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‘Chicago’, de Carl Sandburg (1878 – 1967)

Carnicero del Mundo

Fabricante de Herramientas, Estibador de Trigo,

Jugador de Ferrocarriles y Faquín de la

Nación…

¡Tempestuosa, robusta, vocinglera

Ciudad de Anchos Hombros!

Me dicen que eres perversa y lo creo, porque he

Visto, bajo los faroles de gas, a tus mujeres

Pintadas al acecho de jóvenes granjeros.

Me dicen que eres falsa, y yo contesto:

Sí, es verdad, porque he visto a los pistoleros

Matar y luego ser puestos en libertad

Para que sigan matando.

Me dicen que eres brutal, y yo contesto:

He visto el estigma del hambre

En rostros de mujeres y niños.

Y una vez contestado esto, me vuelvo

Hacia aquellos que se mofan de mi ciudad y,

Después de devolverles la mofa, les digo:

Acercaos y mostradme alguna otra ciudad que

Cante, con la cabeza tan erguida, su orgullo de

Vivir, y que sea tan soez, fuerte y graciosa.

Lanzando magnéticas blasfemias mientras se

Entrega a sus faenas, he aquí un alto y audaz

Muchacho asentado vívidamente

Contra las blandas y pequeñas ciudades;

Fiero y sacando la lengua como un perro

Acometedor, astuto como un salvaje en lucha

Contra el desierto,

Destocado,

Paleando,

Demoliendo,

Planeando,

Construyendo, hundiendo, reconstruyendo.

Bajo el humo, con polvo en la boca, riendo

Con sus blancos dientes,

Bajo el terrible fardo del destino, riendo

Como ríe un muchacho,

Riendo como ríe un ignorante luchador

Que no ha perdido nunca un combate,

Fanfarroneando y riendo porque en su muñeca

Late el pulso y bajo sus costillas se mueve

El corazón del pueblo

¡Riendo!

Riendo con la tempestuosa, ruda y fuerte risa de la Juventud,

medio desnudo y sudando, orgulloso de ser el Carnicero del Mundo,

el Fabricante de Herramientas, el Estibador de Trigo, el Jugador

de Ferrocarriles y el Faquín de la Nación.

Las poesías de Carl Sandburg y las canciones de Bruce Springsteen comparten realismo agridulce, folklore sureño de banjo y obrerismo urbano. Tanto Sandburg como Springsteen son bardos encargados de ponerle rostro al fracaso. Hasta ahí sus semejanzas. Las diferencias: Springsteen todavía vive -y que sea por mucho tiempo- y Sandburg murió hace más de cincuenta años. Además, Sandburg fue sólo escritor, aunque tengo entendido que en sus últimos años se dedicó a recorrer Estados Unidos grabando canciones populares y recopilando costumbres locales.

Sandburg se formó como periodista, y mucho antes como socialista en mil y un trabajos distintos, hasta empezar a ser reconocido como poeta, lo que sucedió en la primera mitad del siglo XX. En un texto titulado Diez definiciones de poesía, escribe: «La poesía es una serie de explicaciones de la vida que se esfuman en horizontes demasiado rápidos para explicaciones«. Como en el intento infructuoso de atrapar el alma del jazz, de describir las puestas de sol sobre las grandes llanuras o anticipar exactamente la llegada de la masa, el pueblo.

El poema de amor/odio Chicago es el primero con en el que Sandburg se dio a conocer y uno de los más frecuentemente citados (en especial su primer verso: «HOG Butcher for the World«). Las crónicas de entonces se refirieron a él elogiosamente con calificativos entre la estupefacción y la esperanza: «Grosero, primario, sentimental… y soñador«. Según publicaba nuevos libros, su estatura poética crecía hasta el punto de llegar a ser comparado con Walt Whitman. Su postura antibelicista -combatió de joven en la guerra de Cuba- y su amor por el progreso no fueron excluyentes, como en tantos otros. Cantó a los negros, a las praderas y a las nuevas ciudades sin resignación y con ternura. Un verso suyo es medio siglo: «Los dólares cantan / y cae la sangre».

NOTA: Traducción del inglés a cargo de Agustí Bartra.

NOTA 2: El 701 de West 63rd Street, en Chicago, donde se emplazaba uno de sus teatros más famosos, el Stratford Theater. (http://chicago.urban-history.org)

Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.