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‘Entre imaginación y humildad’, de Mircea Dinescu (1950)

Subían a la hoguera como si fuera la diligencia del atardecer,

en la primera posta

Dios les esperaba disfrazado de fondista,

todo era gratis: divertimento – la muerte,

los amigos traían montones de enjutos…

Ahora, viajando por el sur de las latas,

con la inquisición en la sangre como un hereje pagado,

curado de la rebeldía por el dulce vaho de la sopa,

todavía tengo esperanza en el empolvado tren provincial

el que decía “personal”, como si fuera mío,

el chamuscado tren que tosía entre las estaciones

por cuyo amor me comería yo mismo los carbones,

entre imaginación y humildad

vacilando, vacilando, vacilando.

Mi amigo Jesús, que vive ahora en Rumanía, seguro que sabe desde hace más meses que yo quién es Mircea Dinescu. Apuesto podría hacerme una descripción inteligente y originalísima de él, como la que me ha hecho sobre viajar cuando nadie lo hace: «Un tren soviético, vacío, el 1 de enero a las 7 de la mañana, atravesando los Cárpatos, dormitando entre el paisaje y el traquetear. Viajar sólo en un tren es como tener otra vida, y más en ese momento, cuando sabes que más de medio mundo duerme».

Dinescu es la clase de poeta que uno llega a conocer leyendo libros de historia (tal fue mi caso). En los ochenta se enfrentó a la dictadura comunista de Ceaucescu lo suficiente para convertirse en objetivo perpetuo de la Securitate hasta la caída del tirano. Tras la revolución pasó a ser -como suele decirse, de forma algo pedante- un miembro carismático de la sociedad civil. En los noventa, el haber alcanzado el status de celebridad como editor influyó para que su empeño en sacar a la luz las complicidades de la era comunista fuera visto como una frivolidad más que como un compromiso serio.

Este escueto perfil no alcanza más allá de 2003. Así que lo dejo abierto por si alguno de vosotros puede aportar datos recientes o por si, en su próximo mail, Jesús me regala su entrevista. En cuanto al poema, lo seleccioné entre varios de Dinescu por su título, porque me descoloca y por este verso: «Curado de la rebeldía por el dulce vaho de la sopa».

NOTA: Enjuto, además de seco o escaso, significa según la RAE: «Bollitos u otros bocados ligeros que excitan la gana de beber». Nunca te acostarás… etc. 🙂

NOTA 2: Traducido del rumano por Darie Novaceanu

(Aclaración: el de la foto es Dominescu)

Nacho S.