Comprar juguetes sexuales, ¿cuestión de discreción o tabú?

Hace unos días fui a un sex shop a comprar un plug anal. Aunque en la caja venía la imagen, explicaciones y todo lujo de detalles, la dependienta me lo guardó en una bolsita blanca de papel.

Por lo visto, para que nadie se entere de que estoy comprando un juguete, ni que he estado en esa tienda.

En la bolsa tampoco aparecía nombre del sex shop. Es decir, si tú me ves por la calle, puedes pensar que lo mismo llevo una colonia de regalo para mi madre que una caja con pendientes.

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Si me da por ampliar la colección de juguetes, es algo que forma parte de mi intimidad y puedo agradecer que no todo mi vecindario esté al tanto de qué me compro o me dejo de comprar.

Pero, ¿se hace realmente para proteger la intimidad o es que no estamos listos para verlo?

Me acuerdo como, hace unos años, Cara Delevingne y Ashley Benson se convertían en carne viral de internet por una foto en la que aparecían metiendo un juguete en casa, una especie de banco multiposición para practicar bondage.

La atención mediática fue tal que, meses más tarde, le seguían entrevistando acerca de aquella imagen: si lo habían comprado, si se lo habían enviado, si era para ella, si era un regalo para otra persona…

Preguntas y más preguntas, que es precisamente lo que evita la discreción de la bolsa blanca.

Pero ni Cara ni su pareja quisieron envolver la caja. Por eso se convirtió en algo tan comentado. No solo habían comprado un juguete, sino que lo enseñaban al mundo libremente.

Creo que una de las razones por las que se hizo tan popular fue justamente que es raro ver a nadie con sus recién comprados juguetes por la calle.

Pero, ¿y si lo normalizáramos? ¿No conseguiríamos que se convirtiera en algo habitual a lo que terminaríamos por acostumbrarnos?

Sara Izquierdo (@vozdelagarta en Twitter e Instagram), que es estudiante de psicología y sexología, lo comentaba en su cuenta.

Si bien Sara defendía el derecho a la privacidad a la hora de comprar este tipo de artículos, su reflexión iba más allá.

«No existen envíos discretos con ropa o comida. Mercadona no manda sus paquetes sin el logo para que nadie se entere», decía en sus historias.

«Esto ocurre por la censura que tenemos con la sexualidad y por la vergüenza que nos han inculcado. No da la opción de ‘quieres envío discreto sí o no’, lo envían automáticamente así».

Para ella, la conclusión es clara: «El hecho de que se envíe por defecto de forma discreta es un reflejo de la sociedad en la que estamos».

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Es como para reflexionar. Y de paso, pedir que haya opciones de envíos normales para quienes quieran recibirlo con la misma ilusión que hace abrir una hamburguesa en una bolsa con el logo de tu cadena de comida rápida preferida.

¿Por qué negar ese disfrute si se trata de, además, algo pensado para dar placer?

A lo mejor si viéramos más a menudo bolsas con nombres de condones, no te pondría los ojos en blanco el chico de turno cuando le dices de usarlos.

Y creo que tampoco sería tan escandaloso -ni vivirías tu fetiche por la sumisión como algo de lo que sentir vergüenza- si de pronto vieras más personas que también compran bozales y correas.

Volviendo a la tienda de juguetes de mi barrio, y sacándole el tema a la dependienta, me comentó que más de la mitad de sus clientes preguntaban con la compra si se lo podían poner en una bolsa discreta.

También una rápida encuesta en Instagram me revela que la mayoría prefieren que siga siendo así. «Nuestra vida es muy pública hoy en día. No está de más guardar algo para nosotras/os«, me respondía una seguidora.

Lo que queda claro es que, mientras siga perteneciendo al ámbito privado y lo llevemos con secretismo, será un tema que nos costará hablar con normalidad.

Quizás algo de razón tiene Sara y seguimos viviéndolo con vergüenza. Sería eso lo que habría que cambiar en primer lugar, estampar un logo o foto en una bolsa siempre es más sencillo que educar.

Duquesa Doslabios.
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2 comentarios

  1. Dice ser Nuria

    Lo terrible es que no ocurre solo en las sex-shops.
    En la «Tienda Sensual» del centro comercial de mi barrio, fui a comprar una simple caja de preservativos y me la dieron en una bolsa negra con puntitos dorados, como si comprar preservativos fuera algo de lo que esconderse. ¡Si los venden en la farmacia!

    Además, no entiendo el escándalo con los juguetes sexuales cuando puedes comprar un satisfayer en Media-Markt

    Creo que, si normalizáramos la compra de productos sexuales, de un día para otro, nos sorprenderíamos de lo poco que se sorprende la gente si vamos con una bolsa con un pene enorme dibujado en ella.

    18 enero 2022 | 15:50

  2. Dice ser el cuerpo, el enemigo de la mente, por supuestísimo

    el día que las televisiones cambien las pelis de violencia que, incluso con letrero de +18 emiten con tanta normalidad, por otras naturistas y sin censuras contra el humanito cuerpo, la Cultura humana habra dado un paso mucho más grande que el que se dio en la Luna.

    19 enero 2022 | 20:27

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