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‘Mundo mágico’, de Emilio Westphalen (1911-2001)

Tengo que darles una noticia negra y definitiva
Todos ustedes se están muriendo
Los muertos la muerte de ojos blancos las muchachas de ojos rojos
Volviéndose jóvenes las muchachas las madres todos mis amorcitos
Yo escribía
Dije amorcitos
Digo que escribía una carta
Una carta una carta infame
Pero dije amorcitos
Estoy escribiendo una carta
Otra será escrita mañana
Mañana estarán ustedes muertos
La carta intacta la carta infame también está muerta
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos
Es todo lo que puedo prometer
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí sobre tu puerta
Esta es la casa de las mujeres que se están muriendo
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas de ojos rojos
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos blancos
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca tuve
No oyó lo que dije no se enteró
Sólo tenía ojos blancos
Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió en ella
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos muchos hijos
Mis hijos o sus hijos
Cada uno tiene un periódico para leer
Los periódicos de la muerte que están muertos
Sólo que ellos no saben leer
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni blancos
Siempre estoy escribiendo y digo que todos ustedes se están muriendo
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos rojos
Ojos rojos ojos inmóviles
Bah no la quiero.

Me escribe J., que siempre está en proceso, y me enlaza un poema del peruano Emilio Westphalen‏. Para tu teoría, me dice. Mi teoría es que la diplomacia es el camino más directo a la poesía. A la autoridad por la potestad, resume él (al revés de Valle Inclán).

Mi autoridad es nula y mi potestad mediocre. Por si fuera poco, tampoco conocía a Westphalen. Poesía de poeta, escribió Octavio Paz (aunque sinceramente no sé muy bien qué quiso decir el maestro con esto).

He leído precipitadamente una decena de poemas de Westphalen. Si todos me hubieran parecido tan extraordinarios como éste que eligió J., ahora me estaría tirando de los pelos por tanto tiempo desperdiciado.

Aunque también hay otros versos suyos rescatables (es decir, revisitables sin la sensación de estar perdiendo el tiempo): «Los malos instintos de libertad danzan su ronda diabólica. ¡Fuera la conformidad, la resignación, la medianía!. En su esputo negro ahóguense».

IMAGEN: Toño Zapata

Nacho S. (@nemosegu)