‘Aportes’, de Reinaldo Arenas (1943 – 1990)

Carlos Marx

no tuvo nunca sin saberlo una grabadora

estratégicamente colocada en su sitio más íntimo.

Nadie lo espió desde la acera de enfrente

mientras a sus anchas garrapateaba pliegos y más pliegos.

Pudo incluso darse el lujo heroico de maquinar pausadamente

contra el sistema imperante.

Carlos Marx

no conoció la retracción obligatoria,

no tuvo por qué sospechar que su mejor amigo

podría ser policía,

ni, mucho menos, tuvo que convertirse en policía.

La precola para la cola que nos da derecho a seguir en la cola

donde finalmente lo que había eran repuestos para

presillas (“¡Y ya se acabaron, compañero!”)

le fue también desconocida.

Que yo sepa

no sufrió un código que lo obligase a pelarse al rape

o a extirpar su antihigiénica barba.

Su época no lo conminó a esconder sus manuscritos

de la mirada de Engels.

(Por otra parte, la amistad de estos dos hombres

nunca fue ‘preocupación moral’ para el estado.)

Si alguna vez llevó a una mujer a su habitación

no tuvo que guardar los papeles bajo la colchoneta y,

Por cautela política,

hacerle, mientras la acariciaba, la apología al Zar de Rusia

o al Imperio Austrohúngaro.

Carlos Marx

escribió lo que pensó

pudo entrar y salir de su país,

soñó, meditó, habló, tramó, trabajó y luchó.

Contra el partido o la fuerza oficial imperante en su época.

Todo eso que Carlos Marx pudo hacer pertenece ya

a nuestra prehistoria.

Sus aportes a la época contemporánea han sido inmensos.

Imagina, M., que esta tarde, en la Plaza de la Revolución, durante un concierto de mediocres músicos capitalistas (no se si sabrás, el genial se desmayó el viernes) y algún otro con mala conciencia de serlo, que han convenido en llamar Paz sin Fronteras, una persona de entre el público, alguien como tú, o quizá más joven, o más rebelde (es decir, menos Rebelde), se subiera al escenario y gritase:

Ah, cómo asquerosamente me apasiona revolver.

Ah, cuánto apestan los héroes.

Oh, cuánto apestas.

Seleccionado por Nacho Segurado.




5 comentarios

  1. Dice ser lacio

    worst ever

    20 septiembre 2009 | 15:29

  2. Dice ser sosa

    era un gran escritor acosado por todos…

    20 septiembre 2009 | 15:32

  3. Dice ser fatimilla

    me parece muy bien que artistas de todos los paises visiten cualquier país, tanto si sus gobiernos son totalitarios como si no. Yo soy española y todavía recuerdo con gratitud a la cantidad de cantantes sudamericanos que llegaron de Chile, al final de la dictadura franquista, que me abrieron los ojos acerca de muchísimas cosas que pasaban en mi país. la gente no tiene la culpa de que en su país gobierne quien gobierna. A lo mejor cuando sean grandes si, pero mientras son demasiado jovenes, en absoluto. Por eso, completamente de acuerdo con este polémico concierto.

    20 septiembre 2009 | 17:25

  4. Dice ser antonio larrosa

    Pues aunque no lo crean algunoa , hoy seria vigilado muy estrechamente y tal vez vaporizado. Solo hay que dar un vistazo en Internet y vereis que el 99 por ciento no dan su nombreClica sobre mi nombre

    21 septiembre 2009 | 12:14

  5. Dice ser Sonrisa Radiante

    GENIAL!!!!!!S.R:)

    26 septiembre 2009 | 10:01

Los comentarios están cerrados.