Quieres que te den unos azotes

(Y no es una pregunta)

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Una de mis prácticas favoritas son los azotes. Desde el momento en el que una de mis primeras parejas me preguntó si me apetecía que me diera «un cachete» descubrí que soy de esas personas que saben apreciarlo y degustarlo como si de un buen vino se tratara.

El hecho de adoptar un rol más pasivo y quedar a disposición del otro y el placer del calambrazo excitante convierten al azote en ese gran aliado en la cama.

¿Que nunca lo has probado? Escoge una palabra, la que más te guste, y úsala como contraseña de seguridad por si uno de los dos se emociona demasiado. Ahora llega el momento de azotar.

Debe ser algo que cuente con el consentimiento de ambos y que se puede realizar de manera aislada en los preliminares o en plena postura sexual.

Olvida las películas porno incestuosas que sacan el azote. No es algo realista (ya que si tu madre era más aficionada a la zapatilla voladora que al cachete).

Para mí, el buen azote es sorprendente, porque llega cuando no te lo esperas pero te lo pide el cuerpo (y la otra persona sabe leerlo). Es energético, porque tiene la fuerza necesaria para que lo sientas pero no como para que tengas que interrumpir la sesión para ponerte una tirita.

Como diría Elettra Lamborghini, es certero ya que da en medio de la nalga con la precisión de un pincel de Picasso.

El poder de dar azotes conlleva una gran responsabilidad ya que puede ser el trampolín a un orgasmo bestial o la manera de cortar el ambiente de manera instantánea si ha sido mal ejecutado.

El azote dado con puntería consigue estremecerte desde las nalgas hasta las pestañas. Y se puede pedir, con la tranquilidad de acierto seguro, cuando el culmen está cerca y se quiere dar un empujoncito extra.

Quien no llora no mama y si no te lo dan y te callas, es más que probable que te quedes sin él, así que lo mejor que puedes hacer es pedirlo sin vergüenza.

Una vez llega el momento, solo queda abrir la mano y ponerla donde el ojo con un movimiento rápido, siempre en el nombre del placer, por supuesto. Y si vemos que eso de los azotes no es algo que vaya con nosotros, podemos optar por pasar y seguir con otras prácticas que nos resulten más placenteras.

Duquesa Doslabios.

7 comentarios

  1. Dice ser El azotes

    Es una de mis prácticas favoritas. Ella con su faldita de cuadros y sus coletitas en mi regazo y unos buenos azotes para que se porte bien y se esmere mucho con la lengua

    24 abril 2018 | 10:09

  2. Dice ser Tango

    Yo se de uno que lleva 200 con caracter retroactivo.
    Me pica la.mano.

    24 abril 2018 | 10:22

  3. Dice ser Spank

    A mí me encanta azotar un buen culo mientras lo penetro.

    24 abril 2018 | 12:20

  4. Dice ser Marcus Kane

    Lo de los azotes esta bien, pero eso no es nada, a eso hay que acompañarlo con más cosas, como pisarle la cabeza y/o pegarle bofetazos. En fin todos empiezan siempre por lo mas simple y luego van evolucionando, seguro a ti te pasará lo mismo.

    24 abril 2018 | 14:38

  5. Dice ser Brujiblanca

    AHHHH. Sí sí, con pan todo está más rico.

    24 abril 2018 | 16:39

  6. Dice ser Sociólogo Astral

    A un hombre llamado caballo lo colgaron de los pezones los indios.

    25 abril 2018 | 00:16

  7. Dice ser Carla

    Comparto la misma pasión que tu sin duda, como bien dices «degustarlo como si de un buen vino se tratara» creo que un buen cachete en el culo te pone muy a tono, ufsss es que de pensarlo me vuelve loca, me encanta! Y si hay que saber disfrutarlo.

    09 mayo 2018 | 14:06

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