante los organismos pertinentes: Policía Nacional (Brigada de Investigación Tecnológica) o la Guardia Civil para poner punto final al problema. Los correos electrónicos a los que dirigirse son: delitos.tecnologicos@policia.es y denuncias.pornografia.infantil@policia.es

Y uno último consejo de cosecha propia. Más que un consejo es una aportación. Que nadie se sienta culpable. Ni padres ni adolescentes. Cuando uno tiene 14 años muchas veces no sabe lo que hace. Quieren comerse el mundo, creen que lo saben todo, pero se equivocan. Al igual que se equivocan ustedes como padres. Muchos pensarán que no tiene nada de malo hacerse fotos de este tipo. Pero insisto, la cuestión no es lo que se fotografía, sino los ojos que lo miran. Y cómo lo miran.

Que follen mucho y mejor.