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‘Homo Hispánicus’, de Ramón Pérez de Ayala (1888 – 1961)

Da vuelta en su conciencia,

como caballo en la pista,

la milenaria ascendencia

de atavismo senequiata,

gongorino y narcisista.

Posee infusa toda ciencia.

Cree que se pierde de vista.

Su ambición es la indolencia

se afirma individualista

y es de algo o de alguien un «ista».

O con heroica demencia

mundos vírgenes conquista

y retorna a la querencia

de un vivir ilusionista

en su pista de indolencia.

En una impagable entrevista de 1931 (que se puede leer aquí), el cronista del diario La voz alude a la «cordialidad cerebral» de Ramón Pérez de Ayala, antes de someterle a unas preguntas sobre la actualidad política española. Sus respuestas desprenden el optimismo inquebrantable del intelectual que deposita su fe en un régimen nacido de las letras y no de las armas. «Política y literatura son mellizas, y confundibles escritor y político», dice un Ayala que, tan solo un año antes, había firmado junto con Ortega y Gasset y Gregorio Marañón el «manifiesto al servicio de la República«.

Cinco años después, su optimismo ilustrado, por así decirlo, había descendido muchos enteros. Dimitió de su cargo de embajador en Londres en 1936, y desde entonces hasta su muerte, en 1961, tanto la política como la vida (un exilio casi permanente) fueron una sucesión de acontecimientos tristes y desdenes hirientes: el gran novelista Ayala acabó muriendo en España, donde la dictadura, condescendiente, le había admitido no tanto a cambio de lealtad como de que no hiciera demasiado ruido.

Es una pena, pero no sé en qué fecha escribió el poema que traigo hoy, mordaz y satírico como pocos sobre la condición de español. Me gustaría saber si antes o después de su desencantamiento de la Segunda República. ¿Quizá de vuelta en España, en los cincuenta? ¿O tal vez durante el largo exilio mexicano? Si alguno de vosotros lo sabe y lo quiere compartir, aquí están abiertos los comentarios. Españoles o no, que no os paralice la indolencia, je, je.

Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.