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Auguste Strindberg, entre el teatro y la poesía

Recuerdas,
Éramos reales amanuenses
Obsesionados por ideales,
Ni a Zola ni a Spencer leíamos
Y el realismo era trimestral.
Recuerdas,
Si el banco nos prestaba un duro
Comíamos ostras y buen vino
Y un puro nos anestesiaba.
Rosado era nuestro futuro.
Recuerdas,
Escribíamos para el teatro
Al son del patio de butacas:
Como un café y su buen coñac
O un dulce con queso de postre.
Y ahora
Somos viejos. Tú ya no cantas,
Te consuelan tus subscriptores.
En tu despacho das el callo,
Piensas: non canit plenun Venter.
Y yo
Ya no escribo la bella prosa,
Me sumo en la lengua diaria.
La justicia social me enciende
Y doquier me siento en peligro.
Y ahora
Como y bebo flojo y barato
Procreo y no voy por los bares.
Tú aun comes ostras con tu moza
Y a tus ideales sigues fiel.

Strindberg. Cuando se repasa la lista de damnificados que no recibieron el Nobel nunca está él… ¡y eso que, como quien dice, jugaba en casa! En mi caso, leí la Señorita Julia muy tarde, hace un par de años, cuando comenzaba lentamente a desperezarme en cuestión de teatro (temo, ay, que me he quedado a la mitad del despertar: aún la he llegado a ver puesta en escena).

Eso sí, me quedé entonces con que Strindberg también había escrito, aparte de un puñado de ensayos de difícil clasificación (como un nietzscheano Alegato de un loco), mucha poesía. Bueno, digamos que suficiente para su justificada fama de grafómano.

La he ido leyendo estos días en ratos sueltos, y confieso que no me ha calado. Me cuesta un poco reconocerlo, sobre todo tras leer el prólogo entusiasta de Jesús Pardo, pero no percibo la luz de su genio -que seguro existe- por ninguna parte. Lo raro es que, gustándome como me gusta la poesía de corte clásico, elegiaca, añorante, no me hayan hecho efecto sus versos, que a todas las anteriores cualidades, añaden el sarcasmo y un toque demodé deliciosamente deliberado.

En cualquier caso, y como esto es un blog de poesía y como tal el fracaso es un ingrediente indispensable, me hago cargo de mi inepcia hacia Strindberg publicando uno de los poemas, incluido en su obra completa, que más me han gustado. Para que juzguéis (y, llegado el caso, me juzguéis).

(Para E.P.)

IMAGEN: Autoretrato. Casa-museo de Strindberg (http://www.strindbergsmuseet.se/)

TRADUCCIÓN: Jesús Pardo

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