Según Leopoldo María Panero (Madrid, 1948), poeta maldito y terminal (como lo fueran Rimbaud, Lautrèamont, Blake o Baudelaire) el loco y el preso no es él, sino todos nosotros: los que residimos ‘al otro lado de la verja’. Dicho esto en boca de un poeta que lleva más de 30 años encerrado en centros psiquiátricos, de Mondragón a su residencia actual en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas sugiere, cuanto menos, una provocación sólo apta para maniacos del sopor existencial: Sus poemas son nexos literarios entre el condenado en vida y el condenado a muerte. Reflejos de una equizofrenia que sólo sabe neutralizar a golpe de pluma.
Los dos siguientes poemas pertenecen a su última obra, ‘Mi lengua mata’:
– XLIX –
El poema es la ciencia del esclavo
El saber inútil del esclavo
Que se arrastra como un reptil sobre la página
Y llama inmunda a la vida y maldice el tiempo
Y llama a Dios gusano que se enreda en la vida
Porque la vida es la criatura de Frankenstein
Que busca en vano compañera.
– LI –
El error de escribir y el error de vivir
Porque la vida es una mano torpe que se arrastra sobre el verso
La vida es una torpeza y una borrachera
Y vivir es un crimen y un pecado
Y la Poesía es el arte de saber morir
Y el Hombre es un animal inmundo
Que se arrastra sobre la página
Y escribe como un pecado.
Seleccionado y comentado por Daniel Díaz