Archivo de la categoría ‘Erik Satie’

‘Sonatina burocrática’, de Erik Satie (1866 – 1925)

ALLEGRO

Ya ha salido.

Va alegremente a su despacho ‘gavilándose’.

Mueve la cabeza contento.

Le gusta una guapa dama muy elegante.

También le gustan su portaplumas,

Sus mangas de lustrina verde y su gorrito chino.

Da grandes zancadas:

Se precipita a las escaleras que sube a cuestas.

¡Qué ventolera!

Sentado en su sillón

Está feliz y lo demuestra.

ANDANTE

Reflexiona sobre su ascenso.

Tal vez obtenga un aumento

Sin necesidad de ascender.

Cuenta con trasladarse el próximo trimestre.

Ha echado el ojo a un piso.

¡Ojalá ascienda o aumente!

Nuevo sueño sobre el aumento.

VIVACA

Canturrea un viejo aire peruano

Que ha recogido en la baja Bretaña de un sordomudo.

Un piano vecino toca una pieza de Clémenti.

Qué triste es todo esto

El piano reanuda su ejecución.

Nuestro amigo se interroga con benevolencia.

El frío aire peruano se le sube a la cabeza

El piano continúa

Lástima, tiene que abandonar su despacho, su bonito despacho.

Ánimo, vámonos, dice.

Érase un tipo extravagante en una época extravagante; un tipo que juzga oportuno añadir una ‘k’ a su apellido para subrayar su ascendencia normanda; que abandona el conservatorio sin haber obtenido ni un mísero diploma; que se llama a sí mismo «compositor de cabeza de madera»; que prohíbe expresamente recitar en voz alta los burlescos textos que escribe para sus composiciones.

Érase un excéntrico que funda una iglesia con himno pero sin fieles; que inventa una música –de mobiliario– para ser tocada sin que nadie la escuche; que practica deliberadamente la vida de privaciones de un asceta. Es Erik Satie, el más inclasificable de los compositores, el amigo de los dadaístas, los cubistas y demás istas; de Man Ray, quien dijo de él que era el «único músico con ojos».

Los Cuadernos de un mamífero son los apuntes al natural de toda su vida. Ahí están, fruto de su fértil imaginación, los textitos con los que ilustraba los manuscritos de sus composiciones musicales. Composiciones satíricas, infantiles, surrealistas… He elegido esta deliciosa Sonatina burocrática, una «broma pequeña», según el guasón de Satie. Leerla y escucharla al mismo tiempo, como he hecho yo mientras escribía este post, es toda una experiencia liberadora.

IMAGEN: Retrato a lápiz de Erik Satie pintado por Picasso.

NOTA: Traducción del francés por Mª Carmen Llerena para la editorial Acantilado.

Nacho S. (nemosegu)