Házmelo con ganas, házmelo con ropa

En mi afán por verte desnudo, siempre he pensado en la ropa como en barrera.

Esa que se interpone entre el alimento que ya considero que es tu piel cada vez que me la llevo a la boca.

LELO

Por esa razón, desenvolverte es un pequeño placer.

Un juego al que considero que he ganado cuando veo que las prendas han quedado repartidas por el suelo. Vencidas.

Forman una alfombra multicolor y variada donde terminan desde el abrigo hasta el último de los calcetines.

Pero también coleteros, envoltorios de condones y el bote de lubricante que no encontrábamos porque se había caído al suelo.

Hasta hace poco, me costaba entender que ir vestidos podía formar parte de la ecuación y servirnos para disfrutar de una manera distinta.

Concretamente, hasta que un «no te quites el vestido» se coló, susurrante, en el oído.

Remangar la prenda hasta el ombligo me recordaba cada vez que la vista se enredaba en la tela, que las ganas eran tan urgentes que no se permitían el lujo de pararse un segundo que no fuera a mojar(nos).

Así que has conseguido un imposible: que ahora vea la ropa como aliada de nuestras historias más íntimas.

Y que sea nuestra cómplice cuando en el transporte público se me escurre la mano y termina dentro de tu ropa interior.

Buscando cómo hacer que el trayecto en Metro sea más rápido que nunca.

Es la chaqueta la que me cubre las espaldas al salir a la terraza de la habitación de madrugada.

Cuando me sigues, aunque fuera ya haga frío.

La levantas por detrás mientras miro las estrellas y me la dejo puesta mientras tú me pones a mí y a mil.

El nuevo significado de la tela es que ha pasado de ser estorbo a colaboradora.

Le encontramos cada día esos usos tan prácticos. Y no hay mejor práctica que utilizarla como agarre cuando me bajas el escote de la camiseta porque quieres que se me vean las tetas.

Pero también para tenerme bien sujeta, incapaz de salir cuando me entras.

No sabía que no volverían a sobrarme los pantalones porque los haces sentir tan finos como medias con las yemas o tu lengua.

Porque no hay nada más excitante que aprovechar el viaje en ascensor, para subir a mi casa, que hacer lo mismo con la falda.

Antes tenía un cajón con lencería para encendernos. Ahora es todo el armario el que nos prende.

Duquesa Doslabios.

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4 comentarios

  1. Dice ser naturaleza, bendita seas

    Correrse con la ropa puesta es muy excitante. En dos ocasiones con dos chicas diferentes, y delante de gente porque llegó el apretón hermoso.
    Otro tipo de apretones no son aconsejables, pero las hay que artísticamente lo hacen para liberar tensiones contra tabúes institucionalizados.

    https://cdn.thefappeningblog.com/wp-content/uploads/2021/11/Sophia-Urista-Nude-TFB.mp4?id=0

    14 noviembre 2021 | 14:58

  2. Cuando se ha visto que una feminista pida un rollo de primavera en invierno y se le coma en un ascensor?

    14 noviembre 2021 | 21:45

  3. Dice ser mallas segunda piel :-)

    ¿Has probado con unas mallas flexibles?
    Tanto él como ella, mallas que se pegan a tope y ceden bastante.

    15 noviembre 2021 | 00:56

  4. Dice ser Lina Sky

    ¡Es un buen nuevo descubrimiento! El sexo con ropa, sexo con ganas de sentir a la otra persona o un fallado aquí te pillo, aquí te mato. Podrías probar las medias con liguero que son muy prácticas a la hora de querer practicar este estilo de sexo o incluso aquellas que llevan un liguero que puedes atar a la cintura y dejan tus partes al descubierto. ¡Pruébalo! Seguro que no te arrepientes ;).

    Un saludo

    19 noviembre 2021 | 21:58

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