Lo siento por mi compañero de blog Hernán Zin, pero nunca me ha gustado Charles Bukowski (1920-1994). Me parece un mero provocador, un caca, culo, pedo, pis ombliguista, borracho y putero en cuyo estilo de vida encontró su particular gallina de los huevos de oro. Un bohemio de la destrucción sin pizca de gracia, un Charles Manson de las palabras: más que con el corazón, escribía con el hígado.
Sin embargo, reconozco que debió tener uno de esos días lúcidos con este poema. Me parece desgarrador, sincero, genial. Bien podría parecer sacado del mejor Henry Miller. Se trata de uno de esos poemas incómodos, que desnuda a esta sociedad con verdades como templos. Y es que sólo por este poema, la obra de Charles Bukowski merecería salvarse de la quema:
Hay suficiente traición y odio, violencia,
necedad en el ser humano corriente
como para abastecer cualquier ejercito o cualquier
jornada.
Y los mejores asesinos son aquellos
que predican en su contra.
Y los que mejor odian son aquellos
que predican amor.
Y los que mejor luchan en la guerra
son -AL FINAL- aquellos que
predican
PAZ.
Aquellos que hablan de Dios
necesitan a Dios.
Aquellos que predican paz
no tienen paz.
Aquellos que predican amor
no tienen amor.
Cuidado con los predicadores
cuidado con los que saben.
Cuidado con aquellos que están siempre
leyendo libros.
Cuidado con aquellos que detestan
la pobreza o están orgullosos de ella.
Cuidado con aquellos de alabanza rápida
pues necesitan que se les alabe a cambio.
Cuidado con aquellos que censuran con rapidez:
tienen miedo de lo que no conocen.
Cuidado con aquellos que buscan constantes
multitudes;
no son nada solos.
Cuidado con
el hombre corriente
con la mujer corriente.
Cuidado con su amor.
Su amor es corriente, busca
lo corriente.
Pero es un genio al odiar
es lo suficientemente genial
al odiar como para matarte, como para matar
a cualquiera.
Al no querer la soledad
al no entender la soledad
intentarán destruir
cualquier cosa
que difiera
de lo suyo.
Al no ser capaces
de crear arte
no entenderán
el arte.
Considerarán su fracaso
como creadores
sólo como un fracaso
del mundo.
Al no ser capaces de amar plenamente
creerán que tu amor es
incompleto
y entonces te
odiarán.
Y su odio será perfecto
como un diamante resplandeciente
como una navaja
como una montaña
como un tigre
como cicuta
Su mejor
ARTE.
Seleccionado y comentado por Daniel Díaz. Dedicado a Hernán Zin.