‘La restauración de izquierdas’, de Pier Paolo Pasolini (1922 – 1975)

Qué fatiga aprender la libertad

Que ellos aprendieron de nosotros-

Al verlos pensamos en cuán libres fuimos;

Pero se es libre una sola vez en la vida

Y ahora les toca a ellos, sacando provecho de nuestra libertad-

¿De qué les sirve? Esperemos que de nada.

Confiemos en que toda esta libertad no sirva para más que

El día de mañana que con tanto celo es vivido

El día de mañana vivido con el paso

De quien va por las calles nocturnas

O en las hermosas mañanas por primera vez

Con el paso de quien está entre los veinte y los treinta años

Y cree honradamente

Piensa seriamente que su compromiso sirve para algo,

Y, más que convencido, hace de ello una cuestión de historia,

Convencido también de que la historia se cuenta en años,

Que, además, son, ¡afortunado!, los años de su propia vida.

Pero volvamos al uso de la libertad, en poesía

Esa libertad tiene las mismas características que la lucha política,

Se impone inspirando terror; redescubriendo el Deber

-quien inventa tan libremente versos y palabras-

Pero un buen día

Todo se replegó a posiciones ceelenísticas;

Volvió a brillar la luz, insospechable, de la Resistencia;

Los viejos, que fueron tan libres,

Cuando tenían ante sí sus años de vida

Y se tomaban en serio el hecho de que les tocaba a ellos-

Habían sido mientras tanto empujados a la derecha; y allí, humillados

Y ofendidos,

Ahora, con la vuelta del Frente,

Volvieron a alzar su desacreditada cabeza,

Recobraron alguna popularidad, fueron tolerados;

El uso que hicieron de ellos fue menos cínico, fue casi patético;

Se amordazó la pretensión de que debían ser santos

(como los muchachos) y se dieron por satisfechos con que fueran

Importantes

Tampoco fueron ignorados los laureles

Que les otorgó la burguesía,

Al contrario, cuanto más laurel ceñía su cabeza más su cabeza servía

Y aquéllos a quienes la burguesía había degradado

Eran considerados degradados; mejor no dejarse ver con ellos

Los muchachos manifestaron inquietantes analogías con sus padres

Al menos en ese asunto de los laureles, de la degradación

Y de la buena reputación:

La seriedad ante todo.

La Izquierda clásica se prestó a la restauración

Integrando.

Con mucha menos voz en capítulo y pisando

Los pavimentos nocturnos con menos insolencia moralista

O las vías matutinas

Los hijos tuvieron su primera arruga, y la vida

Consumó sobre ellos la primera victoria.

Prescindo de repetir lo que se ha escrito sobre su violenta muerte (“Sporco comunista, fetuso”) o sobre su cine (he visto pocas de sus películas). Pero como de entre su obra poética he elegido un poema inequívocamente político, trataré de justificarlo. Pier Paolo Pasolini fue comunista, sí, pero no un dogmático ni un creyente de la ideología marxista-leninista.

En la Italia de Don Camilo y Peppone, es decir, de la Iglesia Católica y del PCI, mantuvo siempre despierto el espíritu crítico. En 1968, convencido de que los roles de clase se habían intercambiado, defendió a los policías -hijos mal pagados del pobre sur- que eran atacados por los jóvenes estudiantes de clase burguesa con estas palabras: “Tenéis cara de mocosos malcriados y os odio, como odio a vuestros padres cuando ayer en Valle Giulia golpeabais a la policía, yo simpatizaba con la policía porque ellos son los hijos de los pobres”. De eso va, entre otras cosas, La restauración de izquierdas.

Seleccionado y comentado por Nacho Segurado.



3 comentarios

  1. Dice ser libertad, dicen, y duele oírla tan sutilmente censurada

    Y qué fatiga ver que la libertad aprendida se esconde bajo el pupitre y entre bambalinas olvidada por el brillo de las sonrisas de aquellos que de lo libre hacen su divisa para interés de los que rechazaban tras sus pancartas cuando dolía, igual que duele, la falta de cierta democracia.Entre oropeles y demagogias baratas, entre riquezas de altas cunas de lujosas camas, de virtudes falsas, de alzada de miradas, se echa en falta la libertad amarga, la de los primeros pasos contra el barro de las censuras, de los clacismos, de los elitismos fachas, de las injusticias humanas.Cómo duele la libertad cuando es libertad acotada y manoseada por quienes en su alma ególatra no desean la igualada humana.

    12 agosto 2009 | 16:18

  2. Dice ser nianoniano

    He ido a pinchar en «sporco comunista, fetuso», y me envía a la sección de Deportes de El País. ¿Tiene algo que ver el enlace con el tema del post y no me he enterado?

    12 agosto 2009 | 16:19

  3. Dice ser Jose M.

    Pues me parece, que este poema, no esta hecho para la izquierda pijoprogre de este pais.Aun me acuerdo como se escupia a la cara al pobre soldado que hacia guardia en el cuartel en las manifas de insumisos, y conisderaban un trinunfo el hecho de que no moviera un dedo.Es esa izquierda, la misma que hacia piquetes y rompia lunas al propietario de un cafe, la misma que quemaba camiones, la misma que atacaba a las victimas de terrorismo, y la misma que ataco a los parados que se quejan.Pasolini uno de los inventores del Neorealismo ( o era Fellini o ambos ) y sucumbio al Surrealismo, cuando hay crisis moral es igual ser catolico, comunista o giliprogre, el problema no es la definiciion,el problema es no saber entender ni luchar por esa idea, y es lo que le pasa al 99.99% de la sociedad española, siempre he dicho que prefiero tener delante a un nazi, que se que me va a atacar, a uno de estos giliprogres, que cambian de camisa, idea, cuando les conviene, y el dia menos pensado te joden…y encima te miran por encima del hombre, diciendo, quien es este…quien es este don nadie? oye…que no sabes tu, con quien hablas…eso es la España.

    12 agosto 2009 | 17:06

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