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Dos romances de Salvador de Madariaga

Valle oscuro, valle oscuro
Do se cruzan los senderos.
Yo vi pasar al Amor
Del brazo del Pensamiento.
El Pensamiento dudaba,
El Amor iba certero.
De la floresta vecina
Salió el canto de un jilguero.
Entraron en la espesura
Tras el pájaro parlero,
Y Pensamiento y Amor
En la noche se perdieron.
En vano se van llamando
Uno al otro en el silencio
Que es el valle muy oscuro
Y son muchos los senderos
Para que puedan hallarse
El Amor y el Pensamiento.
Y el uno mira hacia fuera,
Y el otro mira hacia adentro,
Y el uno sigue dudando,
Y el otro sigue certero.

El Madariaga público -diplomático, alto funcionario y catedrático- y el Madariaga escritor -novelista, ensayista y poeta- se funden en uno cuando se analiza su honda conciencia política. Madariaga fue un defensor del republicanismo liberal democrático (más liberal que democrático). Un ilustrado europeísta y un reformista aristocrático y conservador. (Con todo esto quiero decir que su tiempo, el mundo que conoció, ya no existe).

Pero hablemos mejor de su poesía. Tengo delante la primera edición de su obra poética completa, editada por Plaza&Janés en 1978. Es un volumen grueso, con poemas muy malos, muy ingenuos, muy barrocos y también otros muy buenos. Hay poemas escritos en francés y en inglés, lenguas que dominaba con una perfección envidiable. Hay traducciones de los grandes, desde Shakespeare a Blake. Y hay, además, romances a la manera clásica castellana.

Son estos, sus Romances de ciego, los mejores, los más sobrecogedores y contradictorios (alma y carne, amor y pensamiento, fe y razón). Un emocionado y ya por entonces trágico Unamuno los calificó de “verdades tenebrosas” y, a su autor, de “ciego vidente”.

El propio Madariaga recuerda que comenzó a escribirlos tras la prematura muerte de su padre, y a publicarlos -tímidamente- en la orteguiana revista España. Cuando se enteró de que el bueno de Don Miguel los recortaba y los guardaba en sus bolsillos, se los envió todos. En  1922 aparecerían como libro. Creo que hacía mucho que nadie los mencionaba. Cierro el comentario con el Romance final:

Cayó la luna en el mar
Y se quebró en mil pedazos.
Cayó el amor en el hombre
Y se quebró en desengaños.
Cayó el hombre en la Natura
Y se quebró en deseos vanos.
Cayó lo Eterno en la Edad
Y se quebró en miles de años.
Cayó Dios, y se hizo trizas:
Son los hombres, mis hermanos.

IMAGEN: www.telepolis.com

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