Viéndolo con perspectiva, que Twitter cambiara de nombre y lo bautizaran como «X», creo que debía habernos puesto en alerta de lo que estaba por venir.
Ahora, la letra que acompañaba la calificación cinematográfica para películas explícitas, es toda una declaración de intenciones de la nueva etapa de la que fue la red social del pajarito.
![Hombre móvil x red social](https://cdnb.20m.es/sites/108/2024/06/f5b1d446-d69f-4b8a-bf59-78dbded3749c.jpg)
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(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)
Las últimas declaraciones de la compañía de Elon Musk no me pillan por sorpresa, encontrar contenidos sexuales en Twitter no era algo desconocido para quienes usamos la plataforma.
Pero en los últimos tiempos sí que se convirtió en un spam constante, hasta el punto de que muchos usuarios preguntaban cómo configurar el perfil para evitar ese contenido.
Independientemente del hilo de Twitter (o X) que desplegaras, siempre ibas a encontrar en las respuestas pornografía en forma de imágenes o vídeos, animándote a visitar sus perfiles con el correspondiente enlace a OnlyFans.
Esto será aún más frecuente gracias a las nuevas medidas de la empresa, que buscan, según ellos, equilibrar la «libertad de expresión sexual».
Pero, ¿al servicio de quién está esta libertad de expresión sexual? Y, sobre todo, ¿a quién beneficia?
Que una red social global como es X (con más de 619 millones de usuarios) esté regularizando la explotación sexual, fomenta la idea de que las mujeres son un bien de consumo, ya que no podemos olvidar que en OnlyFans el 90% de las creadoras son mujeres y el 70% de los suscriptores hombres.
Si se empieza a normalizar una rama del mercado sexual, no se tardará en ver con los mismos buenos ojos otras maneras de explotación como es la prostitución.
«Creemos que los usuarios deberían poder crear, distribuir y consumir material relacionado con temas sexuales siempre que se produzca y distribuya de forma consensuada», afirman desde la plataforma.
Esta es una máxima que otras webs de pornografía dicen seguir y, sin embargo, vídeos de agresiones sexuales siguen colgados en estas páginas, incluso años después de ser denunciados por las víctimas.
Las propias damnificadas son quienes alertan cada vez que reaparecen y ven, con mucha frustración, como es imposible para quienes se encuentran supervisando el contenido de estas webs, seguir el ritmo de las personas que se lo descargan y vuelven a subir por la grandísima cantidad de vídeos que hay.
O al menos, eso es lo que alegan.
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Y claro, ¿cómo no hacerse la pregunta teniendo estos antecedentes de vídeos que circulan sin consentimiento si no se puede comprobar que es consensuado hasta que no llegue la denuncia posterior?
Tener que responsabilizarse del proceso de seguimiento, volver a ver su agresión sexual colgada en internet y a libre disposición es revictimización para las mujeres afectadas.
De la misma manera que el control que supuestamente se va a aplicar para proteger a los menores de edad.
No es casualidad que a los 8 años sea el primer contacto con la pornografía, es que cuanto antes haya un enganche a este contenido, mayor cartera de posibles clientes.
Todo esto sin meterme en la parcela que intento defender desde este espacio: la de una sexualidad libre, deseada y segura.
La supuesta realidad que muestran los contenidos pornográficos mainstream está totalmente distorsionada. Son los mismos estereotipos de siempre que perpetúan una sexualidad que se basa en físicos irreales y dinámicas de violencia y sometimiento hacia las mujeres.
La sexualidad que vivimos y que están viviendo las nuevas generaciones ya se veía afectada por la influencia de la pornografía de las webs, pero este paso de X supone que por primera vez, una red social la sitúa todavía más cerca y la legitiman incluyéndola entre el resto de posts.
El objetivo real
La maniobra de Elon Musk no tiene que ver con la expresión sexual, sino con los beneficios económicos (para sorpresa de nadie).
Con el tráfico interno que pueden generar estos contenidos eróticos, podrían negociar tarifas más altas con anunciantes, que son actualmente su principal fuente de ingresos.
Aunque también hacerle la competencia a OnlyFans, ya que con la función que permite realizar pagos, no hace falta salir de X para la compra-venta en línea.
Este cambio en la política de contenidos afectará en primer lugar a los usuarios de la plataforma, sí, pero como hemos ido viendo, las implicaciones sociales no se pueden ignorar como si nada.
No hay una regulación vigente ni un control del contenido efectiva. Necesitamos que los gobiernos no dejen campar a los empresarios a sus anchas, sino que se organicen y trabajen a nivel internacional para trabajar juntos, estableciendo y haciendo cumplir las normas que supuestamente prometen con sus políticas de uso.
De lo que podemos estar seguros es de que normalizar la explotación sexual en una red social mundial puede influir en la percepción de lo que es aceptable, perpetuando ciclos de violencia y utilización de los cuerpos de las personas.