Si soy feminista, ¿por qué fantaseo con que me dominen?

Hasta hace muy poco me sentía una incongruencia con patas. Irreverente e incoherente con mi vida sexual.

Yo, que me las doy de feminista practicante, de esas que defienden la igualdad de lunes a domingo en casa y fuera de ella, no llegaba a comprender por qué mi intimidad se salía de la norma. 

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Era ahí donde los principios se quedaban fuera, o eso me parecía sentir.

Donde quería soltar las riendas y dejar que me manejaran, mandaran, doblegaran, domesticaran y hasta vapulearan.

Ponerme en un nivel inferior, bajar ese escalón, que era ficticio y solo existía en mi cabeza -ya que la cama no tiene doble altura-, me hacía sentir lo que peor se puede sentir una mujer hoy en día.

Mala feminista.

En mi mal feminismo, disfrutaba de una sexualidad con sesgo, en la que interpretaba un rol que poco o nada tenía que ver con mi vida fuera de la habitación.

Y la pregunta de cómo había llegado hasta ahí, me rondaba de la misma manera que me desprendía de los valores una y otra vez pidiendo más. Más control, más duro y más fuerte.

La explicación estaba en mi pasado, por supuesto, algo que cualquier terapeuta podría haber adivinado. Más concretamente en aquellas primeras imágenes que formaron mi despertar sexual.

De las pocas películas que vi, nunca recibí un trato igualitario en la cama, sino más bien vejante y humillante hacia las mujeres.

Fue eso lo que hizo que, desde pequeña, calara en mí la idea de que era eso no solo lo que podía esperar, sino lo que tenía que gustarme.

Sin plantearme si quiera que pudieran existir otras formas de disfrutar, ni poder elegir entre otras opciones, adopté aquellos estímulos sin tener la menor idea de cómo iban a condicionar mis comportamientos y gustos en la cama más adelante.

Ahora no hay vuelta atrás, soy una de las (torcidas) hijas del porno mainstream pensado para que disfrute un espectador masculino.

Y aunque he podido entender el porqué de mi incongruencia, formará parte de mis gustos el resto de mi vida.

Lo que me ha permitido llegar a este punto de comprensión sobre los orígenes de mi intimidad construida ha sido entender que podía ir más allá.

Que el hecho de que la lasaña sea tu plato favorito, no significa que no puedas probar más.

Así que sigo probando, descubriendo, experimentando e investigando. Quién sabe, igual algún día doy con algo que esté más en línea con mis ideales.

Pero si no sucede, estoy muy tranquila. La cama es ese mágico lugar donde no se puede juzgar lo que sea que apetezca.

No voy a ser dura conmigo misma, prefiero limitarme a disfrutarlo pero seguir ampliando las miras.

Y reivindicar que, para las próximas generaciones, no sea una imagen tan desigual la que reciban, el sexo es algo demasiado importante en nuestra vida como para dejar que solo exista una única forma de concebirlo.

Duquesa Doslabios.

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7 comentarios

  1. Dice ser los ismos son casi todos limitadores

    Cuando no se distingue entre fantasía y realidad, mal vamos.
    Es como decir que somos pacifistas y vemos películas de acción…
    Y si vas a dejar de disfrutar de tus sentidos e instintos por moralismos de sectarismos, pues bien vas.

    30 septiembre 2021 | 12:24

  2. Dice ser feminismo no por lo que se dice tanto como por lo que se hace

    A veces pienso si Irene Montero podrá terminar de leer algún libro sin cogerse cabreos.
    Lo digo porque, si bien su pensamiento en ocasiones es loable, en otras se pasa de extremista e imagino verla leyendo una línea donde aparezca un los y ella queriendo poner un las, o un les, o un lis. Imposible terminarlo según mi corta mente. No creo que ninguna feminista, y mira que las ha habido y geniales, no se haya puesto en esas cosas ni haya modificado así su lenguaje. Es como crear una lucha artificial contra una realidad que ya supera esos mensajes.

    30 septiembre 2021 | 12:29

  3. Dice ser Poochie

    Te contesto humildemente a la pregunta que sirve de título a tu artículo:

    -«Si soy feminista, ¿por qué fantaseo con que me dominen?»

    -Porque no tiene nada que ver una cosa con la otra.

    Lo que te excite en la cama no deja de ser una fantasía, sabes muy bien que el hecho de que te ponga que te dominen no te hace pensar que los hombres son superiores a las mujeres, ni nada por el estilo, ¿verdad? Por supuesto, sigues totalmente a favor de la igualdad de derechos y obligaciones para todas las personas.

    Sinceramente, pensar que eres «mala feminista» por tus gustos en la cama denota cierto «lavado de cerebro», por decirlo de alguna forma. Alguna o algunas personas se han inmiscuido sutilmente en tus gustos y hábitos íntimos, y sin que te dieras cuenta has terminado pensando que dichos hábitos te hacen «mala» o «indigna» de los ideales que defiendes, cuando en realidad no tiene nada que ver.

    Cuidado, porque ciertos colectivos o asociaciones funcionan casi como sectas…

    P.D.: No creo que el porno tenga mucho que ver con tus gustos. Al ver porno, discriminas lo que te gusta y lo que no, para mí que esto ya lo llevabas de serie, y no pasa absolutamente nada.

    30 septiembre 2021 | 12:47

  4. Dice ser morlaco

    Cómo nos comportamos durante el sexo o qué tipo de porno vemos define cómo somos en realidad. Otra cosa es que la sociedad nos hace creer que pensamos de otra forma.

    30 septiembre 2021 | 17:00

  5. Dice ser pancartas

    En España más el 90% de empleados/as de hogar son mujeres y no tienen derecho a recibir ningún subsidio.
    España es Femi,,, qué?

    30 septiembre 2021 | 17:02

  6. Dice ser los dictadores y censires eran feministos...

    Duquesa, ¿cómo crees que hacen el amor esas «buenas feministas»?
    Se quejan del sexo a cuatro patas, del empotramiento contra paredes o armarios, de felaciones de rodillas… ¿El misionero será su postura aceptada y no prohibida?
    ¿El misionero de toda la vida, ellas abajo, sometidas al peso y dominación del macho desfogado y lascivoooo? ¿Encima de ellas, cubriendo su libre expresión sexual? Ooooh, qué represión tan abusivaaaahhh.

    30 septiembre 2021 | 17:29

  7. Dice ser tecnología igualitaria

    Buena idea esa de querer dominar en la pose…
    Así, cabalgando encima la fémina, que ya está uno cansado de hacer esos movimientos nuestros tan fatigosos y en ocasiones ridículos que descolocan la pelvis y provocan tanto molimiento y torcimiento y esriñonamiento del esqueleto posterior. Pero, claro, luego dirán que somos gandules, que no que no queremos movernos y tal. Lo mejor será hacerlo por whatsapp y ya está.

    02 octubre 2021 | 12:07

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