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‘Pijamas y aeropuertos’, de Ismaíl Kadaré (1936)

Zumbando se posan las moscas

sobre las listas de los pijamas,

y los aviones, con estruendo,

sobre las pistas de los aeropuertos…

No me abandones jamás, vasto mundo.

¡Jamás tus puertas me cierres!

Hay amores pequeños,

primeros amores (nº 1),

devaneos

que zumban en la memoria como moscas,

que preparan chocolate,

que lavan camisetas;

hay amores grandes, libres como el viento,

desperdigados al azar por todo el mundo,

que no saben dónde estamos,

que dónde se encuentran no sabemos.

El amor pequeño reclama la devolución de fotografías;

a los grandes amores se los lleva el viento en los andenes;

son sus sollozos semejantes a sirenas,

a las sirenas resonantes de las separaciones.

¡No me abandones jamás, vasto mundo!

¡Sobre las listas de mis pijamas

sigan descendiendo los aviones!

Que en la cuerda de mi ventana cuelguen,

agitadas por el viento,

las camisetas de las nubes;

que se instale el sol

en el casquillo de mi lámpara de noche.

La estupenda revista Letras libres ha publicado este mes de agosto, en su edición mexicana, dos poemas de Ismaíl Kadaré, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009 y perpetuo aspirante al premio Nobel. “Hay gente”, ha llegado a decir el novelista, ensayista y poeta albanés, “que de tanto repetir mi nombre en relación al Nobel, incluso piensa que ya lo he ganado”.

Pese a haber escrito el grueso de su obra en medio de una siniestra tiranía comunista (la ‘opción’ albanesa tras la Segunda Guerra Mundial fue, como escribe el historiador Tony Judt en la memorable Posguerra, el nacionalestalinismo: “Una sociedad cerrada empobrecida, bajo la autoridad absoluta de un autócrata local del Partido, paranoico y todopoderoso”), el caso de Kadaré es excepcional por una razón: nunca fue un escritor oficial; es decir, nunca sucumbió a la mediocridad de complacer a aquellos que “trataban de aniquilar la vida de todos los días”, sino que convirtió a través de su literatura en caricatura al régimen opresor.

Como él mismo explicó hace uno años: “La gran literatura es más fuerte que las tiranías. Un autor de verdad tiene una visión del mundo propia y no hay cosa que pueda molestar más al totalitario que tener una visión del mundo que sea la suya”.

NOTA: El traductor al castellano de este poema es Ramón Sánchez Lizarralde, traductor también de la mayoría de sus novelas, publicadas en la editorial Alianza.

FOTO: Agencia EFE

Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.