Aquí se está bien. Puedo soñar tranquilo.
Aquí soy un hombre… y no sólo un paisano.
Aquí puedo ir por la izquierda. Bajo el verde tilo
no hay carteles: está prohibido.Una pelota grande está en el cesped.
Un pájaro picotea una hoja tierna.
Un niño pequeño se mete el dedo en la nariz
y se alegra si encuentra algo.Cuatro americanas comprueban
si Cook tenía razón y aquí hay árboles.
París por fuera y París por dentro:
no ven nada y deben verlo todo.Los niños alborotan por las piedras de colores.
El sol luce y resplandece sobre una casa.
Estoy sentado en silencio y dejo que me acaricie
y descanso de mi patria.
Tucholsky y su continente, peninsulilla de Asia, casi un año después…¡de mi debut! Europa hoy sigue anestesiada por la retórica autojustificativa y se despeña por el precipicio de la miopía política. El sábado por la noche, en una cena de cumpleaños con amigos, salió la cuestión, que antes nos llenaba -la esperanza era la culpable- de alegría. Qué tiempos.
Los apellidos (Mazower, Judt, Madariaga, Magris) pesan ahora más que los argumentos, como pasa en la primera fase del cambio histórico, cuando en ausencia de reflexiones profundas brilla el Bronce. A toda generación le alcanza el regusto amargo que deja el pasado de una ilusión. Que la nuestra fuera Europa no lo acabo de asumir.
IMAGEN: www.dialoginternational.com
NOTA2: Traducido del alemán por J. Jané para Acantilado.
NOTA3: Un paseo por el decimonónico parque parisino.
Nacho S. (@nemosegu)