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Después de la sesión BDSM, no olvides lo más importante: el ‘aftercare’

Si te pregunto qué es lo primero que se te pasa por la cabeza cuando lees las siglas BDSM es probable que pienses en esposas, fustas o cuerdas.

Raramente relacionarías el término con un antiinflamatorio, una manta o incluso chocolate. Y es que estos tres últimos objetos son igual de importantes que los primeros.

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Pueden formar parte de un kit de aftercare BDSM, una serie de cuidados que, por lo que me explica Valérie Tasso, escritora, sexóloga y embajadora de LELO, son fundamentales.

Lo que sucede después de la sesión nos sirve, según la experta, como balance.

«Este balance consiste en hablar sobre lo que se acaba de experimentar, analizar lo que nos ha gustado o no, cuán cómodos hemos estado, etc. También incluye el mimar el cuerpo del otro, si una sesión ha sido particularmente dura, a través de abrazos, caricias, curas de pequeñas heridas, moratones, etc», afirma Valérie.

Y no solo después de practicar BDSM, por ejemplo se puede hacer también, en palabras de la sexóloga, «cuando hemos tenido relaciones eróticas convencionales e, incluso, cuando hemos probado nuestro nuevo juguete erótico de LELO».

¿Por qué es importante que después de las prácticas de BDSM se realicen ciertos cuidados?
Es una parte esencial de la erótica BDSM. Durante una sesión bedesemera, se suele generar mucha adrenalina (una hormona que todos producimos) y, después, suele aparecer un bajón significativo (es lógico porque el nivel de adrenalina baja) que se puede manifestar de muchas maneras, según la persona, desde la tristeza, una sensación de vacío, dolores varios que nos llevará a cierto estado mental (por la tensión del cuerpo), etc.

¿Qué tipo de aftercare podemos poner en práctica?
Debería ser una mezcla de cuidados físicos (un ejemplo: si hemos practicado bondage, deberemos revisar que no se haya producido ninguna rozadura con la cuerda (y si es el caso, cuidar estas rozaduras) y psicológicos post-relación. Si bien cobra mucho sentido en relaciones eróticas más ‘convencionales’, por llamarlas de alguna manera, más importante lo es en el BDSM.

Pero, ¡ojo! Muchas personas se limitan al aftercare justo después de una sesión cuando realmente se debería prolongar más allá en el tiempo ya que, muchas veces, el tipo de bajón que puede aparecer, no necesariamente lo hará justo después de jugar. Suele pasar a menudo que en nuestras prácticas eróticas, ciertos estados anímicos se manifiesten unos días después. Debemos estar atentos a ellos.

¿Cuáles son las diferencias entre el aftercare físico y el emocional?
En el aftercare emocional, hablaremos de cómo nos hemos sentido, con qué hemos disfrutado, qué no nos ha gustado… La idea es garantizar un bienestar mental a nivel que, además, nos servirá a la hora de volver a practicar BDSM más adelante, ya sea con la misma persona o con otra diferente. Esas reflexiones nos ayudan a aprender y ser más conscientes de la experiencia. Y sobre todo a conocernos a nosotros mismos mejor.

En cuanto al aspecto físico, nos encargaremos de comprobar que el cuerpo está bien y, en caso de que tengan alguna rozadura, por ejemplo, aplicar alguna crema indicada para esos casos. Sin embargo, y bien practicado, el BDSM no debe suponer un perjuicio para nuestra anatomía.

Una buena sesión de aftercare aborda tanto la parte emocional (para mí, la más importante) como la física. Ambos aspectos tienen que ir de la mano.

¿Cuánto tiempo deberíamos dedicarle?
Como en cualquier otro aspecto, el tiempo que haga falta. Puede variar dependiendo de diversos factores. Así, dependerá de cada persona, de quién es la pareja con la que ha practicado el BDSM, de cada sesión, del estado anímico en el que nos encontremos, de si hemos introducido juegos nuevos en una sesión, etc. Y como decía antes, y que quiero recalcar nuevamente, puede ir más allá en el tiempo, no solo justo después de una sesión.

¿Es algo que habría que realizar siempre después de cada sesión o depende del momento? ¿Necesitan aftercare todas las personas que han participado en la sesión?
Rotundamente, sí. Por mucho que hayamos jugado a los mismos juegos una y otra vez, y con la(s) misma(s) persona(s), la teatralización erótica de una sesión siempre incorpora, aunque sea de forma sutil, nuevos elementos. Y no solo habría que practicar el aftercare siempre después de cada sesión, también los días siguientes, según cómo vayan reaccionando los participantes.

El aftercare no solo es válido para el sumiso/a, también lo es para el/la dominante. Se trata de ir creciendo juntos y aprendiendo. Y el/la dominante también se tiene que incluir. Tiene que haber, en todo momento, una retroalimentación en los roles que cada uno ha ido adoptando. El espíritu crítico de un/a dominante es la garantía futura de llegar a ser muy bueno/a en una sesión.

¿Qué tipo de artículos o productos no pueden faltar en un kit de aftercare?
Hay quien incluye hidratantes, cremas antiinflamatorias, frío, paracetamol, etc. Pero también es frecuente meter en ese kit aceites esenciales que, por sus aromas, nos ayudan a relajarnos tras una sesión de BDSM. También se pueden incluir mantas o jerséis que nos hagan sentir cómodos, té, dulces… ¡El kit de una persona puede incluir de todo! Dependerá de los gustos de cada uno, de las prácticas que suele llevar a cabo, del nivel de adrenalina que haya tenido que experimentar… Después de una sesión, las personas suelen sentirse particularmente vulnerables. El aftercare (y su kit) trata de reconfortar tanto físico como mentalmente.

En el libro Sexo kinky y BDSM, que he escrito en colaboración con la marca de bienestar sexual y juguetes eróticos LELO, explico todos los pasos para iniciarse en este conjunto de prácticas de forma segura.

Duquesa Doslabios.

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