Cuando el espacio, sin perfil, resume
con una nube
su vasta indecisión a la deriva…
¿Dónde la orilla?
Mientras el río con el rumbo en curva
se perpetúa
buscando sesgo a sesgo, dibujante,
su desenlace,
mientras el agua, duramente verde,
niega sus peces
bajo el profundo equívoco reflejo
de un aire trémulo…
Cuando conduce la mañana, lentas,
sus alamedas
gracias a las estrellas vibradoras
entre las frondas,
a favor del avance sinuoso
que pone en coro
la ondulación suavísima del cielo
sobre su viento
con el curso tan ágil de las pompas,
que agudas bogan…
¡Primavera delgada entre los remos
de los barqueros!
Ha pasado una década desde que la UNESCO instauró el Día Mundial de la Poesía el 21 de marzo, equinoccio de Primavera. Hasta entonces, la moribunda había sobrevivido más o menos al borde del abismo sin necesidad del mecenazgo explícito -siempre sospechoso- de las magnas instituciones culturales.
Que la poesía es un género frágil, sempiternamente aquejado de una mala salud de hierro, es una verdad con una tradición de siglos. El mito de la crisis es indivisible del oficio; lo único que parece cambiar es la naturaleza de las amenazas que le acechan.
Hoy es difícil encontrar a un hijo haciendo propósito de enmienda sobre su vicio, como hiciera Ovidio ante su padre cuando le espetó aquello de «iuro, iuro, pater, nunquam componere versus». Por el contrario, la lista de agravios contemporáneos es extensa: la superficialidad de la sociedad de consumo, el culto a lo extravagante, la dictadura de lo visual, el triunfo de lo perecedero sobre lo inmortal…
Aún reconociendo que pudiera necesitar de un pulmón artificial para sobrevivir, encuentro muy poco poético que la poesía deba tener un día para celebrarse a sí misma, aunque hoy -es cierto- la excusa me haya servido para resucitar un domingo estéril. 🙂
NOTA: Estos días he vuelto al gran Guillén. Publico hoy su variación primaveral, que viene muy al hilo.
NOTA 2: En estos enlaces encontraréis información sobre actividades del 21-M en varias ciudades: Madrid, Pamplona, Bilbao, Alcalá de Henares…
(Imagen: Sergio Barrenechea / EFE)
Nacho S. (En Twitter: @nemosegu)