Cariño, hemos sobrevivido a la cuarentena

Si me pongo a pensar en lo que ha sido esta cuarentena conviviendo en pareja, no hay metáfora que me parezca más apropiada que la de un viaje por carretera.

Y joder, menudo viajecito hemos tenido.

PIXABAY

Con las prisas y los típicos nervios del principio, solo que, a diferencia de la maleta, teníamos que organizar la casa para lo que parecía el fin del mundo.

«¿Has comprado papel higiénico?», «No quedaba, pero he traído pasta de dientes, que también nos hacía falta».

Empezamos el trayecto sin saber muy bien dónde nos metíamos. Sin mapa de carreteras ni nada que se le pareciera. Y, como en cualquier viaje largo, hemos experimentado de todo hasta llegar al destino.

Desde recorridos cómodos con buena música y las ventanillas bajadas disfrutando del momento, hasta otros en los que solo queríamos pisar a fondo para que se acabara el día de mierda.

No han faltado en nuestro viaje las curvas. Solo que cambio los giros y volantazos por algún que otro portazo. Siempre fruto del agobio de convivir tantas horas, tan intensamente y en tan pocos metros cuadrados.

Mentiríamos si no reconociéramos que, en más de una ocasión, hemos ido a parar cerca del desfiladero y sin barrera de seguridad a la vista.

Ahora que ya distinguimos la meta de aquel viaje que empezamos a mediados de marzo, tenemos la sensación de melancolía tan propia de cuando llega el fin del verano.

Se acabarán esas horas juntos, que, en nuestro caso, con trabajos cuyos horarios son contrarios, tanta falta nos hacían. Es el fin de las comidas que me preparabas a diario, de las partidas de Catán a media tarde y los entrenamientos a oscuras en el salón.

De abrazarnos y besarnos cuando nos lo pidiera el cuerpo solo dejando a un lado el ordenador.

Pero ya casi hemos llegado. Y, si hubiera una imagen que nos reflejara al final de este ficticio viaje, en ella apareceríamos con la ropa arrugada, sudados y el pelo hecho un desastre.

Porque puede que haya habido momentos en los que la ruta pareciera, de tan difícil, interminable. Pero no me he cansado de que tú fueras el paisaje todo este tiempo.

Duquesa Doslabios.

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3 comentarios

  1. Eso hay que celebrarlo con una semana de desenfreno y lujuria de la de verdad.

    26 mayo 2020 | 23:16

  2. Dice ser Bringero

    Que bonito. Sumad un par de niños pequeños a esa ecuación y veréis que risas 🙂

    27 mayo 2020 | 07:32

  3. Ole ole y ole

    27 mayo 2020 | 11:15

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