Síndrome de Wendy: cuando en vez de su novia te sientes su madre

Tengo una amiga que, estando en una relación, estaba pendiente de limpiar y recoger todo lo que iba manchando su pareja, de que nunca faltara en la nevera lo que a él le gustaba.

Hasta empezó a dedicar sus horas libres a arrancar un proyecto laboral de su novio para que este pudiera ‘cumplir sus sueños’.

Esa amiga cayó en el Síndrome de Wendy. Y la amiga soy yo.

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Veía la película de Peter Pan con la misma cercanía con la que veía mi día a día. Como hermana mayor, estar pendiente del pequeño de la casa siempre ha sido lo más natural del mundo.

Querer protegerle y ayudarle en todo lo que estuviera en mi mano era mi forma de mostrarle mi cariño.

Podía sentirme identificada con Wendy, que vigilaba que sus hermanos pequeños estuvieran siempre a salvo y cómodos y lo hacía extensible a Peter Pan.

Años más tarde, aquello salía a la luz en mi relación de pareja. Yo estaba convirtiéndome en su madre sin darme cuenta.

Nadie me había dicho que tenía que asumirlo, como tal. No me habían sentado en una sala a aleccionarme sobre cómo debía hacer para que no le faltara de nada.

Pero al verle tan ‘dejado’, directamente asumí el rol de cuidadora sin tener una conversación al respecto ni plantearme si era lo que quería hacer.

También me limitaba a repetir lo que llevaba viendo hacer toda la vida: a mi madre en modo multitasking encargándose de todo lo que implicara la gestión de la casa y el cuidado de sus tres hijos, mi hermano, mi padre y yo.

No sé cómo llegué al punto de estallar por hartarme de la situación, cuál fue la gota que colmó el vaso, pero aquello terminó reventando.

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Porque llegó un momento en el que vi que era yo quien estaba asumiendo más carga de trabajo y encima estaba poniendo su autorrealización laboral por encima de la mía.

El Síndrome de Wendy campaba a sus anchas en nuestra relación. Yo sentía que para ser valorada en la relación debía comportarme de esa manera.

Mi espontaneidad a la hora de que no me estresara el desorden o aceptar que tenía que ayudarle, porque parecía que solo no podía sacar su proyecto adelante, dejaba de lado mis propias necesidades.

Para mí, amor era sacrificio de mi tiempo, de mis sueños. Para él, comodidad y ser el protagonista de la historia.

Así pues, aunque esa relación no terminó funcionando, me ha servido para darme cuenta de que ese síndrome no puede venirse conmigo.

Porque una relación es entre dos personas independientes que deciden empezar un camino juntas en igualdad de condiciones.

Y claro que habrá veces en que uno tenga que tirar más, pero el compromiso y la implicación a la hora de hacer las tareas, debe ser 50-50.

Necesitamos ser individuos capaces de poner una lavadora, pero también de perseguir nuestros sueños sin que alguien nos lleve de la mano para hacerlo.

Valorar a la pareja no debe ser recibir el apoyo en forma de todas esas cosas tediosas que no se quieren hacer (pero que son necesarias).

Contar con una figura maternal que te cuida y te permite que disfrutes haciéndose cargo de esas responsabilidades.

Peter Pan necesita crecer y ser autónomo para que Wendy pueda ser feliz volviendo a dedicarse a sí misma.

Mara Mariño

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1 comentario

  1. Como se llama el síndrome de cuando te tiras a la amiga de tu hija o tu hermana?

    26 octubre 2022 | 13:14

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