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Entre la infantilización y la hipersexualización: la realidad de las mujeres con discapacidad

Artemisa Martínez es activista gallega contra el capacitismo (@realidadesdiversas), la discriminación hacia las personas con discapacidad que incluyen estereotipos, barreras, pero también la invisibilización del colectivo.

Y qué mejor ejemplo que yo misma, que llevo 7 años escribiendo de sexualidad y no había tratado nada relativo a la discapacidad.

Pero al igual que profesionales que han tratado con ella en su descubrimiento de la sexualidad con una discapacidad visual y han llegado a cuestionar que quisiera utilizar métodos anticonceptivos o que fuera a denunciar violencia sexual porque «¿Cómo te va a pasar a ti eso si tienes discapacidad?»

Artemisa Martínez

@martagbrea

La viguesa no juzga, acoge mis dudas, me muestra un montón de paciencia, pero sobre todo, se toma las cosas con humor.

El mayor estigma, en sus propias palabras, que tenemos que trabajarnos como sociedad es que «las personas con discapacidad no son asexuadas, se ha desexualizado completamente al colectivo».

«Se reduce a que no vas a tener atracción física ni emocional por nadie y si se trata la sexualidad, va a ser desde la mirada de los hombres cisheterosexuales y desde una visión muy reduccionista, poniéndolos de pobrecitos que quieren tener sexo y no pueden porque son discapacitados», comenta.

El problema es la falta de educación sexual que debería ser «en y desde la discapacidad», explica Artemisa, ya que «es algo a lo que también nos enfrentamos, cuando sientes ese deseo del que se te ha privado, que se te ha negado, vienen los cuestionamientos, cómo vas a hacer para ligar, si solo vas a tener relaciones con gente como tú…»

¿Hay educación sexual accesible para personas con discapacidades?
Depende del entorno y los recursos que quiera dar el entorno. Hay casos que sí se te da esa charla, pero desde una mirada falocentrista. Se hablan de los métodos barrera y de que no te quedes embarazada. Es esa culpabilidad hacia las mujeres con discapacidad si no cierras las piernas. Siempre con el discurso de «vamos a intentar que no se quede embarazada, porque ya es una carga y se queda embarazada es peor». No se explica nada sobre las ITS. Recuerdo que cuando nos dieron la charla (al cargo de la Xunta de Galiza) dije que no me estaba enterando y la profesional respondió «Vamos a seguir». En mi entorno familiar, la sexualidad nunca se ha tratado y desde la ONCE tampoco se me ha dado educación sexual. En mi caso tuve recursos a la hora de buscar y contrastar la información, pero tuve muchísima suerte porque tuve la curiosidad y las herramientas.

¿Qué es lo que pueden hacer los padres para reconocer como seres sexuados a sus hijos cuando tienen una discapacidad?
Hablarlo, entender que las personas con discapacidad van a tener esas inquietudes y esa relación sexual. No seguir con el mensaje de «No te toques, cierra las piernas, no metas la mano ahí…». Una excusa que se esgrime es «No lo va a entender», pero sí que lo va a entender si le adaptas el discurso, se lo explicas, tienes la paciencia de contestar a preguntas como ¿qué gusta? ¿Qué te deja de gustar? La masturbación es esto, el consentimiento esto. Y también preguntar si lo estás entendiendo. Igual que le explicas otros temas, como mira a ambos lados antes de cruzar, si vas a estar con otra persona, que esa persona quiere estar contigo.

¿Cómo podemos hacer una educación sexual inclusiva en la lucha contra el capacitismo?
Hablando sin tapujos de la diversidad que existe dentro de la discapacidad. Hay miles de formas de vivir la sexualidad y todos los cuerpos son válidos, la educación sexual debe contemplar la realidad de las personas con discapacidad y explicarse a las personas con discapacidad.

¿Cómo describirías la representación de la sexualidad de las personas con discapacidades en los medios de comunicación? ¿Qué cambios tendría que haber?
Inexistente. Las pocas veces que se ha tratado ha sido desde una mirada reduccionista. Tiene que haber una escucha activa al colectivo, aprender a mirar más allá de la movilidad reducida, quitar la mirada de la pena, hablar de esa diversidad del colectivo LGTBI, no hacerlo desde mirada morbosa, sino al igual que tratamos que hay que fomentar la educación sexual a la población general.

¿Cómo influye el patriarcado en la discapacidad?
El patriarcado, que tiene unos tentáculos enormes, también nos afecta y llega a la discapacidad, por eso cuando pensamos en discapacidad, es ese señor blanco de mediana edad en silla de ruedas. Los señores siguen siendo señores y van a aprovecharse de que la sociedad les va a ver como vulnerables. Yo puedo tocarle la teta a una mujer yendo por la calle y como soy un ‘niño’, puedo hacerlo y tengo la impunidad porque no se va a tomar como algo sexual. Las mujeres con discapacidad también somos niñas.

Cuando he tratado el tema de la esterilización forzosa siempre te vienen con el «¿Y si la mujer se queda embarazada, ¿qué pasa?» Para que se produzca un embarazo hacen falta dos personas, ¿por qué culpamos a las mujeres? Hay una mirada censora y culpabilizadora. No puede ser que mujer con discapacidad tenga una vida autónoma y relaciones sexuales. Cuando fui a planificación familiar a pedir la píldora anticonceptiva, la enfermera que me atendió estaba asustadísima. Le conté que tenía relaciones con varias personas y quería blindar esa responsabilidad. «A mí me preocupa mucho que tengas relaciones con varias personas», «A mí no, a mí me preocupan otras cosas, como no tener una ITS».

¿Cómo ha sido tu experiencia en relaciones románticas o sexuales? ¿Qué barreras o apoyos has encontrado?
Mi relación con la sexualidad ha sido un proceso que tuve que hacer sola, aprendiendo sobre los métodos barrera, teniendo confianza en que la persona no me hiciera una cafrada como quitarse el preservativo de repente… Ese pavor existe y nadie te explica que pueda pasar, pero cuando tienes discapacidad visual, aún más. Y luego en consultas médicas el exceso de ofrecimiento de ayuda a la hora de subir al potro o para quitarme la ropa. El perfil se repite, suele ser una enfermera muy preocupada, puedo hacerlo yo, pero ¿por qué tengo que hacer siempre esta labor didáctica? Son situaciones paternalistas.

Con toda la cosificación que hay de las mujeres en general, ¿es algo que le pasa también a las mujeres con discapacidad?
Sí, es como ese morbo de «Ah ¿y cómo lo haces? Siempre he querido probar con alguien como tú». Es como si tuvieran una tabla y tuvieran que tachar «Me he tirado a una tullida». Si tienes una discapacidad invisible o que no es limitante a la hora de repetir patrones, no vas en silla de ruedas o te falta en brazo, se produce esa hipersexualización de las mujeres. Pero por otro lado, cuando lo quieres denunciar, tampoco te creen. Cuando te acosan por la calle, te lo niegan. «¿Cómo te va a pasar a ti eso, si tienes discapacidad?» Me han pasado situaciones de ese tipo, que me han tocado el culo en el autobús y cuando he ido a denunciarlo me han dicho «Lo has malinterpretado». Es la idea de «¿Cómo te van a silbar a ti? ¿Cómo te van a hacer esto a ti?».

También hay situaciones en las que, en relaciones de pareja, hay un discurso de que parece que tienes que dar gracias de que la otra persona se fije en ti. Se dan situaciones de abuso porque nadie te ha explicado tampoco qué son las violaciones. Hay parejas que se aprovechan de ese discurso de qué bien, qué bonito que quiera estar contigo porque se trata de una mujer que está con la autoestima por el suelo y a la que se le ha negado que tenga atractivo o que pueda disfrutar de las relaciones. Debería estar agradecida y hacen lo que les da la gana contigo. Vivimos situaciones de abuso, violencia y maltrato y aunque denuncies nadie te va a creer porque «parece tan buena persona».

Para terminar, Artemisa destaca que la clave para su empoderamiento sexual ha sido «tener una buena red de apoyo que te crea, te acompañe, te ayude, no te juzgue y que no invalide tus experiencias y sentimientos».

Pero también se muestra tajante sobre la educación sexual: «Cuando vayas a solicitar información a profesionales de la sexualidad, hay que exigir que se te dé, que no te traten con paternalismo, no debemos resignarnos, tienes derecho a una información sexual y tienes derecho a tu salud sexual».

«Y recordarnos que eres una persona válida, tienes un cuerpo valioso, que los cuerpos diversos son válidos, que puedes disfrutar de tu sexualidad, puedes disfrutar de esa plenitud en tus relaciones, que puedes pasártelo bien, que nadie te puede negar eso y hay mil formas de vivir el placer».