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‘Wants’, de Philip Larkin (1922 – 1985)

Más allá de todo esto, el deseo de estar solo:

Por mucho que el cielo se oscurezca con tarjetas de invitación

Por mucho que sigamos las recomendaciones explícitas del sexo

Más allá de todo esto, está el deseo de estar solo.

Por debajo de todo, el deseo de olvido fluye:

A pesar de los conflictos resbaladizos del calendario,

Del seguro de vida, de los estipulados ritos de fertilidad,

De la cara aversión de los ojos a la muerte–

Por debajo de todo, el deseo de olvido fluye.

WANTS

Beyond all this, the wish to be alone

However the sky grows dark with invitation cards

However we follow the printed directions of sex

However the family is photographed under the flagstaff

Beyond all this, the wish to be alone.

Beneath it all, desire of oblivion runs:

Despite the artful tensions of the calendar,

The life insurance, the tabled fertility rites

The costly aversion of the eyes from death—

Beneath it all, desire of oblivion runs.

Philip Larkin entró en la juventud cuando Europa lo hacía en la postguerra. Doble desengaño. Ni los más optimistas podían prever que algo llamado sociedad consumo estaba, como quien dice, a la vuelta de la esquina. El Larkin maduro lamentó más tarde no poder disfrutar como es debido de algunos de sus logros más estimables (“El intercambio sexual comenzó / en mil novecientos sesenta y tres / un poco tarde para mí”). Realista, crítico con el mensaje oscurantista de las vanguardias (a pesar de que, dicen, él mismo logró sintetizar perfectamente tradición y modernidad), su poesía desmenuza con amargura y desengaño el absurdo de las convenciones sociales, de los ritos de paso de la edad, del vacío que ninguna forma de ocio dirigido es capaz de colmar.

Seleccionado, comentado y traducido por Nacho Segurado.

NOTA: Un poema genial de Larkin, This Be the Verse, recitado por él.




‘Los árboles’, de Philip Larkin

Philip Larkin (Gran Bretaña, 1922-1985) es un poeta que quiso regresar al contenido, moderar las formas y calmar el exceso de romanticismo de una poesía que le saturaba. Los poemas de Larkin son contenidos, rigurosos, sutiles…

… perfectos para una primavera que se resiste.

Los árboles

Los árboles ya comienzan a brotar

como algo casi a punto de ser dicho;

los nuevos tallos descansan y se propagan,

su verdor es una especie de tristeza.

¿Se trata de que ellos nacen nuevamente

y nosotros nos hacemos más viejos? No, ellos también mueren.

Su truco anual de lucir nuevos

se inscribe en sus fibras en anillos.

Sin embargo, los incansables castillos desgranan

su gruesa madurez cada primavera.

Ha muerto el último año, parecen decir,

comencemos otra vez, otra vez, otra vez.

Poema seleccionado y comentado por Bob Pop.