6 consejos para que el calor no queme tu vida sexual

La ola de calor europea ha demostrado en apenas unos días lo que llevo observando cada verano, el sexo y las altas temperaturas no se llevan bien.

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Y, ya que la intimidad pasa momentos complicados (¿quién no cambia la cucharita por dormir con los pies juntos como única zona de contacto?), aquí van algunos consejos para que la transición no pase factura entre las sábanas.

Quizás el más socorrido sea hacerlo con el ventilador puesto o el aire acondicionado encendido, una manera de mantener el espacio aclimatado y evitar la pereza propia del calor. No solo es una forma de combatir la falta de energía que acompaña los días calurosos sino que también nos garantizamos que no vamos a sufrir un ataque de calor en plena acción.

Pero si no está el bolsillo como para hacer frente a una factura de la luz del estilo, otra alternativa es trasladarse y pasar la acción a la ducha o al momento posterior a dársela. Con el cuerpo activado por el agua fresca es más probable que apetezca dar rienda suelta al deseo que si nos sentimos pegajosos por el sudor.

También puede estar la solución en buscar las mejores horas del día, que, casualmente, coinciden con las franjas horarias recomendadas para hacer ejercicio, ya que, a fin de cuentas, el sexo se podría considerar actividad física. ¿Los momentos estrella? Tanto al principio del día, cuando el calor no ha empezado a apretar, como a última hora, sin el sol de por medio.

Incluso si el momento coincide al aire libre, porque, no nos engañemos, el verano es la mejor estación del año para hacer la ruta de los picaderos, podemos buscar lugares a la sombra que eviten insolaciones innecesarias.

Ya que os he comentado la similitud que tiene con el ejercicio físico, como si fuéramos a salir a correr o a entrenar al aire libre, no puede faltar la botella de agua cerca para apagar la sed. Incluso podemos encontrarle otros usos alternativos en la cama que ayudarán a combatir el calor como puede ser jugar con cubos de hielo que se deslicen por el cuerpo. Erótico y refrescante a partes iguales.

Por último, tras hablar del mejor cuándo o dónde, no podía faltar el cómo, que no es otro que recurriendo a posturas que no impliquen mucho contacto físico. Un 69, a cuatro patas, o incluso algo tan sencillo como la masturbación, salvan la vida (sexual) durante los meses en los que es difícil pensar en tocar otro cuerpo humano.

Duquesa Doslabios.

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